lunes, 5 de agosto de 2013

ROKIA TRAORÉ. "Beautiful Africa" (2013)


Sin duda, el mejor álbum de rock africano de este año. Lo más parecido a una conjunción de PJ Harvey y la magia de raíces de Malí. Rokia Traoré, de la mano en la producción de John Parish, ha elaborado de principio a fin uno de esos discos que perdurará en la retina auditiva del escuchante por su magia y su fuerza, por su expresividad y su candor.

Si escuchas "Kourma" y sus guitarras ácidas y distorsionadas, junto con la calidez vocal de Traoré, comprobarás que no es exageración, cuando afirmo que esto es una bomba de ritmo y dinamita, de suciedad y limpieza para que nos oxigenemos de tanto tahur mentiroso que nos rodea por todas partes.

"Lalla" pone los puntos en las íes, nos presenta a una artista que todo su gusto por el rock occidental lo ha sabido llevar en este "Beautiful Africa" a un campo necesitado de aristas crudas y voltaje rallante. "Sikey" es ritmo y visiones de un Africa sin complejos. El ampfli que sirve de asiento a la artista es el objeto donde se vomita esta belleza que desde ya es mi disco del verano.

"Ka Moun Kè", es más relajada, suspiros que van y vienen, catarsis controlada, sombras y juicio de noche. "Mélancolie" es todo un portento,  una gran explosión de luz y de tristeza, un constante vaivén que se contonea y juega contigo. Y los 9 minutos de "N'Téri" son todo un frenesí donde la voz de Rokia junto a un hipnótico y suave oleaje musical, te mece entre siseos de desiertos con flores, de arena movediza de amor. De verdad, sin palabras.

Tampoco olvidar "Tuit Tuit" y "Sarama", otras dos gemas especiales para completar el mejor disco de la Traoré, una de esas joyas que tendrás guardada entre tus baules de discos, dispuesto a enseñar a tus sosias musicales. Porque el arte es esto. Llegar y llegar y quedarse; volutas de ondas, racimos de luz, música sin sesgo, artista 10.




jueves, 1 de agosto de 2013

PRAM. "Somniloquy" (2001)


Ellos fueron los que estaban en ese imaginativo equipo de los primeros grupos de post-rock. Allí jugaban gente como los iniciadores Bark Psychosis, los espaciales Laika, Moonshake, Labradford y toda una buena alineación armada para rematar sonidos flotadores, que no se casaban con nadie, que buscaban mediante la especulación ir más allá del rock, confabulados para imaginar las viejas formas musicales de los 70 en los radiantes 90.

"Somniloquy" fue un mini album aderezado con rubíes incontestables en formas de mix, y hará las delicias de los que cayeron rendidos con cosas como "Hellium" (1994) o "Sargasso Sea" (1995). "Mother of pearl", la recuerdo como una de las más logradas producciones de toda la carrera de Pram. Ritmo ensoñador, como la portada del cd, con un saxo que sube y baja, en una orquestina de niños traviesos que juegan al escondite en una pista de baile maldita.

"The way of the mongoose" ya lo quisieran para su haber todos esos grupos que conocemos que se sirven de la electrónica mínima y de los ruidos para fabricar castañas al por mayor. "Monkey puzzle es para bailar suavemente, sin estridencias, con ecos de Stereolab sumergidos en una pecera.

"Clock without hands" es la parte marciana de los chicos, lenta y sugerente, activa y ácida, cálida y expectante. Los mixes empiezan con "Bewitched" y su locura ralladura que es un encanto para la psique más nerviosa. "Play of the waves" y "The last astronaut" son otros de los puntos más álgidos de un grupo que nos encandiló en los 90, y que merece la pena recordar. Para tus vacaciones, un seguro de ahogamiento auditivo. El vídeo no corresponde a este álbum, pero me trae muy buenos recuerdos.