miércoles, 29 de abril de 2015

ICEAGE. "Plowing into the field of love" (2014)


Poco o nada queda del sonido de los dos primeros largos de las daneses. Discos contaminados por el espíritu de Fugazi, posthardcore extremo, violento, dimensionando su capacidad para percutir razones de fuerza y devastación. En este "Plowing into the field of love", desde el comienzo con "On my fingers", se ve a las claras que Iceage ha decidido acercase a los Birthday Party, a las oscuridades de Nick Cave.

Y es que el cambio de estilo les ha sentado bien. "The lord's favorite" parecen un acercamiento vacilón a los parametros de The Lords of the New Church, siempre con patina indie, con ameteurismo a mansalva.

El disco es asfixiante, no deja sitio para el descanso. Las guitarras son cuchillas, ("How many") que se enfurecen estremecidas en un vals queroseno, diatriba constante de distorsión extrema. El piano y la trompeta son protagonistas de "Glassy eyed, dormant and veiled", desgarradora historia sobre la separación de un hijo de su padre al nacer. Cada vez que la escucho me da más miedo. Y encima los chavales tiran de sus arrongantes veintipocos años para pertrechar su rabia, postpunk sin pañuelos ni mocos, algo salvaje y porque no, alojado en los estertores del punk como punto de partida hacia caminos cambiantes, lejos del hardcore de sus inicios.

"Let is vanish" es una de las más bestias del lote. Los muchachos se despachan a gusto con una buena tonelada de fuegos de artificio salvaje, rudos y sin misericordia para el oído. "Abundant living", con mandolina incluida, es una puñetazo punk, un estertor reducido al mínimo, una secuencia radiada de lujuria decadente, de salmos que cortan la yugular. Extremos, y a la vez cercanos.

"Cimmerian shade" nos provoca desde el inicio en un tour de force flotante, espigas en la sien, y guitarras que maman de toda la parte más oscura de Killing Joke. Los pipiolos funcionan a la maravilla. Y como pasar de lado, "Simony", con un buen juego de guitarras, vehemencia sónica, crateres de luz infernal, danzad, danzad malditos mientras decimos adios.

Iceage ha conseguido seguir en la brecha, reforzar su fuerza con brotes de oscuridad, licencia que asumen con fuerza y rebelión, crujiendo desde ladridos por un lugar en el trono de la irreverencia juvenil.



lunes, 27 de abril de 2015

EL NIÑO DE ELCHE. "Voces del extremo" (2015)


Esto es un disco que debería marcar una época, con una forma de entender el flamenco distinta, heterodoxa, arrimada al krautrock, a la tecnologia de la surbersión. Ya me quede impactado cuando oí "Sí, a Miguel Hernández", de este cantaor que vive al margen de los cánones, que no se corta en ser una expresión política, en denunciar el clasicismo de la tradicción flamenca y en alzar el puño contra los malditos cielos que nos inundan de servidumbre.

Para este "Voces de extremo", El Niño de Elche ha contado con la producción de Daniel Alonso, de Pony Bravo. Y la verdad que se nota. "Estrategia de distracción" es una psicodélica sacudida de flamenco con teclados fosilizados y "Que os follen" es un galimatías minimal, una narración viva contra los males que aquejan ésta maldita época que nos hace temblar.

Dando voz a la lirica de vates como Antonio Orihuela, Bernando Santos, o Jorge Richman entre otros, Francisco Contreras, El Niño de Elche, se atreve con todo. Desde Enrique Morente no había escuchado tamaña procesión de ideas liberadoras dentro del flamenco. "Miénteme" es una batiburrillo de noise secuenciado entre un motín de aparatejos que deja al cantaor al albor de su compromiso de denuncia,fustigando a diestro y siniestro.

"Nadie" casi parece no wave, salida de una turmix con calambres en la víscera, con pequeños pespuntes aritméticos de guitarras que vagan por una vereda de anarquía y libertad. "El comunista" es una vacilada, una sardónica crítica a los que iban de muy de izquierdas tan sólo para deslumbramiento personal.  Su voz y la ordalía de instrumentos que van y vienen en un baile de luces y sombras, te dejan KO.

