Como me he divertido con la escucha de este primer disco de Baroness. Lo de Georgia, desde que empieza ese trallazo titulado "Rays on pinion", no paran de deconstruir el metal, usándolo a su antojo. No, Baroness, no es una banda de postmetal como Isis o Today is the Day. Lo suyo se acerca a un vuelo imaginativo con alas que aguantan alientos demacrados, visiones superlativas.
"The Birthing" es otro puntazo repleto de electricidad y vapores metaleros, como la inspirada "Isak", potente y trepidante, una muesca de veneno y ácido, un susto que no se te va del cuerpo hasta que entras de lleno en la psicodélica "Wailing wintry wild".
La cosa se tranquiliza en la casi folk "Cockroach en fleur", para en la siguiente "Wanderlust", volver a la épica, en un himno que desborda por su intención de catarsis, nigromante aspavientos de luces que seducen e inquitan, instrumentación para quitar el hipo.
Lo que más me gusta de Baroness es la sensación que provocan de sorpresa. De que todo puede pasar con ellos. "Aleph" se acerca al post metal, con esa sensación de calma mentirosa que te arropa y te hechiza para al poco rodearnos con su inquina malsana.
"Teeth of a cogwheel" es una vesanía brutal y "Grad" la que da por terminado el disco, la mejor del lote, es otro salpullido que juega con la guitarras a sedicción y tensión total. Maravillosa melodía, colosal puesta al día de un metal que es de todos menos aburrido. La última noticia que tuve de ellos fue el también incendiario "Purple" (2015). Metal para los que no somos metaleros. Una joya, este "The red album".
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