martes, 31 de diciembre de 2019

BRUTUS. "Nest" (2019)


Tras un parón en tierras galas, volvemos a Discos Pensados para decir adiós al 2019, fin de año, de ciclo, fin a los días que se han evaporado por las rendijas de los sentidos,  au revoir a meses y meses que dejarán paso a otro torrente más de inquietudes, de olas, de certezas y dudas en lo referente a lo que se avecina musicalmente hablando justamente mañana.

He elegido para este día 31 a Brutus, una potente banda donde sobresale la batera y cantante Stefanie Mannaerts, que hace que este segundo disco de los belgas sea una amalgama potente de estilos, desde el post metal al post rock con épica salvaje, con melodías que explotan e irradian pavor.

"Fire" y "Django", son los dos pedazos de cócteles que dan la voz a "Cemetery" y sus metálicos enjambres con el grupo apoyando esa pedazo mole de batería que parece que trina infiernos. "Nest", aupado en las listas internacionales como de los mejor que ha surgido de metal avanzando, tiene suficiente criterio como para que lo podamos poner justo cuando las campanadas de esta noche digan hasta siempre al 19 ("Techno").

"Carry" es otro pétalo de acero que da la voz a "War", la mejor de "Nest" por su lirismo estrangulador, por ese inicio que da pavor, por la hemorragia que despide desde que penetras en el soberbio bullicio tranquilo que a poco se convierte en una épica catalepsia de hardcore metal. Apabullante.

En "Blind" siguen por la senda del metal para construir en "Distance" otra torre de Babel de luciérnagas envolventes que te dan besos de veneno mientras te apagan la luz de la noche. "Space" es como si a Bjork le hubiera entrada de repente el arte que nunca ha tenido y "Horde V" es otra trinchera de esas que nos deja vencidos y con ganas de demolición.

Terminamos, con "Super dragon", el otro punto fuerte de "Nest", más de siete minutos de entrañas de post metal, de arrumacos de sensibilidad de veneno, catarsis y serenidad vomitando caos. Feliz años a todos los que se paran para este pequeño blog que sigue y sigue creciendo a costa de esta afición que a uno le aqueja de compartir musgos de descubrimiento, vellocinos de oro de música para salvarnos de la tontería.


domingo, 22 de diciembre de 2019

DIIV. "Deceiver" (2019)


El tercer disco de DIIV es el mejor sin duda. Si los dos anteriores, (sobre todo ese soberbio "Is the is are") picaba en una tarta repleta de krautrock, este "Deceiver" es un punto y a parte, la mejor prolongación en el tiempo y en el espacio que ha tenido My Bloody Valentine.

Las canciones de DIIV duelen, hacen daño, como ese inicio soberbio que se llama "Horsehead", se meten en su laberinto de distorsión  y juventud jodida y nos regalan un buen puñado de esencias olorosas de emoción.

Los de New York, de mano de su lider Zachary Cole, bajaron a los sótanos de las drogas y los excesos, y parieron este "Deceiver", donde temas como "Skin game", dibujan un shoegazing repleto de lírica estrangulada, de temas de esos que dan pena que se acaben ("Between tides").

Lentos, agónicos, repletos de aristas de corazón, el feedback aumenta cuando va pasando el disco, como un tiovivo repleto de sensaciones que siempre cauterizan tu espíritu repleto de necesidad de volar y seguir indemne ante los rayos del sol ("Taker").

Y que me decís de "For the guilty" un sorprendente arreón de suavidad y burbujas eléctricas, de suaves paseos por sombras detonadas y efervescentes. "The Spark" es como un sueño que roba nubes, como un trapecio que se mueve entre el vacío y la necesidad del riesgo total. Monumental.

Con "Lorelei" se atreven a penetrar en un pasadizo de calma siempre tensa, de juglares paseos por la disolución del alma en bravas sacudidas de suspiros que se izan como pulsos eternos. "Blankenship" tira de arrojo y dulzura envenenada para entregarnos a "Acheron" con ese bajo de inicio que da pie a pesadillas perversas.