Las letras-poesias del disco son para leerlas y hacer una bandera al viento con ellas. "Han sido 30 años" es la más ruidosa del disco, con letra de Jorge Riechmann, es una absorvente, agobiante amenaza que se muerde la cola entre oriflamas de tragedia y pasmo. "Canción de corro del niño palestino", son ocho minutos de insurección, letra de Conrado Santamaría para una arabesca función destarlatala y rock, con Contreras enorme, vitamínico.

Más tranquila, "Informe para Costa Rica", con letra de Antidio Cabal, más anclada en la tradicción, aquí el flamenco es disparo y diana. Para terminar, "Canción del levantado/Notificaciones", angustiosa y febril, tremenda y definitiva. El Niño de Elche se levanta contra los malos augurios, alza el megáfono y clama pus y revolución. Los flamenquitos que tiemblen, que tiemblen sus besos con el poder, y las subvenciones putas compradoras de voluntades. El Niño de Elche, arte, sin más.

sábado, 25 de abril de 2015

HEAVY TRASH. "Going way out with heavy trash" (2007)


El segundo disco de Heavy Trash, (divertimento colosal de Jon Spencer cuando quiso dar descanso sus Blues Explosion), es una auténtica maravilla de sonidos retros. Un disfrute de esos que no te hacen parar de bailar.

Jon Spencer, siempre atado a la tradicción, siempre paladín de los viejos y sucios sonidos, en "Going way out with heavy trash", se le ve furibundo desde la calma. Atado al rockabilly más canalla de "Pure gold", yeye con arrabatos soul en "Outside chance", o perdidos en himnos decadentes como "Double line".

Acompañado en esta aventura llamada Heavy Trash, por Matt Verta-Ray (ex-Madder Rose), Jon se convierte en un Elvis espeólogo de rugosidades antañas, profundiza en las cuevas y en los cabarets, se divierte haciéndose pasar por Eddie Cohran en "Kiss baby", para que sepamos que el tipo más chulo de lugar va siempre a su bola, engominado hasta el pitillo, bien vestido, rompiendo pistas sin parar.

Se nota en ambos el amor por lo antiguo, por el blues callejero, por el rock de domingo trajeado. Vacilada bestial "That ain't right", empresa colosal para recuperar expresiones de otras épocas, entronar el principio del rock como ente dominador de una voluntad de cambio, de rebelión. Las calles llenas de fuego, los locales de humo, y el cuerpo de adrenalina.

Heavy Trash, excelente manera de aparcar a la banda madre. "I want oblivion" es punk, sacudidas para patear y patear suelos y algún que otro malnacido. Por vena que lleva el rock el bueno de Jon. Visceral hasta la médula, zafarrancho de combate y todos a la pista rabiar.

Y como no resaltar el guiño a The Gories en "They were kings", una auténtica maravilla, deliciosa compenetración de este duo que nos sacude los nervios con alegria y actitud atronadora. Este duo de caraduras, contaron con la estimable colaboración de los Sadies, para dar más arrojo y velocidad a esta bocanada de rock tira de patillas y suciedad, de coches aparcados en un cine de carretera donde después de unas buenas ostias, cauterizar las heridas con gemas inflamables de rock.


jueves, 23 de abril de 2015

ROBIN GUTHRIE. "Emeralds" (2011)


Siempre tendré a Cocteau Twins como uno de mis grupos favoritos. Elizabeth Fraser y Robin Guthrie, en unos tiempos en los que andaba ensimismado con el punk, consiguieron abrir una ventana donde pasaron todos esos adorados grupos que me calarían los huesos, las lágrimas, el crecer desde una juventud indomable, repleta de paroxismo y buen dolor.

Me gusta el balneario de burbujas que crean, la voz de Elizabeth como pétalo siempre brillante a lomos de un viento agradable, que aquí y allá deja huellas para el sentir. Discos como "Heads over heels", "Heaven or Las Vegas" y sobre todo "Blue bell knoll", aun los tengo como referentes de una época que añoro, donde me chapuzo en nostalgia buena, de esa que al final te hace sonreír cuando suena la canción que tanto significó para ti en ese momento dorado.

