Este fue el tercer disco de esta banda de Montreal, nacida al albur de la comuna que se desarrolló alrededor del grupo Godspeed you black emperor! y sus miembros. En Hrsta, con músicos del colectivo principal, tenían las cosas muy claras desde sus primeros pasos.
Así lo dejan claro en sus dos primeros largos, y en el inicio del disco, con "Beau village" donde se nutren de un desarrollo instrumental que nace de la experimentación y el post rock, como hippies arraigados rodeando una fogata mientras proclaman vísceras y exputos contra el sistema atenazante.
"The orchard" es una geiser de tranquilidad, es un mar de hidrógeno de suavidad, que vive entre sombras, folk apaciguador, tensión siempre sometida al capricho de un sinfonismo de las cosas cotidianas. Todo el disco es un volcán en coma, un batallón de cirros que se desplazan por el cielo buscando sacudidas nerviosas de agua.
Escucho "Hechicero del bosque" con sus ocho minutos largos, la que más se aproxima a todas las banda del sello Constellation, casi todas cortadas por el mismo patrón. Ahora, ya paso su hora, pero en su día eran como el radar donde se emanaba las corrientes más fructíferas del post rock de la época.
La enigmática "Saturn of Chagrin" da paso casi al final del cd a la extraña "Kotori", marca de la casa, donde la banda sigue a lo suyo, entre humo, vapor y sofismas, en busca de la épica perfecta, con cromatismo de color absorvente para dejarnos seducir por esta expansión tan personal de los sueños y las pesadillas.
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