Música ambiental. De esa que flota entre hipnóticos sonidos lineales, ondas expansivas que aquí se agarran a la floresta que acaba por llenar de estío el bosque de los sonidos cargados de incisivos mantras para un ratejo de paz.
Marsen Jules, artista que le gusta flotar en lo etéreo, compusó estas seis gemas donde los acordes orquestales se difuminan en medio de un maremoto de sensaciones que persiguen la quietud. "Fanes d'autumne" es una escalada por la colina de la introversión, piano y secuencias de música para cabalgar silencios.
"De la mort d'un cygne" es minimal, agónica en la certidumbre de un ambiente sobrecogido por la devastación. Baja la tensión cuando oímos "Aurore" donde te puedes imaginar un paisaje de henchida naturaleza poblada de ritmos de sosiego.
Las cuerdas y la densidad musical vuelven a asomarse en "Aile d'aigle", región ignota donde con pocas notas se fabrica una mermelada íntima de desolación interior. "Tous les coeurs de cette terre" y "Chanson du soir", son el epílogo de esta letanía de sabor íntimo que hará felices a los seguidores de Eno, Gavin Bryars, y compañía.
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