En este cuarto disco en solitario, Robin sigue a lo suyo. Experimentando con nuestras sensaciones, consiguiendo desde la inicial "Digging for gold", que sintamos apretones en el pecho. Instrumental hasta en los labios. "Radiola" es un lirio al lado de una retrato que de tanto mirarlo perdió su primavera mientras el marco se rociaba de termitas, y "Wishing" es una escalera de teclados que viven para el mohín de lo suave, de lo terso.

EL espíritu de Cocteau Twins, (como en toda la obra en solitario de Guthrie) sobrevuela cada tema, haciendo que este "Emeralds" sea una paseo proverbial por los años dorados del shoegazing más tranquilizador. "Warmed by the winter sun" con su piano acariciador es ambient para trasnochadores, ágape en el suburbio, maná indolente.

Disfruto como en el ayer. Antes  Robin se llamó Violet Indiana, ahora es su nombre el que nos sobrevuela, y nada ha cambiado. Si, falta el querubín, pero la atmósfera que recrea es para esperar tormentas midiendo tu sombra. "Flower" me tiene tocado desde que la escuche.

La tranquilidad de "Emeralds" se rompe cuando suena ese pequeño muro sónico que se llama "Turn together, burn together", un pequeño torrente eléctrico para dar la vez a la que titula el cd, todo un portento para visitar cascadas enigmáticas y escuchar latidos de ballenas. Ambient.


martes, 21 de abril de 2015

COLD SPECKS. "Neuroplasticity" (2014)


Si con su primer disco "I predict a graceful expulsion", ya nos dejó sin habla con su mixtura de soul gótico y blues apabullante, con esta segunda incursión en las corrientes alternas del alma, Al Spx ha conseguido que nos entreguemos sin condiciones a esta lisergia profunda, a este salmodia que desde que suena "A broken memory" te deja derrotado por los cuatro costados.

Cold Specks son un grupo para tener muy en cuenta, y Al Spx es una pitonisa que se deja llevar por lo negro. "Old knives" es una lenta cruzada de voces que gatean penumbra, de estallidos de luces que se alfombran en tensión.

"A quiet chill" es como volver a escuchar a Siouxie, pero desde unos jardines de benevolencia total, veleros sin viento, viña sin ebriedad, lujuria si, mucha, que se hecha de menos..... Repito el nombre Cold Specks. "Exit plan" cuenta con la colaboración de Michael Gira, de Swans. Sin palabras. Ya sabemos que Michael no se mete en cualquier sitio. Las oscuridades cuando más compartidas, mejor.

"Neuroplasticity" tiene de todo para que no puedas ver la luz. Los tonos sombríos y las entradas en escena de los rugidos del alma, dan a este disco una vertiente amenazante pero siempre desde la entrañas de la magia del sentir. "Let loose the dogs" te araña  sin misericordia y "Absisto" con el fantasma de Nick Cave presente, son dos muestras más para que te extravies con deseo en este disco que te hará perseguir corceles negros.

También mi sangre ha hervido cuando sonó "A formal invitation", himno pagano de sombrillas al viento que aprieta el ultimo arreón cuando ofrece a "A season of doubt" y su trompeta jazz, dar el pistoletazo final a este regadío de lagrimas equidistantes de la alegría.

Esto es un parnaso alrevés, una colina con cruces, una cita sin lugar. Que voz que tiene la colega. Que enorme expectación que causa cuando se abre la cortina del escenario de escuchar y toda la habitación se queda mustia, princesa lúgubre de la decadencia total....


domingo, 19 de abril de 2015

REM. "Life's rich pageant" (1986)


El NRA (Nuevo Rock Americano), tuvo en los 80 su momento de gloria. Combos como Limespider, The Longrider, o los consagrador REM, tuvieron el acierto de acometer con fuerza  su devoción por el sonido de las guitarras, siempre con hueco a la melodías, a brillantes composiciones imperecederas.

