domingo, 4 de septiembre de 2016

ANTONIO VEGA. "De un lugar perdido" (2001)


Esta semana no ha sido buena. El miércoles se me fue un familiar muy querido (prima hermana, hermana en mayúsculas). En su plena juventud (somos viejos cuando nos sentimos como tal), ese asesino criminal que se llama cáncer, se la llevó en dos meses.

Está crítica va a ser distinta. Van a sonar las canciones de este buen disco de Antonio Vega, "De un lugar perdido", como murmullo que quiero dedicar a la que se fue. Antonio parecía que iba a empezar a volar cuando en el 2001, editó este disco. Margarita, su mujer, hacía de musa para sus arpegios de dolor, para sus ojos siempre entre sombras.

Así suena "Estaciones", vital y vigorosa. Asi quiero recordar a la que hizo las maletas y se marchó. Vivía en esa región donde todo es extremo y duro. Donde hasta las rosas nacen con escayola. Por eso es tan importante lo que hizo en vida. En una tierra donde el cacique y los siervos van de la mano, ella se propuso que la rebeldía iba a ser su bandera, su condición.

A todo el que lo pasaba mal ayudó. Fue el estandarte del desahuciado, del que no tiene nada. Nadie la paraba, Asi era ella, un volcán que no dejaba de rugir. Un fenómeno que nadie podía detener. Ahora Antonio entona "A medio camino": "Para morir viví, muero por estar vivo". Los fantasmas  mi prima los destruía con la insolencia del quien ve a su lado tantas desigualdades malditas, tanta afrenta del que que más tiene, regocijo de las injusticias.

Joder que pena. Sí, cuando la vi en la caja que la lleva al reino de los dioses sin Dios, me parecía que se iba a levantar para convertirnos a todos en un grito que todo lo silencia. Ahora escucho "Para bien y para mal", acústico Vega, maracas de depresión, esperanza por que su amor le abrió la puerta que en el año 2009 se cerró definitivamente.

La muerte es así de cruel e injusta. Regala a los torturadores de la felicidad años de gracia y gozo, y se lleva a esas flores que hacen de los jardines lugares para visitar, aunque el invierno intente implantarse en el mapa del rocío y los olores. Es lo que hay. No podemos hacer nada. La que titula el disco, mi preferida, es puro pop para enrocarse en tus ratos de ensimismamiento.

Me hubiera gustado que la distancia no hubiera sido tan grande entre los dos. Apenas 240 kilómetros. Las veces que nos llamamos para decir que si, que al siguiente puente estariamos por allí. Ahora ya cuando vaya,  no estará. Me tendré que conformar con ponerla algún flor en el sitio donde nada se mueve.

"A trabajos forzados". Lenta y bella, letanía para que la voz de Antonio se eleve hasta las nubes como un delfín impertinente cansado de tanta agua. Ella también nunca se conformó con el estado pútrido de las cosas. Toda la gente de bien del lugar donde también nació quien me dio la vida, se reunió para decirla adiós. Todos sabían lo que había hecho, a la gente que había ayudado jamás sin pedir nada a cambio. "No creo en más infierno que tu ausencia", musita el desaparecido Antonio.

Está crítica nace del dolor, de la pena, como una homenaje con corazón a una bella persona que se fue, que nos dejó desconsolado y sin palabras. Antonio ha puesto su música para mis dedos, para que en esta tarde caliente de domingo de septiembre, dedique mis palabras a una estrella que siempre navegará en los cielos para que sigamos su estela. La revolución, la revolución pendiente que ella nos dejó por hacer.....


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento mucho amigo Carlos. Un abrazo grande, hermano

Gus dijo...

Soy Gus, no me di cuenta y salio como anonimo. Otro abrazo grande

Juanjo Mestre dijo...

Siento mucho lo de tu prima, apreciado Carlos. Con esa noticia todo es más insignificante pero sabes (sabemos) que esa estrella que navega por los cielos hizo una obra maestra titulada "De un lugar perdido". Gran abrazo.

Carlos dijo...

Gracias amigo Johhny. Asi es la vida que nos ha tocado vivir. No somos conscientes de su levedad hasta que no vemos la muerte de alguien cercano. Es entonces cuando nos ponemos a pensar en que esto es todo una puta loteria. Nos queda la música, los amigos, el cine, los libros, los hijos... la vida. Un abrazo fuerte