La verdad es que desde que empieza a sonar la primera canción del disco, "Window", se nota la influencia que tuvo en la gestación del álbum, el ser grabado en los estudios de los islandeses Sigur Ros. Leve, lírica, tranquila, como una especie de Explosions in the Sky en posición slowcore. Aquí no hay distorsiones. Pero sí mucha emoción.
Y es que el grupo de Jimmy Lavelle, en sus ochos discos, dejaron buena muestra de como sirviéndose de espacios medio electrónicos, juntos a suspiros de post rock ("Thule"), se podía agitar la coctelera consiguiendo buenas canciones instrumentales para disfrutar.
Como "On your way" y su ligereza expansiva, o ese himno llamado "Twentytwofourteen", pura adrenalina para el corazón. En "Over the pond" es cuando más se parecen a Sigur Ros, vamos que parecen calcados. Aquí si que meten voz. En "Another day (revised)" se te esconden en el bolsillo para acompañarte en esos paseos para meditar que te das cuando no quieres ver a nadie.
Triste es "Streamside" y "Eastern glow", la más especulativa del lote, dan buenas señales de lo que le gusta eso de jugar con la tecnología. En conclusión, una buena banda The Album Leaf que nunca nos aburrió con sus trabajos.
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