martes, 29 de noviembre de 2016

TOUCHÉ AMORÉ. "Is survived by" (2013)


Esperando en breve la llegada a mi domicilio de su ultimo trabajo, recupero "Is survived by", discazo de uno de los combos que pone en la actualidad por méritos propios el post-hardcore más vivo que nunca

En este su tercer disco, los norteamericanos empiezan dando fuerte con la seminal "Just exit", para que los gritos de las entrañas crujan los cielos en "To write content". Lo bueno que tienen Touché Amoré es el cuidado por la melodia, por el dolor del alma. "Anyone/anything" es toda una virguería, un cruce de aspavientos brutales con parones en la canción para dar cabida a frenazos que cogen impulso y se tiran por los balcones de la ansiedad.

Jeremy Bolm, el vocalista del grupo, se deja el pellejo en esta colección de 12 tracks que en media hora te hace palidecer electricidad, subir el volumen, cacarear guitarras. "Harbor" y sus escozores, temblor que viene y se queda, gruta donde se retuercen los ánimos, donde se caen por el cadalso de la vitalidad, paroxismo que chillan que revientan luces.

Touché Amoré lo hacen todo bien. Se enredan como en "Kerosene" en lamentos que vibran y recrudecen el ansia de rebelión y en tan sólo un minuto y poco, en "Blue angels" dejan pistas para que el post-hardcore siga armado hasta los dientes de adrenalina, locura, guitarrazos y armazón melódico.

Para casi el final, lo mejor. "Non fiction" juega a las cartas con el emocore. Que comienzo tan perfecto, que delicadeza, como suenan y como barruntan las lágrimas, que manera tan voraz de depredarnos con su fragilidad de mentira. Como si los Sunny Day Real Estate hubieran vuelto de las catacumbas para darnos fuego venenoso. Porque la canción es un himno, una de esas tonadas que te emborrachan los sentidos y que sin un segundo de parada se ensambla con "Steps" y su hardcore puñetazo en el vientre.

El punto y final, la que titula el cd, otra joya para guerrear contra la amabilidad de la calma, contra la arrogancia de los que van de pose. Ya cuento los dias para la llegada de "Strage four" (2016). Mientras tanto, me endurezco con "Is survived by" y sus colosales momentos de efervescencia anímica.




domingo, 27 de noviembre de 2016

PLURAMON. "Dreams top rock" (2003)


Menuda pasada que fue el disco de Marcus Schmickler, con sus Pluramon. Puro shoegazing en toda regla, al dictado. Además con la compañía de Julee Cruise, la cantante que nos acunó camino a la perdición en Twin Peaks.

Suena la planeadora "Time for a lie" y las emociones al límite están aseguradas gracias a la volatilidad de un proyecto que tiene en el feedback su principal arma para embaucarnos. "Noise academy" es todo una provocación, un envoltorio venenoso, un guiño a My Bloody Valentine, serpenteando pop para hipnotizar voluntades, rayos y penumbra, escozor del amor.

"Flageolea" es un cachito de jazz de club noctámbulo, de esos que llenaba David Lynch en sus películas tan raras. Mucho neón, mucho estrabismo emocional, mucha oscuridad sanadora. Me quedo anodadado cuando Julee se pone fresas en la garganta en "Have you seen Jill", y cuando de nuevo revuela sobre nosotros el espíritu de la banda de Kevin Shields, en la potente "Hello shadow".

Retazos románticos en "Difference machine"  y en "Time-Catharsia MX", Marcus se ve con fuerzas para poseernos con unos minutos de electrónica para acabar la partida con "Log", bello resumen de este trabajo que posee todas las cualidades para enmarcarlo como uno de los brillantes discos de shoegazing que podamos recordar. Para tenerlo muy cerca del "Loveless".


viernes, 25 de noviembre de 2016

TINDERSTICKS. "Can our love...." (2001)


"Can our love" fue el quinto disco de estudio de esta emocional banda, el disco que tiene quizás una de las mejores canciones que han compuesto los chicos de Stuart Staples en su dilatada carrera, la inicial "Dying Slowly".

