En toda la dilatada y muy recomendable carrera cinematográfica de David Lynch, la música siempre ha jugado un papel importante para describir los estados oscuros, decadentes, surrealistas, de sus films. "Twim Peaks", "Terciopelo azul", "Corazón salvaje" o "Mullholland Drive", poseen un influjo musical donde las imagenes de este genio se mueven en los laberintos tan bien trenzados que nos deja para que nuestra psique se deguelle por momentos en sus largas y venenosas obsesiones.
De todos también es sabido las ganas que tenia el bueno de David de con su nombre, embarcarse en proyectos donde dar salida a sus gustos musicales. "Crazy clown time", (con la ayuda vocal de Karen O), es pues una prolongación de sus films que no pierde fuelle, y si desgrana en su largo minutaje volutas de noche siniestra.
El blues cósmico de "Pinky's dream" es una buena manera de comenzar. La voz tratada de Lynch en "Good day today", construye un espejo de electro para danzar entre neones sin vida. "So glad" es blues descompuesto, sin armazón, frio, futurista, intruso.
"Football game" podria estar en la BSO de cualquiera de sus locuras y "I Know" es para engalanar club de esos de carreteras perdidas, donde el diablo ha llamado a las sombras de Diamanda Galas para extenuarnos hasta el paraxismo.
Me encanta la lentitud grave de "The Night bell with lightning" y en "Stone' gone up" su aire decadente, añejo, cargado de toxinas para no creer jamás en las volutas enfermas del genero humano. Asi es David Lynch, consecuente hasta lo máximo con su grado de exigencia como director y músico. Lo suyo es una apuesta todo o nada. Yo, desde su "Cabeza borradora", encantado de perderme y saltar al vacío con su música y sus films. Si algún dia nos tenemos todos que volver locos, que sea de la mano de este pistolero de almas.
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