Suena "Chismiten", la canción que abre el disco de este guitarrista tuareg, y la verdad es que no sabes donde meterte con esa marabunta de electricidad que explota entre goznes sincopados, en un África que vomita distorsión, rabia y furia.
"Afrique victime" es el sexto disco de su carrera, y el primero en el label indie Matador que sirve como onda expansiva para dar a conocer la enorme labor de este tuareg con el alma desbocada. Porque desbocada es la imagen mántrica de temas como "Taliat", y enorme el homenaje del guitarrista que en "Ya habibti" rinde al musico nigeriano Abdallah Ag Oumbadagou, con otro himnos de esos para que te sea imposible quedarte parado.
En otras canciones de "Afrique victime" lo que predomina es la calma que no se tuerce el brazo por la cantidad de motivos para estar siempre enfadados. Caricias espirituales, escozores inmediatos que te dejan embalsamado en una ola de prudencia interior, en un siseo de luces que no mienten. "Tala tannam" es buena muestra de ellos, como ese portentoso coro que en "Asdikte Akal" te llena la cabeza de ritmo.
"Layla" también transpira oxigeno de cadencias que te absorben y te marean entre oasis de suavidad fugaz. La mejor sin duda, la que titula el cd, con esa serpiente guitarra que parece tener voz propia en siete minutos de celebración total.
Unos de los mejores discos para llevarte este año al lugar donde vayas de vacaciones, un racimo de sonoridades que son de un frescor que apabulla. África de nuevo habla, y la verdad es que es toda una celebración.
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