Con este trabajo, cada día fue haciéndose más patente en el sonido de Tindersticks, la presencia de un soul , cinemático, espabilado y a la vez melancólico, como en "People keep comin'around", acompañado Staples a la voz por el violinista Dickon Hinchliffe. Pura sinergia colosal.

Es una delicia como suena el tema que da titulo al lp, con esa guitarra negra, con la garganta siempre rota de este proveedor de aflicciones al por mayor. Y que decir de la ternura que despide la portada. Todo casa para ponerte en casa rezagado de la calle, darle al play y dejarte acunar por las veleidades tranquilas de una banda que siempre lo ha bordado.

"Sweet release" es densa, cortante, te asfixia con las inclemencias vocales, vaticinio de grandes verdades, acopio de una banda sonora de densidad para bailar arcoiris a la luz de mil condenas. Los conoci con su primer disco y no les he perdido la pista desde entonces. Mi favorito siempre será su segundo "Tindersticks II" (1995) , pero nada hay de despreciable en una carrera jalonada por muchos momentos cumbres.

Ahora estoy con "Don't ever get tired", y no puedo reprimir el gusto, la sensación de buen hacer que siempre ha tenido Stuart, esa sensibilidad exacerbada, esa lírica coagulada mientras los abrazos se despiden del calor. Todo un punto.

Para el final, otras dos gemas "No man in the world" y la voraz "Chilitetime", puro arrecife donde encallar nuestras voluntades de tristezas felices. Tindersticks, apuesta segura, caballo siempre ganador.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

DEBO BAND. "Ere gobez" (2016)


Debo Band son una banda afincada en Boston, con músicos de Boston y de Etiopía y que llevan en activo desde el año 2012, intentando revitalizar el llamado ethiojazz, guiñando ojos tanto a Mulatu Astatke, Mahmoud Ahmed, como a los expeditivos The Ex.

"Ere gobez" me tiene flipado. Desde que suena la desquiciante y polirítmica "Ele", no puedes dejar de moverte, de subir el volumen a toda pastilla, en esta danza orate que consiguen elucubrar con eficacia y atino. En "Kehulum abliche", los vientos salen disparados a toda pastilla, mientras el supercombo escupe frenesí y bendita locura.

Los 11 miembros de Debo Band se lo pasan bomba confeccionando un arsenal de sonidos, desde la música africana pegada a la tradicción, ("Jeguol naw betwa"), hasta el medio punk "Yachat" pura catarsis, algarabía, violencia de pies mientras el rugido del cielo hace caer trozos de tormenta sobre tu cabeza.

Aqui no acaba esto. "Ere gobez" da para mucho más. Para vibrar con la cinemática "Blue awaze", o para tensionarte con el jazz con aires funks de "Goraw".Cuando miran a Etiopia fabrican salmos terrorificos como "Sak", comparsas de la belleza, escribidores de la tradicción que de padres a hijos soplan los genes de la historia de un pueblo.

"Oromo" es puro festival de energías cautivadores, 8 minutos de rubor, de ritmos uncidos por la demencia, por un torrente de fuerza que te deja sin aliento. Se tranquilizan algo (no mucho) en "Hiyamikachi bushi" para con fuerza volcarse en un funk total con "Yalanchi".Para acabar, "Eyew demamu", donde casi parecen una banda de rock.

