miércoles, 8 de febrero de 2012

LISABÖ. "Animalia Lotsatuen Putzua" (2011)


Esto es lo que estabamos esperando. Por fin una sacudida que nos pueda quitar la abulimia de tanto artista sobrevalorado, por fin un cañón desperdigando moléculas de tragedia y tensión mediante guitarras que espantan y nacen de la hecatombe. Esto es un antes y después. Como las tres antiguas producciones de Lisabö, "Animalia Lotsatuen Purtzua", nace para quedarse con nosotros mucho tiempo, para servir de guia,de iniciación a muchos, como faro para mirar cuando la luz se apague sobre nosotros.

Desde el comienzo, no hay piedad. "Oroimenik gabeko filma", es brutal, con las dos baterias supurando mala baba, las guitarras enfrentadas en una cacofonia de belleza electrica, la voz quiromántica, agresiva, pululando desde el destrozo hasta la quietud de los sentidos. Esto es la belleza del post-hardcore, la jauria de los lobos que se comportan como hermanos, el volumen brutal de la apisonadora que no ceja su motor impertinente.

Les basta 6 temas en 40 minutos para definitivamente decir de este disco que fue el mejor del año 2011. Que quizás ninguno lo supere en el 2012. Me quedo congelado con esta maravilla sónica. El comienzo conversacional de "Ez zaitut somatu iristen", se transmuta en un porrazo de ira sentida, desgarradora. Cautivo estoy de esta pulsión carnivora y hermosa. A la mierda toda esa retaila de payasos con momias guitarras que nos quieren vender la motor. Lisabö es otra cosa. Nada como ellos por aki, poco lo encontrado allende nuestra frontera.

"Oinazearen intimitatea" es una tormenta sin posiblidad de cobijarte en ningun sitio. A tumba abierta, como los Shellac, como todo lo que nace del espasmo y se desarrola libremente en una colisión libre de ruidos y cienagas. Se paran, vuelven, se paran, vuelven. Sin respiro, perfecta maquinaria que tiene tiempo para coser algun corazón en el minuto 4 de la pista.

"Gordintasunaren otordu luzea", es arisca, con el euskera como en el resto del album, en perfecta sincronía con todo el enjambre de veneno de la banda. El cuasi silencio inicial de "Laztan isilen deiadarra", es sólo un engaño. Un de las mil formas que tiene Lisabö de perdernos en su laberinto,de crisparnos los nervios con delicadeza, de urgar en la herida con un colapso eléctrico que tiene la forma de un tanque espasmódico, desquiciado, sinérgico, colosal. Me callo ante tan mayúsculo monumento al rock en estado crudo.

Y nos perdonan algo la vida con la melodia balbuceante de "Ezereza mugak", donde después de este viaje de dolor y sombras, se quitan los ropajes de heridas confortables de daño, y construyen una lirica del acero, un botón lanzador de misiles de flores tristes, que vagan por el cisma del caos, en busca de un complot de sueños.

Esto es lo que estabamos esperando. La esperanza con forma de bomba atómica de cuerdas de butano, armas de destrucción íntima, fogonazos que alumbran curiosidad para seguir adentrándote en este laberinto firme, convicente, letal. Lisabö mi grupo de referencia, nuestra semilla venenosa, el ROCK que no se vende al por mayor. 

3 comentarios:

Juan dijo...

La rabia que canta…tremendos,
mirando al frente y de frente

Anónimo dijo...

Un disco exagerado, en todos los sentidos. Las criticas que se hacen sobre el mismo tambien me parecen exageradas.

Carlos dijo...

Amigo anonimo, a mi modo de ver, hace faltan discos como tu dices exagerados para dinamitar tanto formalismo musical que nos ahoga y deprime. saludos