Discos Pensados con este magnífico trabajo se da un descanso merecido navideño. Volveremos con las pilas cargadas y nuevos discos comprados para continuar el año que viene (también espero los finales días de este) con rabia, sorpresa y siempre mucho, mucho corazón. Que como siempre, no pare jamás la música.


viernes, 20 de diciembre de 2019

THE GUTTER TWINS. "Saturnalia" (2008)


¿Qué se puede decir de un grupo formado por Greg Dulli (Afghan Wings) y Mark Lanegan (Screaming Tres)? La respuesta está en la primera canción que abre el trabajo, "The Station", donde la voz grave de Lanegan se acompaña con el orfeo vocal de Dulli es una letanía bella, donde resumen a la perfección los dones de ambos artistas.

"God's children" es otra antología de gospel gótico, esta vez con Dulli comandando la noche con sus disparos de pena que no se vence, pero convence, hit arrollador. En "All misery/flowers", es sin embargo Mark quien construye un blues oscuro, alardeando de esa portentosa garganta, acero y detonación asegurada.

Los teclados son los que nos encontramos en el inicio de "The Body", una fantasmagórica balada de esas de crujidos valientes, con buena melodía, que en la siguiente, "Idle hands" se convierte en una contenida aproximación al hard rock (a su manera, claro está).

Las cuerdas son las dueñas de "Circles the fringes", un suspiro acompañado de arreones de guitarras y con Dully llevando el espíritu de Afghan Wings a las caricias sónicas de este supergrupo. "Who will lead us", la que más me llena, tira por el soul y el embriagamiento sin límites. Pasada total de tema.

Nos engatusan los sentidos cuando suena la psicodelica pop "I was in love with you" con sus goznes de campanas para nuestro ensueño. "Saturnalia" un cd de disfrute inmediato si eres de los seguidores de las carreras de estos dos tahures del alma.



lunes, 16 de diciembre de 2019

WILCO. "Star wars" (2015)


Sin duda mi disco preferido de Wilco, por ser el más arriesgado, por empezar con una canción, "EKG", donde casi parecen Sonic Youth, un torbellino de principio a fin, un conjunto de temas de esos que escuecen, levantan ampollas, donde Jeff Tweedy y sus colegas se esmeran para regalarnos un pastel envenenado.

En "More..." te arrullan con su constante combate de suciedad y pinturas de guerra, distorsión que ladra mientra Tweedy intenta hacer algo que se parece a una melodía de las que Wilco que nos tiene acostumbrados a regalar. "Random name generator", es otra atronadora función de oscuridad clara, de serruchos de sonido de ese que llaman americana, con amputados disparos de electricidad de esa que tanto necesitamos para sobrevivir. Soberbios y fogosos estos Wilco de "Star wars".

Un puntazo de principio a fin es "The Joke Explained", repleta de rubor y chulería.  Luego viene un pelotazo oscuro y vibrante, "Your satellite", cinco minutos repletos de aristas, de un sonido lineal y envolvente, que por momentos recuerda a Yo la Tengo.

La fiesta continua con ese arreón de distorsión que habita en "Pickled ginger", un salmo de pavor, un punzada de feedback en la mejor tradición del noise rock. Se relajan en "Where do i begin" para en "Cold slope" volver a las andadas con un vaivén de sonidos que bajan y suben, otros de los momentos álgidos de este buen "Star wars".

Para el final, "Magnetized", con aires de melancolía y pulsiones de sonidos que te aquietan y te calman, perfecto ocaso de un cd de esos que nos muestra las múltiples caras de Wilco. Un buen disco a recuperar.


jueves, 12 de diciembre de 2019

THE MURDER CAPITAL. "When i have fears" (2019)


Pedazo de debut se han marcado estos cinco pipiolos irlandeses. Quizás desde que nos enteramos que Idles eran los putos amos del cotarrro que viene de las islas, no había surgido una banda que pudiera hacernos gozar y estremecer como The Murder Capital.

