Suena "Coma summer", el primer trallazo donde te das de bruces con esta pedazo de banda que parece que cogió en sus días las cenizas de Ian Curtis, para elaborar un lienzo de oscuridad malsana, de opresión sónica en apabullantes canciones de esas que dejan poso.
Y es que estos norteamericanos te dejan los oídos repletos de aristas y de migas de veneno. "Youth haunts" es un sedante de noise que te engancha y no te suelta, de psicodelia tenebrosa de esa que mece guitarras que parecen dentelladas. En "Monday morning" parecen unos Jesus and the Mary Chain, en coma, y "Monogah, WV", es shoegazing repleto de feedback aullador.
No hay en ni un segundo de respiro en un disco que esta repleto de fuerza, de voluntades eléctricas que levantan muros de sonido ("Landscapes"), mientras el ánima de Joy Division sigue volando como una amenaza que requiere locura y diversión ("Age class").
"Veil" es un torrente de guitarras que frenéticas se vuelven melancólicas, y "End times" es ochentera hasta en la forma de traducir los ritmos que navegan en una balsa de viaje en e tiempo. Queda para el final la caótica "Afterimage" y la envolvente "Untitled".
Es una pena que las noticias de la banda se acaban en un single que sacaron en 2012. Por medio, otro interesante mini elepe, "Red" en 2011. Brillantes y rutilantes, su escucha es todo nervio y sacudida, post funk refinado y salvaje a la vez. Total.
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