sábado, 28 de marzo de 2015

YOUSSOU N'DOUR. "Rokku mi rokka (Give and take)" (2007)


"Rokku mi rokka", dar y recibir, así titula el senegales este álbum que como toda su discografía esta repleta de momentos para el festejo, la alegría, la reflexión, el reggae a su manera, las tribus del sentir sobre el corazón africano.

La canción que titula el disco, "4-4-44" es un homenaje a los 44 años de independencia de Senegal, riffs fuertes y polirítmicos de principio a fin. La segunda, mi preferida, "Pullo Ardo", con una melodía absorvente, donde la compañía de los músicos de la Super Etoile de Dakar se hace notar.

Disco donde la fe sufi de Youssou se vislumbra en cada tema, N'Dour nos exhorta para el baile y la exaltación. "Bàjjan" es una estrella en el desierto, un cuenco de arroz, el calor más abrasador, la fuente que no se seca, el maná de la dicha.

En "Tukki" hablan de la dicha de los viajes como metodo de conocimiento y cultura, y también hace su aparición por aqui Neneh Cherri, en "Wake Up (It's africa calling)" para llenar de sensualidad este plato completo y afable.

Todo "Rokku mi rokka" es una potento y excesivo menú de tonalidades que nos hacen festejar con alegría la enorme creatividad de un músico, que ha sabido exportar de una manera fantástica los sonidos de su tierra. "Xel" y "Dabbaax" son un ejemplo más de esa envolvente agitación que crea a cada instante.

Con esta critica Discos Pensados se va una semanita a la tierra de los dinosaurios. La primera semana de abril volverá a volar jilgueros, a aplaudir caricias, a traer sugerencias, a habla de lo que me sienta bien: música. Que suenen los tambores de Africa para un necesario descanso, que suene y que esparce este olor de fuego por todos los rincones del orbe.


jueves, 26 de marzo de 2015

PETER BRODERICK. "http://www.itstarthear.com" (2012)


Este compositor americano, miembro de Efterklang siempre ha sabido tocarnos la fibra. Sus trabajos  han sido pequeñas muestras de orfebreria musical, ("Home" del 2008 es una rúbrica a recomendar).

Broderick se fue hasta Berlin para grabar junto al compositor neoclasico Nils Frahm, el disco cuyo nombre es la dirección web donde dirigirte para poder escuchar mientras te tomas un té bien cargado de lentitudes tan candidas como "I am piano" o "A tribute to our letter writting days". Das al play y la pantalla de tu ordenador se llenará de piano que suena a slowpop,folk de mimbre, olas que rompen contra acantilados de risa.

La guitarra acústica de "Blue" y el tono en general del tema me recuerda a los ambientes rurales de Red House Painters. Todo tranquilo, sin armar mucho alboroto, hasta dejándose llevar por las programaciones en "It stars hear" recibes una buena tonelada de alicientes para tomarte un respiro, frenar el paso, alterar la conducta de los malos días.

"Colin" transita por páramos donde el silencio es el arma preferida para convertirte en un esteta sin riesgo a perderte por cienos de alambre. Todo sueño convertido en posibilidad, todo lujo y meseta de cuna. "Bad works" es bonita, si bonita y descalza, luz de gas y velas apagadas mientras esperas un beso.

"Trespassing" es obligatoria para los viajes en paracaidas por colinas donde las flores se ponen bufandas de pinchos, donde el verde primaveral se junta con nostalgias caidas en olvidos. Rurales briznas de hierba, el rio que mana ducha, los rebaños de nubes mansos como el cansancio que viene y va, como la lírica absurda de un quizás.

Acuda pues a esta web de marchitos encantamientos, seguro que podrás publicar tu nombre en el pétalo estallado de una sonrisa, o en la catarsis mundana de un deseo cumplido.


martes, 24 de marzo de 2015

DEERHOOF. "La isla bonita" (2014)


12 discos con este. Y sigue la banda liderada por la nipona Satomi Matsukazi apañándosela que para no cambiando nada sigan siendo atrayentes, explosivos, rítmicos, geisir orate. Empezar un disco con "Paradise girls", y su ritmo de baile desquiciado, funk para almejas, es como si no conoces nada de ellas, perderte en un laberinto de salidas más que complicadas.

Lo suyo es fácil. Cogen el rock, lo estrujan, sale pus de noise, otros venenos de juguetes, y flemas pop de esas de dificil ubicación ("Mirror monster"). Satomi sigue siendo un vendaval, y Greg Saunier a la batería y John Dieterich a la guitarra continuan provocando dulce pavor.

