Sigo pensando que "Alligator" (2005), el disco que me los descubrió, es su obra cumbre, un perfecto recopilatorio de canciones que arden y duelen, de electricidad y lirismo. Luego, su carrera (siempre interesante) corrió por otros derroteros, sin caer nunca en el descrédito, y siguiendo al pie de cañón con buenos temas para llevarte al recuerdo.
"Sleep well beast", viene tras 4 años de silencio tras el irregular "Trouble will find me", y la verdad es que el parón les ha sentado bien. Y es que cuando un lp se empieza con la prodigiosa y emotiva "Nobody else will be there", con la vozarrona de Matt Berninger, sólo queda buscar el solaz y que sigan a lo suyo.
Tenemos suerte que una banda que empezó con conciertos de 50 personas y ahora se la rifan en los festivales, no haya caído en el pozo de la estupidez de combos como Coldplay y otros que no voy a nombrar pero que todos conoceis. Lo que define el comportamiento musical de The National es la buena ejecución de la melodía, la exploración del intimismo mediante arranques de devoción ("Day in die), o acertadas aparición de sintetizadores ("Walk it back), que vienen a sumar y no a restar en un discurso repleto de matices.
El piano de "Born to beg" te arrulla y mece en una góndola de sensaciones siempre al límite y en "Turtleneck", los hermanos Dessner a la guitarra casi se parecen a Nick Cave cuando lo encontramos cabreado. Vuelven a la tecnología con "Empire line" y en "I'still destroy you" se atreven con ritmos repetitivos, para en "Guilty party", continuar con los salmos de Berninger.
Echo de menos la presencia de las guitarras que con tanto saber en sus primeros discos les identificaban como grupo a seguir, pero el conjunto del disco no decae en ningún momento, mostrándonos a unos músicos maduros, compenetrados para firmar joyas como "Dark side if the Gym".
Después de oír el disco, me pongo "Alligator", y veo las diferencias, los cambios ocasionados. Y sí, me gustan también ahora, en este "Sleep well beast", más tranquilos y apaciguados, pero sin bajar la guardia. Lejos de convertirse en fantoches, lo suyo sigue emocionando.
4 comentarios:
Los descubrí con Boxer. Fabuloso
Después lo que escuchaba era como repetitivo. Indiscutible su elegancia madurez y austeridad, consciente de que si la pierden dejarían de ser The National. Me sorprendió el proyecto paralelo del cantante en El VY, que muestra otra faceta totalmente diferente, desenfadado.
En este disco sí que veo una progresión, puede venir de sus colaboraciones con otros artistas, pero siempre con su identidad.
Saludos
Hay veces que cuando escucho la voz de su cantante me recuerda a Mark Eitzel de American Music Club. Quizás, sólo quizás, The National sea la versión menos melancólica y triste, y mas aderezada con otros apuntes y registros musicales de esa gran otra banda.
Sí, son como comparaciones entre bandas y voces calificadas de "tristes", tediosas en algún momento, melancólicas..
Fíjate, que mi comparación (aunque sean totalmente diferentes en todo), es más con un Jarvis Cocker (en solitario). Como si uno fuera la evolución de otro en ambos sentidos, tan diferentes, inexplicable
Bien llevada la comparación. Es lo que tiene escuchar y escuchar música sin parar. Saludos!
Publicar un comentario