lunes, 13 de junio de 2016

THE DRONES. "Feelin kinda free" (2016)


No hay nada mejor que reinventarse. Y eso es lo que los australianos han hecho con este pedazo de terromoto que se llama "Felling kinda free". Aquí no hallarás esas tormentas sentimentales de blues que encontramos en discos como "Havilah" (2008), o "The miller's daunghter" (2005). La banda de Gareth Liddiard ha ensombrecido su propuesta, ha tirado por el camino de la hipnosis del sentir. Y el resultado es brutal.

"Private execution", la primera de la carga medicinal, es pura inyección en vena, catarsis reptante, tecnología de hurones, maltrago pasajero. El disco no tiene desperdicio, y los canguros huyen despavorecidos cuanto suenan truenos como "Taman shud", o como reinventar a Tom Waits a la manera que sólo estos tipos pueden hacer.

Luego esta las gemas de la desesperación. "Then they came for me", un grito de alarma sobre los refugiados, sobre su maltrato, cerramos los ojos y no hay mal. Nunca hay mal. Epica, himno de esos para tutelar dramas. Pop descamisado en medio de una tormenta de paz.

Si antes tiraban con bala con sus guitarras distorsionadas, con su conmoción sónica, ahora usan caja de ritmo y electrodomesticos eléctronicos para cautivarnos con teclados que son brumas, con ritmos que son corazón ("To think that i onced loved you"). Si, The Drones han cambiado. Han cambiado para bien.

Me encanta como suena "Tailwind" con ese toque de madrugada que no se acaba, tecnología al servicio de la  penumbra y la tensión. Motivos hay para perderse en estas ocho canciones, donde vemos a un grupo que ha avanzado en sus propuestas sin perder un ápice su instigación natural hacia la revuelta.

El casi hip hop de "Boredom" es para encuadrar y "Sometimes" es una travesura infantil repleta de escarceos incomodos electrónicos, que da paso el final con "Shut down SETI", la mejor forma de decir hasta luego. The Drones, seguro que estarán entre lo mejor del año. El disco lo merece.






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