Me gustan Dolores. Me gusta porque el cuarteto, con la estimable voz de Teresa Cobo al frente, han sabido transmitir andanadas de after punk con pinceladas ruidosas, con vistas al pop naif de unas Stereolab cabreadas, con una actitud punk beligerante y creible.
Me gustan porque desde "Cortafuegos" saben hacerse querer con su veneno ponzoñoso que en "Fiebre de" se toma su tiempo para desquiciarnos con su feedback amable. Tampoco cuando bajan el volumen de su rabia y suenan más indies, ("Cocodrilos de Marfil"), fallan en intensidad y pegada.
Los madrileños no se arrugan y saben convertir su adoración por The Cure en bellas postales enfermizas de dolor sin cauterizar: "No hay lugar". "Temblor" es crudeza densa al filo de la navaja, caras doloridas, surcos de terciopelo.
"KDR" es casi Pixies y "Las estructuras de las revoluciones cientificas", tiene garantias aseguradas para con su distorsión flexible seducirnos para darnos la puntilla con ese pedazo de hit que es "Nicho/loft", donde también son evidentes las influencias de Francis y los demás duendes.
Me gusta pues Dolores, les doy mi beneplácito para que sigan arrullando su mala baba contra mis oidos.
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