En pocas palabras, uno de los mejores discos del año en las mal llamadas músicas del mundo (¿no todas lo son?), de un supergrupo del que hay que proveerse todos sus lanzamientos.Yo, ya le pongo entre los mejores lanzamientos del 2016.  Un valor seguro.

lunes, 21 de noviembre de 2016

THEE OH SEES. "Mutilator defeated at last" (2015)


Aquí viene uno de esos grupos que seguro nunca coparan portadas en el orbe indie, ni se grajeará una militancia activa de seguidores que coreen su nombre sin parar. Ni falta que les hace. Tan solo escuchando la inicial "Web", con su aire de psicodelia ruidosa, rock acelerado, y aires que le den por saco a la normalidad, te das cuentas del grupazo que muchos se estan perdiendo.

Llevan desde el 2008. Y este es uno de sus mejores trabajos. Como suena "Witherend hand", descarriada, space rock salvaje, licantropía de una banda que sabe bien como llegar pronto a nuestros corazones salvajes.

Los dos minutos de "Poor Queen", con esos teclados ochenteros, con ese enjambre de electricidad dan paso a esa vesanía titulada "Turned of light", donde John Dwyer y sus chicos se lo pasan bomba buceando en la psicodelia y el garaje. Como unos primeros Pink Floyd, con ganas de parecer punks.

No hay descanso en "Mutilator defeated at last",  y los riffs hard de "Lupine Ossuary" son todo un tour de force para tus sentidos, una jam que seguro que en directo debe de ser la ostia. Psicodelia dura, de esas que no permite tranquilidad, que requiere quiebros del alma, conductas de violencia.

De repente todo se para y viene la calma. "Sticky hulks" es una planta adormecedera que se tiende al ras de tus sensaciones más profundas. Los teclados, las guitarras que van y vienen, la calma que sabes que es de mentira, que simplemente aparece para testificar contra la comodidad. Porque Thee oh Sees en su interesante carrera, siempre han huido de la placidez. Discos como "Putrifiers II" (2012) o "Warm smile (2010) asi lo atestiguan.

Desbocados  se vuelven con "Rogue planet" y para terminar, nos retan con "Palace doctor" y su adictiva melodía recital de psicóticas sugestiones, punto final de esta epopeya salvaje, de un grupo que no te deja indemne.



viernes, 18 de noviembre de 2016

EELS. "Daisies of the galaxy" (2000)

No hace mucho leí "Cosas que los nietos deberían saber", libro de Mark Oliver Everett, lider de Eels, en donde pasa repaso a su vida de artista y a las desgracias que han jalonado su existencia, (muertes de sus padres, y suicidio de su hermana por citar algunas). Todo un personaje que a las claras describe su carrera como músico, sus obstaculos, sus giras, y a la vez, en el anden de la vida, los hachazos que poco a poco iban minando su optimismo. Un buen libro que hay que leer.

En este  su tercer discos Mr. Oliver, se aleja de la hecatombe musical que supuso "Electro shock blues", para darnos un paseo por su lado más amable. Desde el inicio lo podemos comprobar cuando iniciamos la escucha de "Grace kelly blues" y sus formas de country congelado, pasando por la tradicional "Packing blankets", donde el lider de Eels se deja llevar por la serenidad mientras mira hacia adentro para viajar, viajar, y no parar.

"I like birds" es una vacilada atemporal que da paso a la que titula el cd, grave himno para pasear nuestros perros interiores por arrabales de duda y dolor. Me encanta la casi jazzy "Flyswatter" y no hay nada como ponerte "It's a motherfucker", para levantarte y bostezar soles de avellana. Ese piano solemne, ese otoño fuente de melancolía. Todo un bello galomatías.

Hay veces que parece un Beck en continuo estado de introspección ("Tiger in my tank"), y otras parece bendecido por el aliento de la desdicha, ("Wooden nickles"). Y como punto álgido del disco la serenidad opiacea de "Selective memory" y el final arrebatador de "Mr. E. beautiful blues", como colofón a disco sin manchas, una celebración de la vida.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

DINOSAUR JR. "Give a glimpse of what yer not" (2016)


Poco dice para la música actual que los mayúsculos Dinosaur Jr, nos hallan regalado este "Give a glimpse of what yer not", uno de los mejores discos del año. Se ve que las bandas de ahora tienen algo mejor que hacer que envolvernos con sorpresas y parabienes. Es igual, tenemos a Mascis y al colega Barlow para hacernos los días un poco más felices.