"Life's rich pageant", quizás sea el lp que más me gusta de la banda de Stipe. Su cuarto disco, (traducido, "una vida extravagante") es el que puso las bases al éxito  y a la progresión estilística de un grupo que siempre les he tenido reparo, pero que he de asertar que con los dos temazos que empieza el disco, "Begin the begin" y "These days", consiguen apartar de mi la contención.

Don Gehman es el que lleva la batuta de la producción, el encargado de dar brillo a hits como "Fall on me", tristes y radiante, y sobre todo "Cuyahoga" donde percibes en su eco, el desarrollo de un futuro que les alzo en los 90 como grupo de estadio. Yo me quedo con estos REM, más naturales, implicados ya en cuestiones políticas ("The flowers of Guatemala"), y sin miedo a perder el sentido con corrientes guitarreras ("I believe).

También hay vaciladas como "Underneath the bunker" y melodías de esas adictivas que se te pegan en la comisura del sentir, donde Stipe y sus chicos se esparcen de maravilla en un ovillo de rock con arena tierna, melosidad apabullante, tripas al aire ("What if we give it away?").

Y cuando quieren, aprietan el acelerador y se convierten casi en una banda punk,  "Just a touch", todo con muy mala leche, casi como unos Husker Du sin tanta rabia. Geniales. Luego tiran con una balada acústica en "Swan Swan H", para acabar con el pop de "Superman".

Lo dicho, era la mejor época del grupo. Luego vendrían, los "Out of the time", "Automatic for the people" y demás piezas para este engranaje que poco a poco se fue deteriorando, acabando siendo una triste copia de lo que llegaron a ser.


miércoles, 15 de abril de 2015

AKRON/FAMILY. "Meek warrior" (2006)


El segundo disco de Akron/Family es para tenerlo muy cerca cuando quieras ponerte bien las pilas, viajar hacia siderales orbes desconocidos, oler un poco de free jazz, ("Blessing force") mientras una fuerza descomunal aparece en el cielo como una batidora contundente de ruidos y expresiones artísticas rebozadas de rock sin paracaidas.

El cuarteto de Brooklyn es como una iglesia sin dios, como una reunión de orates que se juntan para practicar la religión del caos. Como lo Swans pero con vientos de psicodelia. "Gone Beyond", desde la tribuna,desde el altar de la fe sin credo, es una acustica song cauterizada por un molde endémico de vitaminas de fuegos, folk de terciopelo nervioso, tormenta espacial que quema y espanta.

Como unos hippies hasta la polla del campo, como unos vaqueros que gozan viendo a sus reses esparcirse por las anchas laderas hasta el precipicio de la locura total. "No space is this realm" es una concatenación secuencial de instrumentos mimetizados con el arte repetitivo, un collage de fragancias para perder todo el tiempo del mundo en demorarte en la lentitud. Akron/Family los rugidos de una familia sin sustento.

También tiene tiempo esta comuna de mal pensados en componer baladas para hundirte en el infierno, "The lightning bolt of compassion" es una muestra más de la capacidad de estos marcianos de desarrollar suspiros electricos entre cordura sin curar. No me extraña que el sello Young Gods, de Michael Gira (Swans) los acogiese con cariño y terror.

"The rider(dolphin songs)", es una catapulta de misticismo ruidoso, de sonidos setenteros que son como un enjambre de pus en medio de una meditación yoga. Puagh, que puñetero gusto. Y para decir adios, "Love and space", adios que me voy, una sincera muestra de decir que Akron/Family son un buen medicamento para tus suspiros.




lunes, 13 de abril de 2015

THE NEW RAEMON. "Oh, Rompehielos"(2015)


Madee fueron un buen grupo. Nadie como ellos por aquí para dar significado al emocore que Sunny Day Real Estate tomaron como bandera para dar al rock una buena dosis de fiebre emocional. Ramón Rodriguez, el que lideró ese interesante proyecto, nos regala este su quinto disco como The New Raemon, grabado en Bcore tras su paso por Marxphone, y que vuelve a ponernos en la via de los sentimientos al límite.

"Una historia real" es la que nos da la mano para comenzar este viaje, un luminoso inicio de truculentas palabras prendidas de dolor y barcos tomados a la fuerza por la fuerza del hielo. Me gustan The New Raemon porque me hacen sentir. Ramón sabe como sacar a las flores el polen para esparcirlo sin pudor por los mares indómitos de nuestros deseos más profundos.

