Con este disco de siete canciones se despidieron esta grandísima banda alicantina, que en sus cinco discos dieron suficientes muestras como para ser uno de los mejores grupos de post punk que ha habido por estos lares.
Canciones que son como dagas venenosas, como "Leoncio Badia", con su oscuridad militante, con sus escozores de himno, o "Mundo real" con ese punteo de guitarra que nace de Joy Division, principal influencia de una banda que nunca nos defraudó.
"Joven guardia" vive de las sombras de Killing Joke, y "Los niños" es puro divertimento ochentero, más cerca de Parálisis Permente. Una delicia a los que seguimos el post punk, Futuro Terror. Sus maneras nos provocan brío y sedición.
"Kurdistan" y "Redimió su condición" son otros artefactos de explosión inmediata que dejan desolado el pasaje, batalla de suspiros íntimos, noche eterna. Para terminar el disco y su disidencia discográfica, "La miseria", punto y final. Siempre nos quedará la oscuridad.

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