Y es que desde que suena el pepinazo que abre el disco "Goin down", con esa forma que solo saben hacer ellos de conjugar rabia con melodía, con la voz de Mascis y su nerviosa guitarra arañando cielos, sabes que ellos nunca nos fallaran como otros compañeros de generación otrora duendes ahora mala copia de si mismos.

Y es que aquí el trio que nos llenó los dias de los 90 de fervor y fiebre, Murph, Mascis y Barlow, parece que esten instalados en una juventud eterna, lejana de acomodo y formalismos. Suena la chispeante "Tiny" y es como cerrar los ojos y recordar cuando me compre el vinilo de "Bug", su llegada a casa, el primer roce de la agua con el circulo mágico, y sentir que las paredes me iban a pisotear sin remisión.

Si "I bet on sky" (2012) fue bueno, éste su último largo, es mejor. De 9 alto "Be a part" y esa crónica sentimental de dolores de dentro, abstracción y belleza, melodía que te llega al alma, que te lleva en un viaje astral hasta la edad de los abrazos eternos, donde podíamos con todo, en una época donde el retrato de Dorian Gray seguía impoluto en su lozana juventud.

En "Love is" la voz cantante la tiene Barlow. Qué decir. Es como si Sebadoh se pusiese una camiseta de su hermano mayor luciendo con orgullo las cicatrices de la edad, el confeti de la devastación. Que gozo  para el espíritu escuchar los riffs de Mascis, como en la envolvente "Good to know" crisálida salvaje, juventud eterno tesoro.

El lado más hard del disco es "I walk for Miles", que da paso a otro single de esos para que te sientas bien el resto del día, "Lost all day", metralla lírica, avispero de sensaciones que en la colosal "Knocked around" con el falsete de Mascis relatando cadencias, te deja definitivamente sin palabras.

¿Qué más se puede pedir a Dinosaur Jr.? Estando en los tiempos que estamos, llevando el tiempo que llevan, solo nos queda decir que un grupo que puede fabricar tonalidades musicales del estilo de "Left/Right", mantenga ese espíritu indomable hasta el final de los tiempos. Grandes.





lunes, 14 de noviembre de 2016

THE PONYS. "Turn the lights out" (2007)


Este fue el último trabajo de esta buena banda norteamericana, la cual estuvo tocada por la varita mágica de Steve Albini, que les produjo "Celebration Castle", su anterior trabajo en el 2005. The Ponys, es un cúmulo de hits de rock épico, de alambres de indie, con salpullidos de himno como la maravillosa "Small talk".

"Tunr the lights out" es un incesante recorrido por los mejor del indie rock de los 90 , con pinceladas de pop de ese rutilante que te hace gozar como "1209 seminary", o  rasguños de infección rápida roquera como "Shine".

El disco es una catarsis hábilmente controlada, un volcán que deja joyas del calibre de "Kingdom of hearts", bella letanía con un toque a Pixies, y sus guitarras resguardas bajo una tonelada de viento febril, de luciérnagas apaga voluntades.

Elevan el tono en "Poser psychotic", psicodélica, y esta vez con Sonic Youth en el punto de mira. Todo un portento. Como la gritona "Exile on my street", cardiaca, solemne, carcomida por la necesidad del abrupto.

La que más me gusta, "Harakiri", otro hit de esos indomables a los que estabamos tan acostumbrados en los 90, un pelotazo en toda regla. Para el final, el garage de "Maybe i'll try", y "Pickpocket song" con sus rayos desbocados de post punk. Lástima que se disolvieran en el éter de lo efímero. Quedan sus tres discos como puente de enganche a los 90. Si, ya sabía el bueno de Albini donde se metía cuando los produjo...


jueves, 10 de noviembre de 2016

THE XX. "Coexist" (2012)

Cuando me hice con su disco homónimo allá en el lejano 2009, caí de inmediato rendido ante el encanto de estos púberes británicos, que hacían de la anemia electrónica un todo, de lo raquítico el eje fundamental de una propuesta siempre acechada por el aliento del pop.

