Hay veces que para comprobar la transcendencia e importancia de ciertos discos hay que dejar pasar la carrera de los años para saber el impacto que ciertos grupos y lps han dejado en la historia de la música tal como la conocemos.
"Chill-out" es uno de esos casos. Desde que escuchas "Brownsville turnaroud on the tex-mex" con esa voz codificada, y el sonido del tractor de fondo, notas al instante que las enseñanzas de Brian Eno en el orbe ambient, con esta banda inglesa, tienen una buena manera de llevarlas a buen puerto.
Todo "Chill out" es un reguero de paz sin freno. Y esos que los componentes de The Klf, Jimmy Cauty y Bill Drummond, son sobre todos conocidos por la elaboración de píildoras de rave, fiestones de house y madrugadas que se juntan con noches sin fin.
Escucho el río y los grillos en "Dream time in lake Jackson" , y el tren que viene, que se acerca. Los ruidos de la vida real, junto a un apoyo tecnológico leve, creando una sensación de banda sonora de la calma. Música para una siesta perpetua.
"Madrugada eterna", con sus siete minutos, es una prolongación de esa idea de grupo con la mirada puesta en la evolución estética de la tradición de club hacia lugares donde se dan la mano la catarsis del silencio, el slogans de la suavidad.
Como el fantasma de Elvis, sampleado y nebuloso, aparece en "Elvis on the radio,steel guitar in my soul", o cuando en "3am somewhere out of beaumont" te ves imbuido en una carrera sin peligro por travesias de burbujas apunto de explotar. Momentos un poco más movidos, "Wichita lineman was a song i once heard", junto a espejismos minimales como "The lights of Baton rouge pass by", resumen a la perfección la convulsión que supuso cuando apareció y en los años venideros el hálito de este cd. Ambient para ronronear aires.
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