domingo, 14 de noviembre de 2021

THE BEVIS FROND. "Little eden" (2021)

 


Atención todo el mundo,  atentos,  que estamos ante uno de los discos del año. Porque un disco que no puedes parar de ponerlo, donde sus canciones se te clavan cada vez que lo escuchas, merece estar en lo más alto del podio. Y es que pedazo de grabación nos ha regalado Nick Saloman y sus chicos.

Y no hay que esperar mucho en este doble disco para que se dispare la fiesta de melodía y distorsión. "Everyone rise" es como para que tus pelos de punta se mantengan firmes y uniformados tras esta hecatombe de melodía que remite a Dinosaur Jr pero a la manera de The Bevis Frond. 

Una banda que lleva en activo desde finales de los 80 y que no ha parado de producir temas para la historia. Y aquí hay una buena ristra de ellos. 35 años que llevan y parece que fueran chiquillos. Que sonido de guitarra en "And away we go", y que aires mods lleva "Brain fatigue" en su cabalgata. Pero cuidado con Saloman cuando se pone burro, porque te encuentras de bruces con ese mazacote indie que es "You owe me" y te echas a temblar. 

Y cuando se ponen tierno, suave como una seda sideral, hacen cosas como "They will return", para a continuación darle duro con "Find the mole". Que sonido de guitarra crujiente que suena en "Do without me" y que pedazo de himno es "The man in the garden". 

Aquí no hay desperdicio, aquí no hay canciones de relleno. El doble disco es ampliamente disfrutable de principio a fin con caramelos envenenados del tipo de "Cherry gardens", o pasotes que nos remiten a la mejor época de Teenage Fanclub, como "Numb in the head". 

Mi favorita es lenta y se llama "There's always love", pura sensualidad que escuece y duele a la vez que te penetra bien adentro a las primeras de cambio. Como la que titula el trabajo, con un estribillo de esos que puede romper el corazón mas duro. "Here come the flies" es otro cambio de registro con disparos de guitarra, como "Pasted all over" y su inocencia venenosa. 

Neil Young se asoma en bastantes ocasiones como en "My own Hollywood", y para el final, la traca definitiva esos diez minutos de "Dreams of flying", donde es la psicodelia la que se enmascara con un potente motor eléctrico. 

Lo dicho, no os perdáis este pedazo de lp, de lo mejor que ha salido en este año que se nos acaba. Nitroglicerina pura melódica, radiación de la buena, artesanía como la que antes se hacía. 



1 comentario:

Juanjo Mestre dijo...

A pesar de ser doble, se dispara la fiesta de melodía y distorsión. Cada día me gusta más. Un abrazo, kamarada.