domingo, 30 de junio de 2019

JENIFEREVER. "Choose a bright morning" (2006)


Basta con escuchar el primer tema del primer disco de los suecos Jeniferever, "From across the sea", para que no puedas desprenderte de su hechizo. Te lanzan el anzuelo, te dicen que si quieres melancolía, que si te gusta esos estados donde la tristeza se toma un descanso con la calma, y tu caes, como no, rendido en este entramado de minutos donde todo es recogimiento y silencios.

Guiñan un ojo a Sigur Ros y te regalan "Swimming eyes", una crisálida rota por una lágrima, pasos de un piano que se rompe, la banda que te toca el corazón mientras tu mano se acerca a la cadena y vuelca sus dedos hacia una subida de volumen para expandir este mapa de los sentimientos que te dejan sin respiración.

Así eran Jeniferever, banda que en 2011 se despidió de nosotros con "Silesia", y que en este su primera incursión discográfica nos deja anodadados, con su floritura instrumental, con sus rosas que pasean entre jardines de rumores y espinas siempre invasoras ("Alvik"). Y es que este disco es para escucharlo en horas puntas de silencio. Hoy después de comer, lave los cacharros, salí a la terraza con 40 grados en el exterior, dejé la copa de vino en el poyete del sentir, y de la cocina me llegaba el sonido de "A ghots in the corner of your eyes". Sentado en el calor, me enfriaba la serenidad de Jeniferever, su nostalgia no impostada, su post rock sentido.

Los once minutos de "Winter nights" me han llenado de ojos cerrados, como "The sound of beating wings" y su grandilocuencia interior, su pose de instrumentación cadenciosa, de estrellas caídas al albur de un deseo. "Marks" es otra nota de polvo disuelto por una palabra que al pronunciarse se acerca a un cielo poblado de nubes con forma de estrellas.

Así es este "Choose a bright morning". Un delicia de principio a fin. Delicado como "Magdeleno" y ese estremecimiento que provoca, o como finalizan el lp con "Opposites attract", otro aguijonazo que te deja en los huesos.

Pedazo de banda que hay que recuperar, grupazo para expandir las lunas eternas, los susurros que te dejan impávido, rocas caídas en el bosque de las esencias, donde crecen flores a pesar de las puñaladas de estío....




viernes, 28 de junio de 2019

SCOUTT NIBLETT. "It's up to Emma" (2013)


Hace tiempo que el lugar que en su día ocupó Pj Harvey, Scoutt Niblett, lo tomó al asalto con sus discos, sin ninguna mácula, sin ningún despiste, sin posibilidad de dormirse o aburrirse, como pasa con los últimos trabajos de Harvey.

El sexto disco de Scoutt Niblett, comienza como una batidora de murmullos agresivos con "Gun", para en "Can't fool me now" llenarnos de veneno, de aridez, de pulsiones de tranquilidad amenazada por los chillidos de una guitarra que se desfonda y muerde.

Nos estremece con esa especie de canción lenta que es "My man", para que en "Second chance dreams" nos deje alelados con un artificio sideral de vaho tormentoso. Todo el disco está en el filo de la navaja, todo el disco destila peligro, dolor ("Woman and man") junto a una voluntad declamatoria de Scoutt para erigirse como amanuense de los desmanes del corazón ("All night long").

Te deja roto cuando empieza en plan tranqui, con las cuerdas llevadas al viento con unos ligeros pasos que te dejan roto ("No crubs"), para volcarte en un jardín de violentas fieras, de caos organizado para llevarte al final de un suspiro ("What can i do?).

"It's up to Emma", una joya destartalada, una jauría de voces que recorre la estepa, un perfume de crudeza y torbellino. Scoutt Niblett, apuesta segura, voz que te mata, sonido apabullador.


miércoles, 26 de junio de 2019

LAS RUINAS. "Alucinaje" (2018)


Con este noveno disco acaba la carrera de un grupo (nos falta el directo)  donde reside la mayor injusticia dentro del panorama indie de aki. Porque nadie con buen juicio puede entender que una banda con temas como la impresionante "Coloso", que da el pistoletazo al disco, no haya tenido la suerte de otras medianías que tenemos por aquí y que se les han aupado uno no sabe muy bien porque (La Casa Azul, por ejemplo, pero me puedo aburrir citando nombres).

