Podemos afirmar sin motivos para equivocarnos, que Flyying Colours es uno de los grandes grupos que nos ha dado la escena Shoegazing en los últimos años. Ya vimos sus costuras, en el primer largo de los australianos, "Mindfullness", y este "Fantasy country", viene a confirmar que la verdad es que lo suyo no va de farol.
"Goodtimes" es un perfecto inicio de burbujas de feedback que da paso a la mejor canción del disco, "Big mess", shoegazing de pop inmaculado, catarsis que no se refrena, un caramelo brutal. Aquí no hay relleno, aquí todo es una delicia fiesta de luces que se encienden y se apagan ("OK"), donde por debajo de la puerta de tus oídos aparecen las referencias a The Cure ("It's real"), o caricias de psicodelia que recuerdan a Ride, como "White Knuckles" o "This one".
Lo bueno para la supervivencia y la fiabilidad de un género, en este caso el shoegazing, es construir sobre lo edificado con dosis de personalidad propia, para que lo que nazca sea una ventolera de aire expansivo ("Eyes open"). Y Flyying Colurs saben navegar de una manera soberbia con sus maneras tan particulares de sumergirnos en ebulliciones brillantes.
"Boarding Pass" tira de psicodelia de esa trotona y minimal y pone el colofón a una disco de esos que te cautivan por su propuesta, por su melancolía, por el hechizo de sus fundamentos sónicos.
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