"Doom" es un motín que no se acaba, ruidos y estrafalarios mecanismos de conducta musical psicopatas en una rueda que no para, en un torbellino de placer inmenso. "Last fad" suena a no wave pasada por el barniz de una modernidad bien entendida, rugir y rugir, parar y correr, trio que se desmelena en avant-rock colegial, muestras de encantamiento, fragor y batalla.

"Exit only" es un bazooka de punk rock pesado, mazacote que viene pintado por dentro y fuera por colores guerreros, tambores y lujuria, melodía bienvenida, crispar y más crispar, bonanza del rock, raíces que crecen y desparraman ismos.

12 discos. Unos cuantos años de vida para una formación que aprendió de los Ramones que cambiar es un error. Que jugar a romper ritmos y vocalizar ostiazos rítmicos vale siempre, es una asignatura ganadora cuando hablamos de esta impactante conferencia de rock sin miedo a perderse. "Big house waltz" es una anti-dance de dimensiones colosales, aullidos y quiebra en los sentidos mientras la guitarra y la voz de Satomi hacen freerock furibundo y nasal.

"Oh Bummer" la más elaborada de "La isla bonita" es la que acaba con este vendaval, con este púlpito de experiencias aconsejables para los que aun no se quieren cansar del rock, Hay vida después de la música independiente manida. Deerhoof ( y otros), están con nosotros para llenarnos de rebelión.


domingo, 22 de marzo de 2015

CHEIKH LO. "Lamp fall" (2006)


Cheikh Lo merece por meritos propios estar entre los artistas más reputados de Africa. Nacido en Burkina Faso,pero criado en Senegal,  pronto hizo del bambara y wolof su medio de expresarse. Una vida musical larga que q empezó a tener su importania cuando grabo el disco "Ne la thiass" apoyado por Youssou N'Dour.

"Lamp fall" nació tras 5 años de silencio, y la verdad que es todo un tobogán de ritmos y estilos. Desde los sonidos tradicionales de "Sou", hasta el jazz de la que titula el disco, este autodidacta músico que se atreve con todo, tejió en este disco una telaraña acariciadora, para que miremos una vez mas a nuestros vecinos de sur, para fijarnos en su grandeza, y en esa capacidad enorme que tienen de sorprendernos.

Lo, se fue a Brasil para grabar casi la mitad del disco, y la verdad es que se nota. "Lamp fall" transpira sudor ritmico, calores y espasmos. "Xalé", es folk trotón que nos hace flipar con músicos del calibre de Pee Wee Ellis al saxofón, o el teclado de Barry Arona. Le da al funky en "Kelly Magni", y "Sénégal-Bresil" se deja llevar por el carnaval, por Bahia y sus urgencias, por los tambores que retumban y retumban en diasporas de fiesta y clamor.

Dakar y Londres fueran las otras ciudades donde se fraguo el cd, y contó con la producción de Nick Gold, el hombre que nos trajo a Buena Vista Social Club. Latina también suena "Sante Yalla", revolcándose entre luces de neón y bamboleo. Un puntazo.

Cheikh Lo, seguidor del místico musulmán Ibra Fall, dedica este disco a su religión, siempre entendida ésta como un clamor a la paz y a la concordia entre los hombres. "N'galula", cantada en lingala, es una rumba congoleña que sonaba para hacer bailar el esqueleto de Africa a principios de los 70. Para descocarte. La gema pop se llama "Sama kaani xeen", que da pie al reggae de "Bamba mo woor". Como lo dicho en el incio del artículo, estilos, estilos, y más estilos

"Lamp fall", minarete de sonidos que van y vienen, Senegal y sus gentes, las calles y el pueblo bailando, ojos limpios, surcos en la tierra. Africa paga, Africa espera, Su música suena.


miércoles, 18 de marzo de 2015

ORANGE JUICE. "You can't hide your love forever" (1982)


Con este disco dió pistoletazo la carrera artística de este grupo escoces, con Edwyin Collins al frente. Orange Juice siempre fue una atractiva anomalía dentro del maremoto musical de la época. Ni se les puede encasillar en el post-punk, ni tampoco se les encuadra dentro de la orda de bandas indies que hicieron de la isla un faro donde mirar constantemente.