Mucho les han vendido como una banda de heavy pop,(?), cuando lo que realmente tenemos es uno de los combos más inteligentes y originales que ha transitado por este país nuestro tan acostumbrado a medianías. "Piensa por ti mismo" es un himno de esos de andar por casa, como "Lo que siento por ti" una pop songs sugerente y danzarina.

9 discos, 9 años sacando disco. Lo prometido es deuda y nos dicen au revoir. Pero no nos dejan vacíos. En este "Alucinaje" hay una de las mejores canciones que se ha construido en el mundo independiente, "Elévate". Para arrullar, para gozar, para volar, para sentir el aire, para oler cielos imposibles. Con que poco edifican un torrente de pegajosa melodía.

Edu Chiniros, con esa inconfundible voz que te desarma y te posee, sigue ejecutando su danza vocal particular, ("Piedras preciosas"), como si Polanski y el Ardor hubieran tomado forma en la intangible secuencia de un sueño de Barna.

El post punk naif de "Safari extraterreste" te llena y te pone feliz, como esa burrada que se llama "Espléndido" pogo bar y desenfreno o "Movimiento", colosal y roquera. Otra de mis debilidades, "Donde nacen las nubes", otro clavel desojado de un cuento.

Han pasado estos 10 años como esputos de la vida. Quedan en la decadencia del tiempo los buenos ratos que Las Ruinas nos han hecho pasar. Heavy pop, rock, indie rock, Indie pop.... Llámalo como lo quieras, pero no se te ocurra olvidarte de ellos ("Errantes").



lunes, 24 de junio de 2019

DEERHUNTER. "Cryptograms" (2007)


Si he de quedarme con un disco de la discografía de Deerhunter, sin duda es este, el que fue su segundo trabajo, "Cryptograms". Los de Atlanta navegan en odas sinuosas de psicodelia que se hace querer, oscuros y a la vez intrigantes, como la canción que da título al cd.

Bradford Cox y sus chicos, supieron hacerse un hueco con esa mezcla tan envolvente que trabajaban, donde el dream pop, el post punk y el noise, se volvían luminosos, tamizados con la particular visión de un combo que desde el inicio de su historia, se les vio cualidades suficientes para hacerse en hueco en el panorama de la música independiente.

"White ink" tira de shoegazing atmosférico, pulso a cien, vibraciones al límite, para en "Lake somerset" enturbiarnos con un post punk rítmico y trotón, cienaga de bilis y adrenalina febril. Joder, que sudores. Así que penetramos de golpe en la minimal y oriental "Providence", para en"Octet" ejecutar un poderoso kraut rock para revitalizar tus orejas.

El ambient más sinuoso y profundo llega con "Red ink", y mi favorita, viene a continuación. La penetrante y absorvente, "Spring hall convert", una mezcolanza de ansiedad shoegazing, un artefacto bello y espectral. La psicodelia revolotea en la sideral "Strange lights" y en la floydiana "Hazel St", con aristas melódicas y susurros de ácido. Parece que estamos a últimos de los 60.

Lo dicho, multitud de sensaciones que provocan y atrapan lo que destapa este "Cryptograms" y que no encuentro en sus dos últimos discos, el reciente "Why hasn't...." (2019) y su antecesor "Fading frontier" (2015). Me quedo con las turbulencias de este pedazo de lp altamente disfrutable cuando tu cuerpo pida aceleración.


viernes, 21 de junio de 2019

SEBADOH. "Act surprised" (2019)


Desde el año 2013 con "Defend yourself", no habían sacado trabajo Sebadoh. La banda de Lou Barlow, Jason Loewenstein y Bob D'Amico se ha tomado su tiempo, y los resultados no pueden ser más gratos para todo seguidor del indie rock de los 90.

