viernes, 7 de agosto de 2015

FERNANDO ALFARO. "Saint-Malo" (2015)


Surfin Bichos, Chucho, en solitario, Fernando Alfaro,  faro de muchos sonidos que traen recuerdos, recuerdos que son pelaje jóven, flores desgarradas o versos sueltos. Participe y culpable junto a unos cuantos locos más de que el término de música independiente en nuestro pais tenga relevancia, un significado que en el futuro llenará páginas sobre lo que sucedió en nuestra tabla ibérica.

"Saint-Malo" es justo lo que necesitabamos para llevarnos en este verano abollado, con unos calores del Sahara, para perdernos en noches sin fin mientras "Velero" suena a hit de tardes melancólicas o de montañas que se cepillan los dientes con nubes corsarias. Que bueno que viniste Fernando. Tachando los días para saber cuando el cohete de "Saint-Malo" volaba por siderales mundos de rimas insolentes y guitarras que crujen.

Y es que este disco es un poco cánido y un poco bicho. 2015, año para volver a sonreír. "Saariselkä Stroll" es una maravilla pop, una proeza cayendo al vacío con palabras que te reconfortan, con la voz de Fernando siempre dándonos la mano. Con un grupo detrás competente para los golpes y las caricias, Alfaro ha dado de lleno en el clavo.

Todo es bueno en "Saint-Malo". Todos son apuntes en el subsuelo en forma de dibujos y acuarela ("Tempus fugit"), muestrario de suavidades que nunca acaban en tersura. Ahora que Discos Pensados se toma un descanso por el verano y por un cambio de domicilio que se avecina, escuchar discos como éste te reconforta y te alivia, te alienta a explotar silencios.

"Arrancando las vías" nos ofrece la versión más díscola de Alfaro, punk metido en fiestas de sonetos a traición, gritar y gritar para que nos perdamos en el vacío más absoluto. Brutal. "Saint-Malo" es un disco lleno de ideas, de melancolía, para los seguidores de la secta que empezó con fuerza cuando los Surfin Bichos se comían las olas a tragos de azufre. "Me hiere no me hiere" es amenazante, un paseo por el desfiladero, un runrun que te pilla mientras las guitarras parecen que tienen ganas de temblar.

También hay tiempo para el hedonismo y la catarsis; "El ascensor de Herodes" es casi un juego de colegio con esos teclados que te emocionan y el tarareo de Fernando arrullando las hojas que jamás caducarán de ese árbol desconocido. Mecerse, mecerse y soñar. "Se aniquila piso" nos toma al asalto, aquí con desparpajo y rabia, y la epopeya de "La edad Media" es un escondite donde es imposible no querer perderte en los agujeros de la noche profunda.

Verano que quema, verano que se lleva, verano que se sufre, verano que con un paraguas como este disco acomete los rayos solares con destreza y furia. La misma furia de "La luna aplastada" donde la electricidad desborda los raíles de este viaje quebradero de cabeza para la calma. Y para el epilogo, la última página del libro, "La eternidad" y "Eso fue todo", perfecto para un daiquiri de sombras, o para jugar a las canicas con tu hijo.

Orgullosos deben de estar esos chiquillos que en "Chapoteosis de chiquillos en la bañera" retozaban y cantaban entre espumas de un Poseidón de juguete. Feliz verano y como siempre, mucha música, muchos viajes.... Saint-Malo....


2 comentarios:

bboyz1970 dijo...

Estos discos son como juguetes en manos ociosas, empiezas jugando y acabas llorando. Un punto medio que me encanta y que creo que nos viene a todos al pelo... Gran entrada, para variar!!

Carlos dijo...

Alfaro, Luque, y J. Con estos tres nunca fallas. Esto es un buen disco, que me hace recordar los mejores tiempos de Surfin Bichos y Chucho, y eso es mucho. En pleno estado de forma el de Albacete. Saludos