Los paisanos de Mogwai, The Twilighjt Sad, en este su cuarto disco, siguen en la corriente de la tristeza infinita, post punk para nostálgicos de la lluvia infinita, para corazones negros que miran la corriente de la vida desde atalayas donde el silencio se hace rey generador de desesperanza.
"There's a girl in the corner" es la primera piedra en el camino de los cementerios élficos. Porque un elfo parece cantando Jamen Graham. Al ponerme la segunda track del disco no hago más que recordar el "Jeopardy" de The Sound. El mismo teclado amenazador acompañado de una competente y aguerrida soflama guitarrera. Flores de luto perpetuo.
"I could give you all that you don't want" es épicamente espectacular, suburbios de tensión siempre controlados, rayos que vienen a podar verdades ocultas mientras la noche teje y teje cristales rotos de ansias rotas. El inicio electrónico de "It never was the same" es una lenta progresión celta de dolores expuestos a los buitres, un barrunto de rosas axfisiadas, un roto en la memoria del ahinco.
The Twilight Sad hacen todo bien. Seducen desde la oscuridad. Se vienen arriba desde la niebla para avisarnos con sus guitarras que de que el post punk sigue aun vivo, vigente como una amalgama crónica de mala fe. "In nowheres" es un torrente sin freno, la más aguerrida del lote, en bloque las guitarras se esparcen, cabecean y tutelan espasmos.
Así son The Twilight Sad. Insulares del corazón, apagados y encendidos en una luminosa querencia por la activación de lagos de lamentos, de fraguas con tintes de conmoción. "Pills is swallow" te hechiza al momento y "Leave the house" es una forma maravillosa de hacerte seguidor de una banda que ya tiene un hueco junto a The National y otros militantes de la épica bien entendida.
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