Tan solo con darle el play y toparte con la vigorosa "Phantom", ya te das cuenta que siguen siendo inigualables en el trabajo de hacer canciones repletas de distorsión con aristas melódicas. Melodía que cuidan y miman en tonadas como la potente "Celebrata the void", que aunque empieza tranqui, se va acelerando poco a poco para convertirse en un fuego de artificio total.

En "Act surprised" no aparece el lofi destartalado al que nos tenían acostumbrados en sus antiguos trabajos. El disco es una amalgama de contudencia, rugosidades, alma pop, y voluntad guerrera. "Follow the breath" casi suena grunge y "Medicate" con el bajo de Barlow en pleno funcionamiento, es una divertida caricatura de pop rock bien trenzado.

"See-saw" juega en la misma liga que la anterior, medio tiempo encrescendo, fugaz, molinillo artístico para tararear y gozar arreones de intensidad. Casi parecen un calco de The Smithreens en "Vacation", para convencernos a todos de su buena salud actual con petardazos como "Stunned" o "Raging river".

En esa competición ilusoria que mantiene con su colega de Dinosaur Jr, J.Mascis, Barlow presenta sus cartas actuales que seguro en directo multiplicará la pegada. Irresistibles con vaciles pop como "Fool" se acompaña como en la canción que titula el cd, con verdaderos himnos de esos que te hacen levantar de la silla.

He leído alguna crítica donde hablaban de bajones en el disco, y de contar con demasiadas canciones. Después de 6 años bienvenidas sean fogosidades punks como "Leap year" o con esa sombra de Pearl Jam que despide "Reykjavic".

Estamos pues ante un buen disco de un músico de esos con la cualidad de crear hits envolventes sin fecha de caducidad.

miércoles, 19 de junio de 2019

SAMIAM. "Astray" (2000)



"Astray" fue el sexto album de esta banda ya desaparecida, donde como en sus anteriores trabajos, redunda en su expresion de indie punk melódico, con rabia, con pegada, lejos de obscenidades pastosas como Green Day y otros que dejaron la integridad en el paso de los años.

El sexteto se las apaña para regalarnos himnos breves de fuerza y cadencia punk, "Sunshine", convertir las palabras es un boomerang donde la arenga es la principal causa, el leitmotiv que les mueve para seducirnos con sus bravatas sónicas ("Wisconsin").

Los de California que comenzaron su andaduran en 1988, y que se despidieron en 2011 con el lp "Trips",  retozan entre gritos y melodía, como la vibrante "Super brava", o reflexiones que van de menos a más, como la radiable "Mud hill".

Samiam no descubre nada nuevo, pero lo que hacen te hace disfrutar, y al fin al cabo de eso se trata. "Mexico" es otro tema de esos con alta graduación melódica que antecede a para mi gusto, la mejor del album, la tranqui y sosegada "Curbside". No está mal dejar la distorsión en standby de vez en cuando y embarcarse en un mohín de suavidad.

Terminan este combate de indie punk con otra pincelada de aristas inflamadoras, "Why do we", otra buena concatenación de minutos de arrojo y potencia comedida. Samiam, otro combo para salvar de las ánforas del olvido.

lunes, 17 de junio de 2019

4 BONJOUR'S PARTIES. "Pigments drifts down to the brook" (2003)


Lo que hace esta banda japonesa es una delicia que gustará aquellos que se sintieron embargados por proyectos como Broadcast, Stereolab o Pram. Naif hasta en la portada, los siete compomentes de 4 Bonjour's Parties, se las apañanan desde el inicio tierno de "Magpie will peck....", para llenarnos la cabeza de burbujas que son pelotas de sueños.

Xilófonos, clarinetes, voces de no dormir, todo casa a la perfección para pasar un buen rato en este bosque repleto de árboles con frutas prodigiosas ("Satellite"). "Ruins" se eleva como un cometa con su fragilidad confeccionada con retazos de tranquilidad perenne y "Your chill long hands" bebe la bossanova a sorbitos de infancia.