1982. El año en que decidieron confeccionar un disco de esos que marcan época, que oyendo ahora, más de 30 años después, no puedes más que disfrutar de cada tema. Valga el inicio con "Falling and laughing" con su aire casi funk, pero siempre con una detonación pop, que en la mayúscula "Untitled melody" aporta un punzante aire retro.

"Wan light" (¿quién se atrevia en aquellos años a llenar de vientos las canciones?) es quizás una de las formas más efectivas que tiene Orange Juice para presentar su discurso de grupo contracorriente. Pero también hay guitarras nerviosas y giros inesperados como "Tender Object", para danzar y danzar entre un torbellino de delfines.

Y cuando suena "Dying day" la fiesta atruena con soniquetes de pop manufacturado con mimo, reflejos de una ola que todo lo cubría, saltar y conocer, descubrir nuevos espacios, transmitir rabia e ilusión. Collins, como pajaro cantor, como proclamador de grandes verdades como en "L.O.V.E. love" o festivales de pop decadente como "Upwards and onmwards", siempre se las apañó para transitar la mullida estepa del mestizaje soleado y alegre.

Funky hasta la médula en "Satellite City", cuando suena el "Felicity" que hicieron suya en su tiempo The Wedding Present, ya me pongo a rebuscar en los anaqueles del recuerdo más discos de estos grandes olvidados. Luego vendria la enfermedad de Collins, pero eso es ya otra historia. De momento, la naranja, esta de vicio.

martes, 17 de marzo de 2015

THE CHILLS. "The BBC Sessions" (2014)


Menudo gustazo ha sido volver a escuchar a este grupo neozelandés después de tanto tiempo. Martin Phillips, cabeza pensante de The Chills tuvo la enorme idea de recuperar grabaciones que hicieron junto a John Peel entre los años 1985 a 1988.

Y vaya que si ha merecido la pena la sequía en el desierto. Desde los primeros acordes de  "Rolling Moon", con ese pop cercano a la épica, con esos estribillos que parecen punk sin fuste ni combate, y esos teclados que parecen de juguetes, te das cuentas de que eso que se llamó el jangle pop, no fue ninguna broma.

"Brave words", es otro de esos latigazos de pop, urgente, medusas a la mar y canguros por doquier danzando mientras la banda se fuma una pipa de oxigeno. "We blanket" me recuerda a mis añorados The Church. Los pelos como escarpias, el pop como excusa perfecta para componer canciones de esas que no pasa el tiempo por ellas. Que brillantez y fuerza, que forma de enfatizar sus puntos álgidos de emoción, sirenas a la deriva, copazos de bourbón en la mesilla de noche.

El label Flying Nun fue el que se encargo de atesorar joyas de esas épocas. The Clean, The Verlaines, The Bats, formaron parte de una de las historia más interesantes del pop allende los mares. Volver a escuchar "Dan destiny & the silver dawn" es como cuando me pongo cualquier canción de The Smiths. La misma sensación de que aun no soy viejo, de que con la coraza de la música podemos luchar contra las garras afiladas del tiempo.

"Living in a jungle" parace The Stanglers, y "Rain" es una estocada en el corazón, un viaje por los suburbios del pop aceitoso en psicodelia, contundencia en lo suave, carantoñas en el haber de tus emociones más primitivas. "Moonlight on flesh" es la más extravagante de lote, rallando en lo experimental, cabalgando a lomos de siderales tonalidades rebeldes.

La última parte del disco, la que conforman canciones grabadas en 1988, nos trae temas del que seria el cuarto disco de The Chills, "Submarine bells". "Part past, part fiction" y su juegos de voces grandilocuente y veraz, "Christmas chimes", villancico para especular truenos de pop señero y el final con "Dead web" para terminar este homenaje necesario a unos de los mejores tejedores de melodías pop que ha dado la música independiente. Dulce disfrute.


domingo, 15 de marzo de 2015

BEACH HOUSE. "Devotion" (2008)


Este segundo disco del dúo americano formado por Alex Scally y Victoria Legrand es el paradigma de la levedad. Mecerse con él es fácil desde que suenan los primeros acordes de "Wedding bell". Sururros, la vela y la mesa puesta, la tarta y olores musicales de otros tiempos.

Si "Teen Dream" (2010) y "Bloom" (2012) fueron geniales, la ostia, este "Devotion" tiene todas las garantías para que te puedas sumergir en un vaporoso viaje hacia cielos acordes con la paz que tanto necesitamos. Todo el disco es un remanso, es un fantasmal paseo de gracia y nubes claras. Parcos instrumentos, excelsas sensaciones. "You can to me" es una muestra de ello.

