A todos aquellos que les guste Deerhoof, The Curtains les alucinará. Uno de sus miembos, Chris Cohen es la parte mas visible de este combo americano, que repite, casi calca, la magia pop de Deerhoof. Y la verdad que el experimento funciona.
Son canciones miniatura que van desde lo naif de "Go Lucky" a los arreones siempre controlados de "Green water", pasando por vacaciones en playas destartaladas, dejadas al albur de algún viento orate, o de algún recuerdo lejano ("Wysteria").
El grupo seduce con sus coordenadas de pop misterioso, especulando con cadencias de otras época ("The Thousandth face""), o cargando las pilas con fantasmales aspavientos de niños malos, como la incomoda "World's most dangerous woman".
Cuando se ponen a hilvanar sus cuerdas, les sale un espasmo divertido ("Tornado traveler's fear"), y si son los teclados los que te elevan hasta nubes de espumas divertidas ("Old scott rd"), no puedes más que festejar este acontecimiento que pule sonrisas.
Temas de cortada duración, esbozos que reparten al azar por unos cuantos minutos tirados al lago de la gracia y la alegría ("Brunswick stew"). Y es que funciona a la maravilla estas astillas en el lucero de los días buenos ("Spinning top").
Tras 6 discos en 6 años, y siempre bajo la poderosa sombra de Deerhoof que quizás les impidió llegar más lejos, "Calamity" es una buena muestra de como ejecutar una esmerada artesanía pop.
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