Oyendo a Minus the Bear, siempre me viene a la cabeza esa otra banda injustamente olvidada que fue Karate. Ambas se enfrentan al concepto de rock independiente saliendo de los márgenes trillados, y ejerciendo a su manera un idioma propio, con aristas, buena instrumentación, y sobre todo pegada.
Este fue el segundo trabajo de la banda de Boston, donde desde el principio lo tienen claro, con la inicial "The game needed me". Melódicas, rock sin apretujones, ecléctico y con sentido de la oportunidad. "Memphis & 53rd" suma a lo dicho un buen conjunto de arreones guitarreros, para que la contundencia tome al asalto los minutos.
Hay teclados que no sobran ("Drilling"), y una correoso actitud de transitar por arrecifes donde predomina la actitud del grupo de colapsar estilos: unas gotas de mathrock para todos los públicos, ("The fix"), tranquilos pasajes austeros donde la electrónica prima ("El torrente"), o rock en voz baja con reflejos de distorsión siempre controlada ("Pachusa sunrise") y hasta se acercan a algo parecido al grunge en la aguerrida "Michio's death drive".
El disco discurre con espasmos guitarras ("Hooray") y efectivas catarsis de inflamación emocional ("Fullfill the dream"), que siempre aportan excusas para que el álbum transcurra en un vaivén de sonoridades que nunca cansan.
En 2014 sacaron su último largo, "Lost loves", dejando un montón de sensaciones de banda como suficientes recursos como para pararse en ella.
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