martes, 26 de mayo de 2015

MANUELA, AHORA



Viniste un día de primavera montada en tu bicicleta, cargada de flores de esas que siempre están lozanas, siempre satisfechas del imperio del sol sobre sus pétalos. Muchos apenas te conocíamos, otros sí que sabían de tu carrera como luchadora de los derechos de los más débiles. 

En unos meses te hiciste un hueco entre el corazón del pueblo de Madrid harto de sandeces y corruptelas. Dijiste que era Ahora el momento; te juntaste con un grupo de soñadores que creían que bajo el cielo de la capital aun era posible encontrar jardines libres de espanto, calles donde pararte un momento y preguntarte porque siempre los malos tienen que ganar esta película rodada en blanco y negro que hace de nuestras vidas una lucha constante por la supervivencia.

Ahora. Los barrios se fueron llenando de papeletas para una rifa de deseos, vecinos indignados de las injusticias, de los desahucios criminales, del  paro que trae desgracias. Y sobre todo nació día a día un halo de no resignación, de que el pesimismo, el dejar las cosas como están, imposibilita la militancia en el bosque de los sueños a cumplir.

Al principio eramos unos pocos los que podíamos, y poco a poco, se fue recitando tu ordalía de cambio, fueron pintando retratos artísticos que representaban la querencia en recuperar nuestra ciudad, en hacerla de nuevo habitable y justa. Colores, que no falten colores y una puesta de sol donde el pintor con su paleta pueda transmitir los latidos de los barrios, de sus gentes, de sus problemas, sabiendo que aunque difícil, si remamos juntos, podremos llegar a doblegar a esos tiranos de corbata y negocios sucios, que han vivido tantos años de espaldas al pueblo.

Te hemos visto viajar en el metro, defenderte de las puñaladas verbales de la peor bruja de todos los cuentos, con tu silencio y tu saber estar. Así que lo que empezó como una posibilidad se ha convertido en la reacción de más de medio millón de ciudadanos que quieren participar en el cambio, que creen que se puede hacer las cosas de otra manera.

Así que así estamos. Hemos repartidos abrazos a diestro y siniestro, han vuelto las sonrisas a reflejarse en los cristales de las tiendas, en las esquinas los vecinos se paran y comentan que el cielo parece que ha cobrado una nueva tonalidad, un color distinto aun por definir. Como un destello que viene de la aspiración de muchos para intentar que todos volvamos a sentirnos orgulloso de Madrid.

Ahora sí, con los taxis levantando la bandera hacia el aire que todo lo mueve, que hace amansar la furia, que ha traído nuevas formar de luchar contra los que mediante la política saquean, roban, ocasionan la incertidumbre y la pena de millones y millones de seres que estaban esperando el inicio de algo distinto.

Viniste con tu bicicleta y con ella te queremos ver siempre, no te preocupes por quien te guarde las espaldas; la ciudad esta detrás tuya. Abre el ayuntamiento a todos, que nos podamos sentar a contarte el color de la pena, y la solución del problema de los niños cuyo menú empieza y acaba en los colegios. 

Trabajar, tenemos mucho que trabajar. También tendremos tiempo para la algarabía y los festivales de los latidos eternos. Madrid ha despertado, se escucha el batir de sus alas, las gaviotas han emigrado a confines antárticos, y el ruido de las ruedas de tu bici hace de disparo de salida para una carrera cuya meta será la metamorfosis de esta deprimida urbe necesitada de soluciones honestas, de personas dispuestas.

Manuela, la futura regidora, ya amiga y querida por un pueblo que sabe que será difícil la lucha, pero gratificante los resultados que nazcan de este cambio por todos querido. 



2 comentarios:

Juanjo Mestre dijo...

Ojalá tenga suerte y con sus buenas intenciones pueda cambiar la deriva que lleva todo. Un abrazo, Carlos.

Carlos dijo...

La ilusión que tenemos por aqui en Madrid es increible. En mis 45 años de existencia nunca habia asistido como participe de una ola de tal magnitud. A recuperarte pronto, amigo.