"Turtle island" es para estremecerte, para llorar cascadas de cataratas mientras te enroscas en ti mismo y en tus recuerdos más gratos, aquellos a los que el olvido aun no ha cercenado de tu psicología de amar. Los teclados suenan demoliendo silencio.

Y la no fiesta continua con "Holy dances", con la voz de Victoria regando cada surco del disco, panderetas de tréboles y folk de bosque en sabanas pensadas para guarecerte cuando la tormenta convierte a la intranquilidad en un arma de corrupción masiva. Levedad. Un rayo de luna para comer en penumbra, mientras bailas con un espectro escuchando "All the years".

Beach House. Bonito nombre para un grupo. "Some things last a long time" se despereza con mimo y luces que invitan a silencios programados, a paseos por una casa repleta de fotografías que algún día pusieron nombre a sensaciones ya olvidadas.

"Home again" pone el punto y final a un recorrido por los lugares más tranquilos del ánimo. Sueños y más sueños como espuma de despedida del mar que se posa en tus pies,  que se queda y se va.



miércoles, 11 de marzo de 2015

NUDOZURDO. "Nudozurdo" (2002)


Leopoldo Mateos (guitarra y voz), Felipe Salazar (bateria) y Daniel Asúa (batería) ganaron un certamen de bandas en Pozuelo. Grabaron este disco y parece que nada ocurrió. Nula distribucción, lo vendían en los conciertos, y pasó de largo, como uno más de esos discos que se pierden en el anonimato, en el vacío. Vaya putada. En el 2010, se tuvo el enorme acierto de volver a editarlo.

Porque este homónimo disco es la leche. Llevo enganchado a "Viaje hacía mi" toda la semana. Por su urgencia y su melancolía, como un puñetazo de Bedhead, o como una foto en blanco y negro de The New Year.

De esas cosas que no se explican. Nueve canciones para incitarte al grito, que juegan constantemente con lo emocional, con un rock aspero y oscuro, queroseno y siniestros augurios ("Dentro de él") focalizados en un trío que se arma para hacer de la pena una arista del sentir.

También "Pulso", instrumenal, tiene algo que les hace extraños, divagantes, como recuperadores de viejas formas musicales de los 80, donde la oscuridad se erizaba la sombra a la lumbre de extremos deseos fundidos con el silencio. Oigo "Autoayuda" y me quedo absorto. Inicio tranquilo, con Leopoldo tensando la cuerda, concentrado en quemarnos, apañándosela para vaguear por un idílico mundo de minutos que no se cansan, dudas y desgarro, lamentos y presentimientos de que algo va mal. Y es ahi cuando viene la tormenta.

"Hasta que acaben por confundirnos" es un himno convencido de la tragedia,la tensión apaga las velas, la guitarra es como una sierra. De nuevo la sombra de The New Year. Pero distinto. Con poesia de pelambre de ángel. Con daños colaterales de sentimientos que yacen en lápidas sin datar.

Nudozurdo. Así, todo junto. La verdad es que una maravilla. Una luz que cuando suena "Ilumina tu cuerpo", te quedas impávido, como sumergido en un álbum de cromos de negruras que se cantan cuando por la mañana sales de casa para ir al trabajo. Aun de noche, con un libro en la mano. Pensando siempre al trasluz.

"Sólo sabe trabajar", tiene un aire Velvet, y el epílogo con "Lo que querías ser" es una granada que cae y te despeña por colinas interiores de colores peligrosos. Lástima que en su día no tuviera el impacto debido. Al mes que viene tendrán nuevo disco para acompañar también a "Sintética" y "Tara Motor Hembra". Espero una primavera de rugidos.


lunes, 9 de marzo de 2015

KIKO VENENO Y MARTIN BUSCAGLIA. "El pimiento indomable" (2014)


Cruzando mares, uniendo lejanías, acercando distancias... Eso han hecho nuestro Kiko Veneno y el uruguayo Martin Buscaglia, en este "El pimiento verde", banco de pruebas de sonidos que van y vienen, de funk y flamenco, de rumba y rock, de electrónica de mate, de colores vegetales para dar a las canciones un aire conmovedor, tierno, cercano.

Montevideo fue el lugar donde freir bien los pimientos, donde dar de comer a la creatividad con sones de tan buen recuerdo, como la inicial "Nadador Salvador", joya que da paso a la deslumbrante y bien trenzada "Cuando".

