miércoles, 19 de febrero de 2014

KITCHENS OF DISTINCTION. "Folly" (2013)


"The Death of Cool" (1992) lo rallé no se cuantas veces de tanto oírles. Kitchens of Distinction, aparecidos a finales de los 80, siempre me parecieron una pasada, una banda inconforme que supuraba drama en sus composiciones, querubines doloridos quemando melodías entre penumbras y épicos campos de nostalgias nunca vencidas.

Julian Swales, Dan Goodwin y Patrick Fitzgerald, parece que no se han ido de nosotros después del silencio que supuso "Cowboy and aliens" (1994). "Folly" es la constatación de quien tuvo, retuvo. De que el espíritu de Joy Division y el eco del conejo, sigue pululando por los rincones de este grupo que estremece y cautiva, que pulsa con su lirismo las teclas justas para hacer himnos compresores de tristeza y ánimo a la vez.

Desde que suena "Oak tree" con sus guitarras débilmente electrificadas, con la voz de Patrick desgarrada en sueños que se estiran por cielos turbios, te ves sumergido en un ocaso resplandeciente. Estoy volviendo a cogerle el gusto de comprar música después de hacerme con este cd.

"Extravagance" son posos de psicodelia con rocío de bruma sobre las cuerdas de las guitarras que se revisten de colosales tonos grises para dibujar pulsiones emocionales, catarsis de días socorridos en miradas. Los cocineros de la distinción siguen repartiendo aperitivos en las puertas de la belleza.

Así que todo esta en su sitio. "Disappeared" y "Photographing rain" son calcamonías para grabarte en las arterias de tu corazón noventero, y "Japan in Jupiter" con su melodía arrastradora, consigue en un deja vu impactante recrear nuestros viejos recuerdos cuando los veinti pocos años dominaban la faz de nuestra tierra existencial.

Tantos años en barbecho han servido para que sepamos que todo el saber de los ingleses seguía resistiendo al ocaso. Marchitarse es cuestión de fé. "No longer elastic" es glam sinfónico con violines que se mecen en rúbricas gigantes.

Oyendo "I wish it would" me siento joven y audaz. Subo el volumen mientras en la cocina friego los cacharros. Me sirvo un poco de mirada al horizonte y me dejo sumergir en un vaho confiscador de ruidos. Cocineros de almas hervidas, patrocinadores del caos sentimental, la vuelta a la dulce oscuridad.


4 comentarios:

silvo dijo...

Me encanta, saludos

Carlos dijo...

Vuelvo a ser joven cuando escucho cosas como esta. Saludos

Anónimo dijo...

Banda generica.
Te gusta musica que no tiene nada de especial

Carlos dijo...

No se que haces por aqui entonces. Pierdete en tu anonimato, y buscate algo que llene tus gustos de gourmet