viernes, 26 de abril de 2024

PULP. "Freaks" (1987)

 


Mi disco favorito de Pulp. También el más oscuro. Un disco repleto de canciones que son hits que hacen daño, un perfecto viaje hacia el mundo creado por Jarvis Cocker, que empieza con la barroca y temible "Fairground",  ópera para espíritus dolidos. Vaya comienzo. 

Grupo desconocido cuando sacaron éste su segundo trabajo, lejos del éxito que les vino después, es un placer hallar ya pequeñas huellas del sonido que seguirían después, como esa triste "I want you", un manual de resistencia de tristeza muy íntima. 

"Being followed home" es otra de esas caricias envenenadas de Cocker, edificando ladrillo a ladrillo ese armazón pop, elegante, sofisticado, desde unos inicios musicales repletos de furia y ritmos obsesivos. "Master of the universe" es otra de las burradas, casi punk,  que da paso a "Life must be so wonderful", letanía con arañazos en el corazón, que te sumerge en una calidez que te desarma. 

El disco es todo un grito contra esa maldita bruja que fue Margaret Thatcher y todo su ideario denigrante para las clases más desfavorecidas. "There's no emotion" con su estridencia suave, con la voz de Cocker como paradigma hacia la insurrección da la palabra a "The never ending story", un galimatías de órganos galopantes. 

Terminamos este pedazo de disco con "The never ending story", donde se nota ya la guerra que darían después este pedazo de grupo, un compendio del mejor pop con ribetes de orfebrería. 



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