Me paro ahora en la que titula el album y sigo viendo a este visionario de las arterias subido al palo mayor de un bergantin a la deriva, buscando respuestas, ruletas, dunas donde prender el anhelo. "El Yeti" es extenuante, es un ladrido que no acaba, una linea recta de besos entumecidos por la sinrazón del dolor, larga y sinuosa, vals torcido, una manera más de poner sobre la mesa las llaves de la casa del sentir y rifarlas mientras las guitarras se encrespan y tiemblan mientras se acaba la luz.

Ramón Rodriguez (sus hijas lo están petando con Mourn) sabe hacer ganchillo con el corazón. Lo pongo cerca de Nudozurdo, asi de visceral, atrincherado en un quizás, volcado en versos que acaban siempre mal, circulo vicioso, pero no tanto, de palabras domesticadas para volar.

Si "Tinieblas por fin" (2013), era bueno, este "Oh, rompehielos" lo supera por el margen izquierda de los infartos del amor. "Mientras sea intruso" y "Quimera" es un buen duo para confabular maldiciones, para hacer de la emoción una estaca armada para posarse en pechos nobles de abrazos.

Disfruto con "Desencuentros" y su almanaque de adjetivos que se mecen en una puzzle de lirios amaestrados para nuestro duelo interno y "Al margen" es otra buena noticia más, dedicación absoluta al arcoiris, pensar y lanzar la flecha hacia el infinito. "Los hechos" es baba balada, luminosa cadencia que se arropa mientras las palabras se caen por temor a temblar los sueños. Baba balada, derivación altruista hacia el cielo de los inocentes.

"Oh, rompehielos", qué dulzura agigantada, qué tensión contenida, qué fabula mil veces narrada. "Moneypenny" y decimos adios, se acaba el vendaval, los hielos convertidos en agua, el agua en infierno, el infierno en luz.






viernes, 10 de abril de 2015

BITTER SPRINGS. "That sentimental slush" (2006)


Londinenses hasta le médula, Bitter Springs, llevan ya un mogollón de años haciendo de la credibilidad su bandera, ajenos a los ritmos y modas del momento, el grupo lleva atrincherado en sus himnos de pub, en su rock con sabor de otro tiempo, fuertes por saberse de esa pasta que choca contra la apatia de esa multitud de bandas que constantamente nos aturden si aportar nada nuevo.

Escuchando ese hit de lucha social que es "Moving to the city", te das cuenta que las credenciales musicales de Bitter Springs se mueven en otras arenas movedizas. "The King and I" es una amalgama de pop de felpa con sabor a los 80.

Simon Rivers y compañía, saben que el mejor sitio para disfrutar de ellos es un pub atestado de maduros y canosos seguidores de The Fall o The Wedding Present. Aunque en lo musical Bitter Springs,están bastante alejado de ellos, la fidelidad y la maneras de otros tiempos de combatir el tedio con flechazos tan inmediatos como "Gathering Dust", hacen que esta banda que le gusta poblar sus temas con acordeones y violines, representen con habilidad un papel encomiable como hábiles trileros de músicas de esas que vencen las telarañas del tiempo.

Baladas como "The Ship", el calypso de "Paedophile island", o el pop con piano sin cola en "Thee idiots computing" contra el imperialismo de la tecnología, son pequeños esbozos de una formación que sale airosa hasta cuando prueba con la chanson en "City of glass".

¿Qué más se les puede pedir? Hasta cuando se ponen duros como en "Forget about it all", lo hacen con eficacia y solvencia, en seis minutos de tensión y cuerdas que pueden con todo. Hasta los pajaros que pian en "I'll get this for you buttler" para dar la voz a uno de los mejores temas del album, parecen disfrutar con esta corte de aduladores de viejas expresiones musicales.

