No hay que tardar mucho tiempo. Tan solo escuchar la segunda track del disco, "Corncrakes", de esta cantautora londinense, para aparecer ante nosotros el espectro rejuvenecido de Jeff Buckley. La misma intensidad, la misma pasión, una voz de esa que te perfora las entrañas.
Y es que este su primer disco tras algunos sencillos anteriores que nos pusieron sobre su pista, es todo un catálogo de esencias para que jamás olvidemos lo que supuso para la música la aparición/desaparición del malogrado Jeff. El tono de Anna es de elegía, acompañada a veces con un engranaje y estructura casi rock ("Dead pursuits"), y otras con una especie de folk de hielo de ese que te deja sin palabras ("Bedstuy").
Anna B Savage tiene todo para que nos fijemos en ella en el futuro ya que en el presente ya tenemos un hueco donde habitan esos susurros mecidos por una guitarra como en la extraordinaria "Baby grand", o caernos de espaldas con esa tensión que quiebra cielos en "Two".
Si buscas un hit para tus tristezas eventuales, tomate un trago de "A common tern" donde acomete sin piedad un salmo repleto de tragedia y electricidad contenida. Otra isla donde arrimar tu barco es "Chelsea Hotel=3", casi un spoken word de margaritas.
"Hotel" y "One", cierren este primer lp a lo grande, para confirmar que los días esos aciagos de lluvia llorera en tus cristales, cuando tu ánimo percute recogimiento y apatía, canciones como las de Anna vienen a ti para acariciarte el corazón. Y es que los fantasmas como los de Buckley viven en una eternidad perenne; a caballos de un ayer brillante y un presente que escucha a los lejos las trompetas de Jerico.....
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