Podían ocupar el puesto que ya tienen perdido Interpol como una de las bandas post punk más sugerente del momento. Solo escuchando ese pepinazo que se llama "For everything", que da comienzo a este monumental trabajo, te das cuentan de la energía que irradian, creando himnos desde la noche, con desgarro y pasión.

En "More is sea" sacan su lado más punk, casi como si estuviesemos enfrente a Idles. Gritos, furia, pus, electricidad que galvaniza en calambres y tensión. Vaya sonido. En "Green & blue" nos apabullan con un envolvente dramatismo, recogiendo la caña de pesca que dejaron totems como Echo and the Bunnymen.

Jovenes preparados para la contienda en las sombras, The Murder Capital captan nuestra atención hasta en las canciones mas enrevesadas, obstinadas para que no nos entren a la primera, como la divagante "Slowdance I", donde de nuevo la sombra de Ian McCulloch se agarra a la garganta de su cantante.

Cuando llegas a "On twisted ground" ya te tienen en sus manos. Épica y triste, solaz de susurros y latidos que se acallan entre nieblas y pus. De esas canciones que cuando acabas no tienes más remedio que volver a poner. Lenta, sugerente, tranquila, como esperando lo que pueda acontecer con la cara agachada, con los músculos preparados para lo que pueda venir. Y lo que viene es un sopapo de esos que dejan marca: "Feeling fades", afilada, contundente, voraz, sacando punta a las guitarras, una guillotina de frenesí salvaje, de laceramiento postpunk.

La siguiente, no paro de escucharla, me tiene impactado; "Don't cling to life", himno para verter tus recuerdos en acido encantador, turbulencia que te posee y te pone a 100. Es un reclamo para volver al ayer con los fundamentos del hoy, de parte de unos jovenzuelos que tienen un futuro de la leche.

Terminamos este viaje, con "Love,love,love", otra gema descuartizada, lineal y uniforme propagación de sonidos subterráneos, osculando entre chillidos y estepas. De lo mejor de 2019. Un señor disco, un torrente salvaje, lo que viene que ya está aquí, entre nosotros.


martes, 10 de diciembre de 2019

DIAMANDA GALAS. "Guilty, guilty, guilty" (2008)


El Knitting Factory de New York, fue el lugar elegido por la sacerdotisa del mal Diamanda Galas, para grabar en directo un ramillete de 8 temas donde el tema principal es el amor cuando éste desemboca en sangre y destrucción.

Que mejor que Diamanda para provocarnos escozor con esa voz suya que rompre cristaleras y cielos. Empieza cogiendo un tema de Overton Vertis Wright, para revolvernos en una catarsis de soul estremecedor, donde el piano y el averno se juntan en un matrimonio demoledor con final siniestro.

En "Long black veil", canción que hizo famosa Johnny Cash, la Galas tira de Gospel para regalarnos un potente drama vocal en medio de un salvaje sinfonía de caos y dolor y continuar esta vez con el blues de "Down so low", la más desgarradora de este pedazo de coctel de sensaciones duras, potentes, como todos sus trabajos.

"Interlude (time)", nos muestra la parte más tranquila de la artista, que se toma con pausa su pócima de ponzoña para regarnos de ternura y suspiros amables. Todo una pasada que en "Autumn leaves" tomando como punto de partida palabras del poeta Jacques Prevert se convierte en una vesanía de tensión nihilista. Pavor, joder, que pavor.

Es en "O death" donde nos encontramos a la Diamanda Galas con su voz rota, fragmentada y jugando en un crisol de graves tonadas que te dejan deprimido y roto. Canciones del inframundo para ponerte en momentos donde tu ánimo este más bien alto. 

Para terminar estas canciones de cadalso de amor, "Heaven have mercy", tema que hizo suyo Edith Piaf y donde no tienes más remedio que estremecerte sin posibilidad de escape. Te deja sin palabras ni respiración. Diamanda Galas, un continuo fuego que no se apaga, la garganta del oxido eterno.


domingo, 8 de diciembre de 2019

VARIOS. "Recordando a Triana" (2014)

Cuando se editó este disco hacia 40 años del nacimiento de Triana, uno de los grupos fundamentales para entender la evolución rock andaluz. Sabiendo lo complicado de superar las originales, los artistas que se han involucrado han conseguido con más o menos aciertos, componer una especie de opera rock donde rendir pleitesía a Triana con respeto y buena actitud.

