Ahora que no hace mucho pasó por Discos Pensados, el magnífico y juvenil disco de la banda de Mac McCaughan y sus chicos, toca poner el retrovisor en funcionamiento e irnos hasta al 1999, donde encontramos este encontronazo (una vez más) de pasión, desborde guitarrero, melodía y agitación.
Jim O'Rourke fue quien se encargó de un trabajo que se mueve a la maravilla entre la excelencia tierna y ronroneante y los avispones de guitarras, como las dos primeras gemas que abren el disco, "So convinced" y "Hello hawk", hasta con violines jilgueros.
Hasta Bob Weston, de Shellac, se pasa por "Come pick me up" con su trompeta, para meter ruido en esta gran fiesta que siempre son Superchunk. Maravilloso power pop es "1000 ponds", y "Good dreams", es un disparo en la frente de punk teenager marca Chapell Hill.
Oír Superchunk es padecer el síndrome de Peter Pank. Con ellos parece que aun tengamos 20 años. En "Low branches" suenan juguetones, trastadas de distorsión, luminarias de estrellas relucientes, para estar contentos cuando llama la tristeza.
El séptimo disco en la carrera de Superchunk fue un suma y sigue de altura como corresponde a una carrera sin baches. Te rompen el corazón con "Smarter hearts" y en "Pulled muscle" contiene en sus tres minutos toda la esencia de un grupo que de una forma magnífica siempre ha conseguido una cohabitación perfecta entre ruido y melodía, ("Tiny bombs").
Superchunk, una delicia, un secreto que todos deben disfrutar, un maremoto de sueños, una radiación necesaria para compartir.
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