Curiosos estos canadienses llamados Holy Fuck. En este su tercer trabajo, se decidieron comenzar por una introducción de esas para abrir aperitivo, la brumosa "MD", para a continuación atizarnos la cabeza con una especie de mezcla de funk, electrónica y mathrock, "Red lights". Vaya puntazo, como suenan.
Ya habían antes dando la nota con su sobre todo interesante primer disco homónimo sacado en el 2005. "Latin king" es una fantasía, un combate rítmico entre Matt McQuaid al bajo y Matt Schulz a la batería. Teclados de fondo y un juego de luces atrayente y colosal. Si, la cosa funciona a las mil maravillas.
En "Stay lit" parecen una banda de indietrónica, para volcarnos con ellos con "Silva & grimes", en la mejor de todo el disco, son su sonido espacial, krautrock futurista que suena como un cohete con sus crescendos agitados y su turbina de motor para no parar de mover los pies. En directo tienen que ser la ostia.
Vuelven a la pista de baile con "SHT MTN", para en la traca final de "P.I.G.S." sumergirnos en un huracán de frenesí constante, tecnología repartiendo estopa, pulso al limite, la tensión que se evapora entre un martilleo que no cesa.
Holy Fuck, un ágil experimento de nociones básicas de entretenimiento para las masas más adictivas a sediciones varias. Un puntazo.
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