El disco empieza con Estrella Morente y Juan Habichuela que siguen los designios de la original "Sé de un lugar", para que Jota de Los Planetas, compongan unas de sus muchas locuras esta vez con "Recuerdos de una noche" .

"Tu frialdad", con el cantante de Niños Mutantes, no pasará a las historia pero tenemos a Kiko Rivera, con su arte particular que no cesa, para regalarnos una de las mejores del álbum, "Desnuda la mañana". Noni y Ale, de Lori Meyers, tampoco consiguen recrear el espíritu de Triana, pero nos quitan el mal sabor de boca la presencia majestuosa de Antonio Arias por partida doble con las potentes "Ya esta bien" y "Necesito", llevando la aridez de Lagartija Nick al espíritu de las canciones del grupo de Jesús de la Rosa.

"Abre la puerta" con Juan Habichuela y Argentina, lo bordan,  como Jota y Manu de Grupos Expertos de Solynieve que consiguen un pedazo de hit en "Quiero contarte". Curiosa es la apropiación que hace Pájaro de "Del crespúsculo nacerá el rocío" como la ortodoxa "Hijos del agobio" del Niño de Elche.

Antonio Luque lo borda con "Sr.Troncoso", y Miguel Rivera de Maga, acaba el viaje con "Una histora". En general, un pedazo de recuerdos en una cd cuidado y que te hará buscar de nuevo entre tus viejos discos a Triana y sus rock tan crucial.


jueves, 5 de diciembre de 2019

SONIC YOUTH. "Murray Street" (2002)


Justo cuando Kim Gordon nos ha regalado su primer disco con su nombre (un disco de esos que estará entre los mejor del año, seguro), es buen momento para recuperar el que fuera el trabajo numero 12 de los jóvenes sónicos.

Un disco enérgico, empezado a grabar en 2001, pero que como el estudio estaba cerca del ataque a las torres gemelas, se tuvo que posponer hasta el 2002.  Disco éste, para uso y disfrute de los que somos militantes accérimos de Sonic Youth, donde se conjuga las canciones con un punto melódico ("The empty page"), pero siempre con ese ruido que sólo Sonic Youth han sabido sacar, con otros atributos de experimentación siempre controlada.

Moore, Ranaldo, O'Rourke y Gordon, estaban en plena forma cuando "Murray street" empezó a detonar las radios. ""Disconnection notice" es un pasote con una estructura que te envuelve, con una guitarra que es una cruzada de distorsión que ensimisma y abrasa. Pedazo de tema. Puro Sonic Youth en vena.

"Rain on tin", es otra jugada maestra; sonido en zigzags, Thurston y Lee componiendo un bálsamo de electricidad que te apabulla en un mantra de noise de otro planeta. Simplemente embriagador. Mi favorita, "Karen revisited", un puntazo de rock melódico, entrañable, himno con refriegas de ruido, caos condensado para hacernos disfrutar. Un maravilloso puntazo.

La más ruidosa la encontramos en "Radical adults like godhead style", donde los dos saxos de Don Dietrich y Jim Sauter, te saturan el alma con cariño y paranoia. Acaban el disco con "Symphathy for the strawberry", donde la farfisa aparece ejecutando su enigma para seducirnos en un maremoto de ruidismo made in Sonic Youth.

Lo dicho, otro disco más de una de las bandas más imprescindibles del mundo independiente. Siempre es un gusto volver a ellos. Siempre todo puede pasar. La magia del noise, la danza de los malditos.....



martes, 3 de diciembre de 2019

CAROLINA DURANTE. "Homónimo" (2019)


Carolina Durante, desde que hicieron su implosión con ese himno de indie punk, que fue "Cayetano", no han parado de subir como la espuma, de salir en medios, de generar una expectación nacida de esa inclinación que tienen los madrileños por la música de los 80, teniendo en mi opinión, a Los Nikis como referente más cercano.