En "Coexist" cohabitan desde la íntima pasión por interiorizar las legañas del alma, como la inicial "Angels", hasta paseos por el baile, ("Chained"). Más lo que predomina en el cd son envoltorios donde la guitarra se mira en una invención de paisajes desolados, poblando los minutos con una flashes de tensión siempre controlada ("Fiction").

En "Reunion" se dan la mano unos punteos congelados junto con una delicada sonrisa forzada para que los diálogos del dúo dan la señal para que se abran las puertas y suene "Sunset", repleta de neones abusivos, de norias pacíficas, orfebrería pop para pistas de andar por casa.

"Missing" es la más ardua del disco, un buen pedal de lisergia íntima, un rayo de desesperanza, la bilis de los cielos antes de la calma chicha que todo lo puede. Aséptico sonido el de estos chicos, que se dejan llevar en "Unfold" por la naftalina de los ochenta y en "Swept away", se revuelcan en una encrucijada dance para insomnes.

No supera su anterior trabajo, pero "Coexist" ofrece una vena continuista donde se nos muestran encantados con servir a la ley del mínimo esfuerzo. Suspiros y antojos, luces en la frontera del ensimismamiento.

martes, 8 de noviembre de 2016

RUSSIAN CIRCLES. "Guidance" (2016)


El guitarrista de Converge, Kurt Ballou, es el encargado de producir el sexto disco de esta banda de esforzados currantes del post-metal. Un disco que empieza con la atmosférica "Asa", para sin perder tiempo ponerte los pelos de punta con la sofocante y genuina "Vorel".

Uno, que es aficionado a todos las reflexiones que desarrollan el Metal, (Envy, Jesu, Neurosis, Today is the Day y otros brutos de lo rudo), nota que "Guidance" cumple con las expectativas como un buen mazacote donde sobre todo la batería de David Turncrantz, junto a la guitarra de riff insolente de Mike Sullivan, concretan una apuesta que se recomienda darle vatios, arcadas de volumen brutal.

El trio de Russian Circles van forjando a pedaladas su sofisma de la inquietud, rozando con la épica "Mota" climax que  se acerca al post rock más meditabundo, pero siempre con la amenaza superpuesta, siempre con la distorsión aporreando noches que se derrumban y padecen quimera.

Asi son Russian Circles, una batidora de metal con pizcas de rubor inmaculado, dragones que sacuden el fuego para vivir entre acantilados de mares domesticados de depresión.  Suena "Afrika" mientras fuera en la calle las temperaturas empiezan a bajar. Es mi preferida. He subido un poco más el volumen. La más delicada del lote, una ofrenda de metal con rubíes de emoción, un caballo desbocado, suave, serena, pero siempre contundente. Total.

Luego vienen otras tormentas, otras correrías hacia lo ignoto,siempre con ese post metal instrumental de la casa, que ha hecho de Russian Circles  uno de los combos más emblemáticos cuando quieren compaginar la hecatombe con la belleza. "Overboard" es una inquieta letanía, unos arpegios tirados al azar hacia la nada, que da paso a "Calla" y su rugido explosivo, prohibido no tocar. Metal de alto voltaje, el punto demencial de "Guidance", donde Russian Circles dan más miedo.

