Como suenan Vulk. Este tercer disco de los bilbaínos, desde que empieza a sonar la contundente "Hamar lagun baten kontra", viene a quitarnos el mono que nos dejó Lisabo en su día. Post hardcore que mira a Fugazi, desde una colina llena de rabia, estridencia y una potencia instrumental de esas que sacude y reparte estopa a diestro y siniestro.
El disco lo grabaron en directo y en analógico, y la verdad es que el resultado no puede ser más fructífero. "Amodioa kartzelan" con esa aparición fugaz del saxo en medio de una marabunta de sonidos angulosos, de melodías difíciles. O "Gaua eta odola" y su espíritu punk indomable en cada segundo de una canción desbocada y tremendamente adictiva.
En "Mailua" derrapan electricidad a base de himno repleto de distorsión y calorías agitadoras. Y en temas como "Laguna" donde se ve la capacidad de Vulk de agitar la coctelera de la rabia, de vivir en calma para atacar la tormenta, de esos torrentes de lluvia electrificada que azota los humores de una intensidad que perfora.
No hay más que parabienes para Vulk, después de dos buenos discos, este "Vulk ez da" es una oda a a la resistencia ("Militantzia sutsua"), un vaso de un licor bien fuerte que penetra y seduce, que es una telaraña que mecida al albur del viento, resiste las acometidas del clima con una fiereza repleta de matices ("Etsai, orpoan").
El viaje acaba con el tema que titula el lp. Otra muesca más en la bien armada arquitectura musical de unos músicos que han elaborado uno de los mejores discos del año de por aquí. A disfrutar toca pues.
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