En este su primer disco, continuan por el mismo sendero donde los conocimos, con sus letras repletas de sarcasmo y humor, con sus guitarras jovenzuelas saliendo indemnes de no caer en el marasmo de la repitición y o el cliché fácil.

Y es que empiezan como un tiro, con la pegadiza "Las canciones de Juanita", dedicada a la banda Juanita y los Feos. Actitud teenager, buenos estribillos, y aunque a algunos ortodoxos del ramo les joda, lo suyo no es para nada impostado, y además es que molan. "Cementerio (el último parque)" es un buen mazacote de distorsión para poblar palabras repleta de ironía.

Otro de los puntos fuertes, "El Año", donde homenajean a Martin Barreiro, el hombre de tiempo de otros tiempos. Todo llenándolo de juventud, de cráteres de bisoñez, que en "KLK" se convierte en la canción más burra de todo el disco, un almanaque de punk rock con suficiente empaque como para hacerte mover.

"Joder, no sé" rezuma el tedium vitae de mentira de la juventud, búsquedas y besos desairados, sonido lineal en plan combate de batalla con aires de insolencia. Me da a mí que la presencia en la producción del bajista de Killing Joke Martin Glover "Youth", ha ayudado a que como churros, las canciones se te peguen en la saliva de los silbidos ("Nuevas formas de hacer el rídiculo").

Y es cuando acaba ésta, donde se encuentran los dos puntos álgidos de "Homónimo": "Falta sentimiento",( triste y dura, decadente oscurilla, con una potente sección rítmica para detonar cielos) y la emotiva y profunda "Cuando niño" , pop enrabietado y ochentero, divertida, con el espejo del coche mirando a los años pipiolos y Carolina Durante, arrebatándonos con su sencillez que impacta.

A muchos les parecerán un grupo de esos que se consumirá al albur de su propio éxito. A mi parecer, no viene mal de ve en cuando dejarnos llevar por propuestas tan básicas que consiguen si se hacen como ellos saben, un buen ramillete de melodías para llevarte a la memoria.


domingo, 1 de diciembre de 2019

TOUCHÉ AMORÉ. "Parting the sea between brightness and me" (2011)



El único pero que se le puede poner a este disco es su duración. Sólo 20 minutos para 13 pedazos de tormentas de posthardcore con tintes melódicos. Ya los había hechado el ojo cuando los descubrí con "Strage four"(2016), y la verdad es que es un gusto para los que amamos los armagedones emocionales.

El inicio con "-", es lo que se te puedes esperar de ellos: rabia, y perforación de distorsión, que abre camino a "Pathfinder", y a la emotiva y explosiva "The great repetition", con sus parones de tristeza que recuerdan a Envy, con un poso de fiera juventud airada envolviéndolo todo.

"Art official", empieza con la batería entonando sustos, himno que se desarrolla en un minuto y pico, llenándolo todo de áspera crudeza. Crudeza que suben el listón con la rayante "Crutch" una de las más salvajes de este lote de gozoso post-hardcore.

No puedes más que subir el volumen cuando te cruzas por la calle con esa tonelada de lírica envasada en ruido que es "Method act" y hasta tienen el suficiente arrojo como para llenarnos el corazón de espinas con la más larga del disco, con sus dos minutos y veinte, de "Face ghosts".

Así son los discos de Touché Amoré, de poca duración pero repletos de una carga de brutalidad que no deja títeres con cabeza ("Wants/Needs"). Hasta nos cuelan una especie de balada con un piano que te cruje el alma, con la voz rota de Jeremy Bolm sonando de fondo, desafiando los rigores del dolor ("Condolences"). La calma se acaba en otro minuto, porque al momento escupen "Home away from here", otro trallazo de luces abrasadoras.

Touché Amoré, junto a Envy, Deafheaven y otros guerrilleros del hardcore evolucionado, con matices, son ya todo un referente para los que necesitamos sensaciones fuertes.