Daniel Burton (ex-Ativin) el mandamás de esta oda de silencios largos que es Early Day Miners, es el culpable de que a nuestros amados Low y Red House Painters, les surga unos compañeros de viajes de esos que llevan en la maleta montones de hojas mustias, algún poema desbrozado por el dolor, y mucha penicilina del alma para paliar dolores agudos.
Hasta la aparición de este "Let us garlands bring", ya nos habían abierto las carnes con "Placer found", donde supimos que sí, que los adoradores de la melancolía teníamos otro lugar donde pasar unas placenteras vacaciones para vivir en sosiego y calma.
A mi modo de ver, "Let us garlands bring" es la obra cumbre de los Early Day Miners. Desde el principio con "Centralia", donde la batería habita en coma en un mar de reflexiones rurales, no podemos de parar el disfrute que continua con "Santa carolina", donde la banda se esfuerza en una mímica de distorsión en hablar de tú a tú a la pena.
"Offshore", minimal, larga, obsesiva es otra pequeña descripción de lo que el slowcore ha hecho de bien a los corazones dolientes: una banda sonora ideal para aislar nuestros susurros. En "Silvergate" con un comienzo en minifeedback, te seduce por la secuencia medicinal de su instrumentación bajo cero.
Asi son Early Day Miners, y asi continuan con obras más recientes como "Night People" (2011). Aunque en sus ultimos trabajos dejaban caer pequeños retazos electrónicos para acompañar la levedad, ellos siempre han sabido componer un lenguaje propio nacido de ese arbol fructifero que fue Codeine.
"Autumn wake" y "Light in august", son otras pócimas secretas para cerrar con soberbia el disco. Gozoso por este paseo de nanas y violines interiores. Y es que no hay nada como bucear en un hormiguero de pétalos mustios.
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