Con tan solo el inicio radiante y atmosférico de la primera canción del disco, "Continuos hit music", te ves impelido a seguir la travesía de la escucha del que fuera el quinto disco de este grupo de Austin, que nos dejó como legado media docena de razones para perdernos en su post rock sentido, en su slowcore edulcorado.
Música sinuosa, instrumental a ratos, con la voz de Andrew Kenny que te lleva por lugares de calma, repletos de reflexiones largas, de susurros que combaten la apatía con luces que no se apagan ("Hard to find").
"Come home baby Julie, come home" es un himno en toda regla de delicadeza incorruptible, pulsiones que se agitan en un marasmo de volutas de tranquilidad, los instrumentos apenas levantan los pies del suelo, todo lleva a la sedución, al puro disfrute.
Todo suena calmado en The American Analog Set, acompañado de xilófonos, una leve electrónica que sirve para dar cuerpo a un montón de sensaciones de ligereza que te acuna entre duermevelas palpitantes ("You own me"). Hasta cuando suenan más eléctricos como en la colosal que titula el cd, no pierden la compostura de grupo planeador.
"The Hatist" es la más elaborada de todo el trabajo y en "Fool around" consiguen afianzar el hechizo que comenzó con el tema inicial. Banda a recuperar, repleta de prestaciones para pasar un buen rato de silencios necesarios.
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