Grabado en el 2012, solo nuestros amigos argentinos y uruguayos tuvieron la suerte de probar este vegetal tal reconfortante. Ahora, sale por aki, y es hora de darle una buena nota, de catarlo con un buen vaso de crianza mientras suena "Sagrado Salao", con Martin llevando el timón con un dulce ritmo bailón.

El funk también está presente en esta huerta. "Don Perogrullo" es un torrente para romper esqueletos, y "América es más grande" es de esos arañazos de corazón que Kiko nos tiene acostumbrado a crear para mitigar nuestras penas con los sonidillos de guitarra manzanilla.

Mi preferida, "Dos Locos", es una muestra más de la conjunción de dos autores que parece que estaban buscando el momento para darnos un buen regalazo en forma de tarta musical. El descoloque de "Pescaito enroscao" con sus idas y venidas, con el frenético vaivén de ritmos que se enjaulan en el aire.

"Necesito todo tu amor" es dance infantil, técno para párvulos, juegos del escondite, que si te pillo te asusto, vocoder y zumba, zumba, que viene el lobo o que se pierden los regalos en el bosque de los cangrejos astutos.

A los colegas también les va el ritmo sabrosón cuando nos inundan con "Oye Paco" y nos avasallan con la tarareable "La Reina del Placer". Y  "Todos somos raros" podía estar en cualquier disco Kiko. Gracejo y rumba, pero siempre con el aire nativo de Buscaglia.

Juntos, han jugado a las cartas y han ganado los dos, el pimiento ha salido bueno, nada salado, repleto de sorpresas en su interior. Y encima nos ha salido un pimiento rebelde y juguetón.



viernes, 6 de marzo de 2015

PINK FLOYD. "Wish you were here" (1975)

Pink Floyd. La banda de Roger Waters y David Gilmour (ya sin el orate Sid Barett en sus filas), compuso este su noveno disco, una producción como siempre, grandilocuente, donde los desarrollos instrumentales del duo, se alargaban en una infinita sensación de deja vu.

El grupo que rompió tantas veces el muro, uno de los precursores (iniciadores) del rock sinfónico, compuso este disco en los estudios de Abbey Road, contó con la visita Barret que les visitó mientras estaban confeccionado el pastel sónico. Estaba irreconocible, gordo, extraviado de si mismo, debería estar alucinando con la transformación estilística de la banda. Ya perdida la psicodelia, el grupo se mete de lleno en sus obsesiones, dirigidos por el capataz Waters.

"Wish you were here" lo veo como una continuación de "The Dark side of the Moon", tanto en sus formas como en su estructura. "Shine on your crazy diamond", en su dos partes, para empezar y acabar el disco, es la que dedican a su antiguo componente, ángel caído por una bala de droga espacial, hombre rendido a la evidencia de transcender, de hacer pasar la psique por un remolino.

"Welcome to the machine", con los teclados de Wright ejerciendo de batuta para una melancólica canción que ataca a las grandes corporaciones discográficas, a los señores del cotarro. Roza casi el ambient. Si, grandilocuente, espacial, rock sinfónico si quieres, pero lleno de huecos para meter tus oídos.

"Have a cigar" es más rock, algo pesada, engranaje perfecto, seductora y armada para llevarte en esta corriente magnética de una de las bandas más importantes de rock de la historia. Y la que titula el vinilo, es para ponerla junto al "The Wall", himno de esos para poner en tus recopilaciones, conjunción especial para saborear con esos arpegios acústicos la decadencia del mucho, la podredumbre que tan bien nos mostraron con su universo.

Reconozco que King Crimson, con Fripp y sus chicos son insuperables. Pero después de escuchar "Wish you were here", me olvido un rato de tanto indie, y pienso que si, que estamos aquí por muchos tipos se subieron al escenario para ofrecernos su particular visión de la música y su posible evolución. ¿Dinosaurios?, Sí, pero que colapso de emoción que me invade cuando los oigo.......


miércoles, 4 de marzo de 2015

NEIL YOUNG & CRAZY HORSE. "Americana" (2012)


Album 34 de Neil Young. Hay queda eso. 34 discos de este canadiense, culpable de que el rock independiente de los 90 tuviera su existencia, culpable de una carrera pródiga en monumentales discos, de probar de todos los estilos posibles, (a parte de rock y folk, se atrevió con el rockabilly, el tecno, el blues, el hard rock pesado....).

