La vida de The Raymond Brake fue muy corta. Tan corta que se resume en este bestial disco que condensa en 13 piezas la maestría de esta banda de Carolina del Norte, que como otros paisanos de la zona como Superchunk o Polvo te llenaban de guitarrazos acompasados por un buen manjar de melodías.
Así de claro lo tenían desde que empieza a sonar "Philistine" o ese pepinazo de explosión garantizada llamado "Fifthy lucre". Andy Cabic y sus chicos tenían la enorme cualidad de realizar aportes instrumentales repletos de islotes de tranquilidad ("Shooting in the park"), junto a mordiscos de emocore de ese que te llega muy adentro, ("New wave dream").
Y cuando sus canciones de por si no muy largas, se convierten en temazos de diez minutos como "Laying down", nos encontramos con una potencia siempre controlada de electricidad que parece querer no contenerse, pero que vive apagada entre las sombras de unas guitarras que escuecen.
Banda oculta y de necesaria recuperación, no se rasgaban las vestiduras si tenían que vestirse de vaqueros ("The long sleep"), aunque lo suyo siempre sería el indie rock doliente como encontramos en "Dolley madison".
"Slink moss", los emparentan con combos como Sunny Day Real Estate, y los catorce minutos de extrañeza del final con "Visit to Bedlam", no hace más que afianzar un sonido que pasado tantos años sigue impactando como en esa gloriosa etapa irrepetible. A gozarlos pues.
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