Me pongo pues a rebuscar en mi viejo baul de obras aun no escuchadas "Last partylove handless" (2006) y "Suburban crimes of every happiness" (2001). Bitter Springs merecen toda nuestra atención.


miércoles, 8 de abril de 2015

GOAT. "Commune" (2014)


Sí son suecos. No pasa nada. Si ya nos desquiciaron con su primer album "World Music" (2012), donde pusieron las bases y los pilares de una auténtica locura que picaba en los agujeros de la música africana acercándose a la psicodelia, apadrinando muros de ritmos psicótico, en este "Commune" y con el empujón de la inicial "Talk to god", volvemos a recuperar la esencia de este poliédrica banda norteña.

Aviso para navegantes. Goat no son los pelmazo Vampire Weekend. Goat no se apuntan a la moda de occidentalizar lo africano hasta desgastar y quitar las esencias. Me pongo "Words" y me lleno de psicodelia dura, setentera, de ácido sin nombre.

"The light within" es una apósito de gritos y de especulación eléctrica, saturación y enganche a base de arreones siderales. Los suecos se las apañan de maravilla para conjurarse en burradas del calibre de "Goatchild" donde reparten a destajo toneladas de mareos sónicos enlatados en una progresión aritmetica de voces que van y vienen, de guitarras que suenan a irrupción cutánea de sedación. Música de otra época construida ahora con solvencia y calidad.

Los soles suecos y las negrura nunca impostada del continente africano. "Goatslaves" es mi preferida. Laberinto divertido, rítmica al compás de un baile desquiciado, la no wave reconvertida desde amaneceres de luces lisergicas. Pura fragancia para perder el sentido.

"Commune" es un amasijo bien armado de musica con mazacotes como "Bondye" y espectáculos estelares como "Gathering of ancient tribes", donde lo más sensato es dejarse llevar con el huracán de estos europeos que parecen salido de una tribu hasta arriba de todo lo que te puedas imaginar. Un poco de locura necesaria para estos tiempos de tanto correción musical.


lunes, 6 de abril de 2015

PUMUKY. "El bosque en llamas" (2009)


Tras el paréntesis vacacional en tierras de dinosaurios, Discos Pensados empieza la semana con un disco de esos para ayudarnos a afrontar la vuelta a los quehaceres laborales cotidianos. "El bosque en llamas" es otra muestra más de que hay vida después de Los Planetas, con este grupo catalán que sabe tocarnos la fibra.

Con tan solo escuchar "Si desaparezco", con ese vendaval de lirismo desasosegante, remolino de noche que se quiebra en versos de colores ámbar, sabes que el disco te va a deparar gratas sorpresas (por aqui aparece Abraham Boba tocando el acordeón) para inflar globos de colores tormentosos.

El segundo disco del grupo comandado por Jaír Ramirez es rico en texturas y en irupciones guitarreras como en "Tu Marca", donde explosionan en un bacanal de ruido atrincherado entre nubes de voces que vagan por la infancia de la magia eterna. Me gustan los arreglos, los subes y bajas, la leyenda sónica en "El eléctrico romance de Lev Termen y de la Diva del Eter", donde crean un climax ambiental decorado con serpientes eléctricas y manías de andar por casa, trompeta incluida.

"Los enamorados" es una lenta travesía donde el pop es caramelo envenenado, palabras que van y vienen, amores que vagan en rúbricas del ayer, fotos destartaladas en cuadernos enfundados con ese nombre que el paso de tiempo no ha podido tachar. La portada del album, lo dice todo. Paroxismo y misterio. "Lobo estepario contra caballos desbocados", es puro postrock, catarsis de una banda que se forjó su propio camino, atrincherados en el acero frágil de los sentimientos al límite. Total.

A la espera de escuchar su ultimo trabajo, "Justicia Poética",  "El hombre bosque en llamas", con su reflexiones detonantes y sus lujosos parabienes instrumentales, nos da el pie para gozar con "La metamorfosis" y su despampanente hechizo, puerta de entrada a un laberinto donde rugimos con los recuerdos, donde festejamos en nuestros oidos que existan exhuberantes palpitaciones para alegrarnos la vida.

"El bosque en llamas" es una estupenda coartada para seguir apostando por los crescendos de corazón, donde grupos como Migala plantaron una flor, que Pumuky ha conseguido convertir en una floresta ardiente.