Si el verano pasado fue el que adquirí la caja con todos los discos de Surfin Bichos más DVD, éste es el que Fernando Alfaro ha conseguido regar mis minutos de escucha con su particular laguna sanguínea, en este portentoso trabajo que a modo desenchufado nos da una oportunidad a los completistas para continuar visitando perreras imaginarias en busca de ese can abollado que se perdió a la vez que nuestra juventud.
Y además Alfaro nos regala 4 temas nuevos, de esos que ya forman parte de ese torrente creativo al que nos tiene acostumbrado. "Dominó" es espeluznante, dramática, triste, desesperanzada, ley de vida. Y es que lo que cuenta Fernando se te queda largamente en la retina del corazón. El otro día, después de cenar, acabando la copa de vino, salí a la terraza y me impregné de tristeza, de recuerdos, de ayeres imposibles de verificar por la concreta especulación de los años. "Dominó" sonaba mientras intentaba imaginar su historia, la nuestra, el desenlace de la experiencia, las tragedias cotidianas.
"Barbaridades" es otra maestra joya alfarista, como la que titula el cd, donde el espectro del colega finado se marca un foxtrot de recuerdo, de presencia, de luz, como no, en las entrañas. La última nueva, "Trozos de un día", es porcelana y ternura, delicadeza y aspaviento. Como cuando Alfaro canta y se empieza a rasgar la pelusa del cielo. Te quedas boquiabierto y vuelves a darle al play.
"Fotógrafo en el cielo" esta representado de maravilla. Cuatro balas. La desgarradora y aqui folk "¿Qué clase de animal?", "Un alud de septiembre", (que es como cuando la escuchabamos en el coche del humo pero en intimidad, rasgando nuestra vehemencia, empapándonos de lírica violenta), "Mi refugio" con aires country, ukelele del alma y "Siempre lo mismo", rutilante y espectral.
"Saariselkä stroll" de su lp "Saint-Malo" con banjo del amor da paso a la hermosa "Harto de tu amor" de "Hermanos Carnales", otro puyazo en medio de la soledad extrema. Mil sonrisas he fabricado cuando me tope con "Fuerte!", quizás el mayor hit de la carrera de Surfin Bichos, aquí convertida en una pieza de miniatura que da paso a otra chuchada, "Magic".
Asi es "Sangre en los surcos", un festival de arrobo, locura, un pasaporte hacia atrás en el calendario, un boceto donde Fernando no ha querido apostar por el continuismo y nos ha llenado la boca de luces, palabras, oratoria profunda, y sobre todo mucha melancolía ("Ricardo ardiendo").
Luego me pongo "Mi anestesia" y entro de lleno en un filón de voces que van y vienen, de ecos que quedan en las paredes de la memoria. Se hace agradecer la aparición de canciones como "Su mano sobre la mía" o "Qué condenamente negra", arrolladoras por su impetu y su fuerza.
Me he puesto ya tres veces seguidas la reinterpretación de "Gente abollada" (puro Johnny Cash) y esa firma en un cirro que es "El último día que me verás". Sin palabras. Con este "Sangre en los surcos" ya tenemos munición este verano para pasar los ataques de nostalgia con una buena bebida enérgetica, con un gran plan de sueños imprecisos, de canciones que no caducan. Grande Fernando, grande.
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