Y si ademas está acompañado de sus Crazy Horse, mejor que mejor. Electricidad asegurada para este autor indispensable para quien quiera entender sobre raices y fundamentos de la evolución del folk y rock americano. El disco en cuestión es una conjunto de versiones todas afortunadas del cancionero tradicional yankie.

"Oh Susannah", es de Stephen Forster y es la que da el inicio a este viaje donde caballo loco y sus colegas se regocijan a base de bien con contundencia guitarrara recreando stantards y haciéndonos disfrutar. "Clementine", de Percy Montrose es pura melancolia electrificada.

La guitarra de Ponche SanPedro se junta a la de Young en los ocho minutos de "Tom Dula", para hacer un viaje en el tiempo, para traernos los 70 folk con rúbrica de rock militante. La leche la salud artistica de Neil y los compinches. Impagables los coros de "Gallows Pole", el vacile guitarrero, rock de ese que nace de la tierra, que crece hacia el cielo dejando frutos en cada nube, para una futura lluvia de estrellas.

Siguen recuperando hitos tradiciones en "Travel On", con la estrangulada guitarra de Young haciendo un country song de bourbon y excesos de todo tipo. Uno de los puntos álgidos del disco, "High Flyin' bird" es un torrente que no se para, una ciudad estrujada de luces y desmemoria.

También aparece Woody Guthrie, con "This land is your land", que bien podia aparecer en "Harvest". Canción de coro de iglesia con vino desparramándose por las caras del pecado necesario. Y para terminar un himno, "God save the queen", de Thomas Arne. Epílogo a un brillante disco.

Los indios en las pradera vuelven a ser amos de la libertad. Los bisontes corren, pastan, huyen, mientras el halcón hace circulos imposibles en busca de la nación de los silbidos. "Americana", recuperar viejos hits. Nadie como Neil Young para hacer de vocero del ayer para un mañana imposible.


lunes, 2 de marzo de 2015

KERMIT. "Litoral" (2014)


Desde que caí rendido a los sonidos 12twelve no había escuchado tanta tormenta junta, tal seísmo de guitarras, de rock progresando post, de luces encandiladas con la electricidad que se retuerce entre telarañas y gusanos del tiempo, de esos que van y vienen a su antojo por los calendarios del espacio sideral.

Este segundo disco de Kermit, esta dedicado a Litoral, revista malagueña creada por esos enormes poetas llamados Emilio Prados y Manuel Altolaguitte, y el sonido del todo el disco es un auténtico tour de force, un mar indomable, una excusa para hacer evolucionar al post rock. "1926", la primera del disco, seduce y acaba con una parrafada dulce, con el deseo de evolucionar para traspasar barreras, domesticar voluntades.

Los malagueños seducen y se fijan un poco en Tortoise y en otros paladines de los evolución instrumental, para fijar sonidos, para tumbar etiquetas. "Samhain", celta para cambiar mundos, es una progresión espacial de luces que no se derrotan, de guitarras que buscan silencios para explosionar.

Se echaba en falta por aqui a grupos valientes como Kermit. Hace años La Muñeca de Sal, los mencionados 12twelve y Lisabo, se conjuraron para competir por transceder el término rock. Kermit ha venido para recuperar esencias, para pulir aristas entre volutas de vientos y racimos de ebriedad."Circumpolares" es un embrión poetico, un soneto que se quiebra entre buhonero feedback, ir más alla de las cumbres del estilo, dejarse llevar por el sueño, caer rendido para quizás no despertar jamás...

La que más me gusta, "We tripantu", celebración del año nuevo mapuche, es una melancólica linea de guitarras enlazadas con gusto y solvencia para dialogar con los instrumentos en una galimatías de serenatas enlazadas para crear climax de maelstrom circulares.

Kermit consigue crear sensaciones, acalorar el ambiente repicando campanas de lucidez. Me gusta esta banda porque no se corta hasta en traernos retazos de ecos de uno de mis escritores favoritos, Roberto Bolaño, en "Ingeborg", nombre de un personaje del entramado novelistico de unos de los autores más impresionantes del siglo XX. Y ellos se estiran hacia el oriente, orfebres de cuerdas electrificadas, jazz de lupas, pestañas de león con arranques voluptuosos. Kermit.

"Magnitizdat" con un potente desvario saxo, te deja sin palabras, y en "1927", fecha del ocaso de la revista Litoral, con sus 11 minutos de danza continua, ponen fin a esta ordalía de rock sin fronteras, hilo y luces, ulceras de amor. Kermit, buen futuro para ellos.