martes, 10 de abril de 2018

DOMINIQUE A. "Toute latitude" (2018)


"Toute latitude" es el primero de los discos que sacará Dominique A en este 2018. El segundo, más intimista y tranquilo aparecerá en octubre. "Toute latitude" es el lado inverso, un baúl donde el músico de Nantes tiene almacenado un buen montón de sonidos electrónicos para dar un viraje a su carrera.

Porque eso es lo que no encontramos en este cd. Y es por eso mismo sus canciones requieren más paciencia de lo que nos tenían acostumbrados. Lejos ya de tensiones de rock como "Auguri", el músico francés cada vez se le ve más a gusto intentando esparcir sonoridades, probando elixires distintos para seguir vivo, explorando contextos y texturas.

Y tengo que decir que la cosa funciona, pero con cautela.  Que a pesar de lo que cuesta su escucha, al final  te convence con maravillas de porcelana como "Cycle" o "Désert d'hiver". En este disco los centauros y las sirenas campan por sus anchas por una orbe de lírica y flores con drama.

El tema que titula el álbum es una joya fabricada con esmero en un taller donde el recurso de la música electrónica ocupa un lugar importante. Porque es cuando te enfrentas a sonoridades como las halladas en "Les deux côtes d'une ombre", cuando compruebas que Dominique A se ha caído del caballo de las guitarras. Y bueno, uno tiene sus preferencias. Trabajos suyo como "Remué" o "La mémoire neuve", los tengo como mis favoritos. Pero lo dicho en el principio del artículo. El tiempo pasa y mister A. se ha propuesto que no le encasillemos.

En una entrevista reciente hablaba de proyectos futuros para realizar algún disco de ambient, world musique, y lo que se le ponga por delante. De momento queda refugiarse en dentelladas de teclados como en "La mort d'un oiseau", ecología tecnificada, clorofila de neón, pulsiones que barruntan experimentos y riesgo.

Mi favorita, "Aujourd'hui n'existe plus". Quizás porque me recuerde a esos medios tiempos que con tanta elegancia y melancolía Dominique A tiene a bien regalarnos con su poderosa voz. Aunque en ocasiones ("La clairière", "Enfants de la plage") se le va la mano con tanto sonido electrónico, echando a perder esa capacidad tan suya de sobrecogernos.

Me quedo con canciones como "Lorsque nous vivions ensemble", o fogosidades donde de nuevo su voz es un alarido de síncope y alarma, ("Corps de ferme à l'abandon"). Vuelve el tecno con "Se décentrer", para acabar este giro mayúsculo en su sonido con "Le reflet", otra pócima de encantamiento bien llevado.

En resumen, aun sigo digeriendo un lp cuya mayor dificultad es el alejamiento de un sonido ya establecido. Valiente por una parte, por otra quizás excesivamente inclinado a las tecnologías.Yo, prefiero esperar a octubre a su próximo disco.



2 comentarios:

manolo.dj dijo...

Como siempre, deleitándome con tus entradas. Respecto a esta obra, estoy deseando de tenerlo y empezar la escucha.... Fuerte abrazo Carlos!!

Carlos dijo...

BUen disco amigo Manolo, pero dificil. Sobre todo por la inclusión que hace de la música electrónica en su cotidiano arte de chanteur. Saludos fuertes amigo!