Para terminar, "Lisboa", reflexiva en su inicio para terminar como se merece este gran disco, a toda velocidad. Unos de los mejores cds de post metal que te puedes llevar en la actualidad a los oídos, una fiereza noble de alaridos instrumentales.


domingo, 6 de noviembre de 2016

BROADWAY PROJECT. "Compassion" (1998)


Dan Berridge se puso el nombre encima de su projecto de Broadway Project, para definir su trabajo, un alarde de electrónica fértil, de andanadas de suavidad reflexiva. "Compassion" fue el primer disco de su larga trayectoria, para mi el mejor, una manera como otra cualquiera de perderse en un viaje hacia el drum'n'bass, la hipnosis electrónica, los funerales de la alegría.

Escuchas los dos primeros cortes del disco, ""Who's to blame" y "Born spirit", y no puedes hacer más que caer seducido por este enjambre de corriente alterna de besos, de luces que son sinónimos para perderse sin más en un naufragio requerido.

"For the one" es espeluznante, y el piano de "Femme fatale" te lleva al ambient de la mano de un silencio programado para querencias interiores, para sarcófagos del querer. "Life of a refugee" es un corte de esos que dejan huella, batiéndose entre alaridos íntimos, lloviznas del querer.

Todo el disco rezuma bondades de reflexión, catarsis inflamadas de llamadas para seguir vivos entre luces que denotan suavidad y dicha, ("Non-resistance"). Cada track es un paseo fluvial por notas de evaporación, por ramajes indomables de pop celestial ("Plants and leaves").

De todo, y todo bueno para la salud del que escucha en este "Compassion"."Quiet revolution" es una pieza dotada de embrujo, de carisma de noches sin fin. Los neones no se apagan, el amanecer esta lejos, la luz pernocta en la algarabía de las voces siniestras.

Queda tiempo para un arrreón de guitarra, ("No pain"), o para un corsario ensimismamiento de cifras internas ("January"). Si, definitivamente, reconforta discos como este. Íntimos, juegos personales, naufragios necesarios. Ambiente para perforar oscuridades. Cánticos de esperanza interior.



jueves, 3 de noviembre de 2016

THE THIRD EYE FOUNDATION. "The dark" (2010)


Diez años llevaba aparcado el proyecto de Matt Elliot, The Third Eye Foundation. La espera mereció la pena. Acostumbrado que estabamos ya a los devaneos brillantes en solitario de Elliot, donde daba rienda suelta a su folk comatoso con ecos de la música del este, ("Failling songs" o "Howling songs"), este "The Dark", una monumental obra en forma de suit de ambient electrónico, nos trajó la cara más espectral, oscura, de un músico que junto a Flying Saucer Attack, conforman un eje para reconstruir los sofismas de la música ambiental, con dosis de drum'n'bass, coherencia de postrock, y una buena cantidad de ideas todas fértiles.

"The Dark" es hipnótico, envolvente, unidos los temas por un hilo invisible donde es imposible no desmayarse ante la emoción radiactiva de un sonido que te noquea, intenso, emocional. Partiendo de "Anhedonia", y sus voces de ópera, "The dark", funciona como un ente donde se crea un climax apaciguador creado por beats y las confabulaciones electrónicas donde Elliot sabe bien moverse.

La segunda del viaje, "Standard deviation", es como una continuación de "Anhedonia", otra pieza más en el engranaje de este mapa onírico donde es fácil perder la conciencia cerrrando los ojos e imaginando bosques frondosos repletos de amenazas perfectas, de animales que aun no existen, de cielos negros.

"Parcidolia" y "Clousure", parecen válidas para una banda sonora de estridencias internas, de crimenes inconfensables, viñetas repletas de sombras, pensamientos en voz baja, mientras la electrónica se pone al servicio del intimismo más atroz. Sueñan los sueños perpetuas agitaciones indomables, sueñan y sueñan por no despertar en este nicho de locura que a veces es la vida.

Matt Elliot, supo con este disco revitalizar su proyecto agitador. Valga "If your treat  us like terrorists we will become terrorists" para poner el punto final a este laberíntico y embriagador artilugio para coleccionar gritos de silencio.