Esta banda inglesa de Leeds, siempre supo que lo suyo nunca iba a ser la alegría. Todos sus discos ( y tienen unos cuantos), son cantos de desesperanza y tristeza, son una amalgama de rayos de sol que dimiten de su calor para volverse de repente frío.
Este "Silent hill" forma parte de la inmaculada discografía de un grupo afiliado por su pena enorme al slowcore como vemos en la inicial "The cost of living", y que nos arrastra sin poder decir nada, con su folk oscuro ("Close enough to tears"), a lugares donde la luz es solo pecado.
Temas que suenan siempre lúgubres ("Clean linen sheets"), o como la que titula el álbum hace que te dejes llevar por un bostezo imposible de parar. Lo de Dakota Suite no es ninguna impostura. Duele de verdad. Y si no, ponte un par de veces seguidas "A view of the sea", y me dices como se te queda el cuerpo.
El tren y la trompeta suenan en "Riverside", y el calor de fuera, el que te deja sin sentido, se para frente a la barrera de las lágrimas, o de un recuerdo agrio que vuelve de repente. "Raining somewhere" es otro catálogo de sonrisas que se reparten en días de difuntos, y "Morning heavy", nos muestran la capacidad que tenían Dakota Suite de llevarnos a estados muy sinuosos de conciencia.
Dakota Suite, una fábrica de emociones, un teatro de sueños concisos que van y vienen, música tranquila, con alma para que te sumerjas en días de vino y rosas necesarios para el fragor de la batalla del vivir.
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