"Il cortile grigio" con su piano bosteza y te toca con levedad da paso a "Ksana", donde la banda indaga en sonoridades para perderse en laberintos donde la claridad, el esfuerzo para no elevar el tono, es lo que prima desde el primer minuto de una mapa sónico que apabulla y calma.

Como "Amalthe" y su bizarria imposible o ese vals redundante en arcoiris que se llama "Nostalgic was broken to pieces". Para terminar, "Otogima horse" y "Crimson sky after the sunset", otras dos bellas aberraciones de pop libélula, orquesta en las nubes en el pais del sol que siempre parece que está naciendo. Una maravilla.



sábado, 15 de junio de 2019

THE GET UP KIDS. "Problems" (2019)


De 2011, ("There are rules") databa el último disco hasta la fecha de The Get Up Kids, una de las bandas que con más gracia y coherencia ha tenido el emopop como banderín de enganche. El grupo de Matt Pryor viene a nosotros en plena forma, y nos engatusa con canciones redondas, de esas que merecen pararse en ellas y disfrutar.

Suena la vitaminada "Satellite" y su continuación con "The problem is me" y no puedes más que disfrutar de esas dosis de emopop siempre cándido pero también envolvente. En el haber de la banda no caer en una dulcificación excesiva, siempre con la melodía como eje fundamental de su discurso, amarrados a una prolongación de tiempos de ternura siempre acompañados de buenas guitarras ("Now or never").

En "Lou Barlow" rinden pleitesía a uno de los iconos del indie de los 90 y "Fairweather friends" es otra sacudida de expresividad juvenil con aromas a melancolía, suspiros prendidos en el aire, confeti halagador de sonidos que se te pegan en el chicle del silbido.

"Common ground" es otra estrellada concentración de pop con furia de guitarras, estribillos entre nubes, sónico panorama para helarte la piel mientras los aullidos suben de nivel. Hasta los teclados que suenan en tonadas como "Waking up alone", no desentona con el tono general de un cd repleto de sugerencias.

Llegamos después a "Symphone of silence" con su colosal juego instrumental y para terminar, la mejor de todo el lote "Your ghost is gone", en plan Sunny Day Real Estate, tema que auna toda la filosofía de la banda, ternura y potencia, tristeza y espasmos siempre controlados.

"Problems", disco a disfrutar, veraniego y alegre, fácil de digerir, cobertizo para oler primavera aunque el verano ya nos quiera arder.


jueves, 13 de junio de 2019

RODAN. "Fifteen quiet years" (2013)


Con solo dos discos "Aviary" (1993) y obre todo "Rusty" (1994), la banda de Lousville lograron hacerse un hueco en la época al lado de otros paladines del mathrock como Rex, 90 Day Men, o Dianogah.

La banda liderada por Tara Jane O'Neill, no duró mucho, pero dejaron huella. "Fifteen quiet years" fue una recopilación que su sello Quaterstick Records sacó para que no nos olvidemos de ellos, y que esta compuesta por temas aparecidos en compilaciones, y en grabaciones para la BBC.

El disco es una apisonadora repleta de rock vigoroso, marmóreo ("Shinner"), junto a reflexiones de mathrock marca de la casa, repleta de condimentos rítmicos, ("Tron"), de suculentos viajes hacia tonadas estridentes y con mucho ardor ("Milk and melancholy")

Cuando suben de verdad el listón, es cuando entra en juego la melodía ("Tooth fairy" y "Exoskeleton"), construyendo una habilidosa torre de emociones que se enrabietan y se colapsan en un caos de esos que no se olvida con facilidad.

Mathrock con coordenadas de intimidación se marcan en "Sangre", rabiosa, contagio de un vals de rúbricas de pasión desaforada. Para terminar la locura, los casi once minutos de "Before the train", un estilete de instrumentos rasantes, una sinfonía de distorsión, urgencia en el volumen y una eficaz probada en articular un discurso agresivo y comedido a la vez.

Buena manera pues para volver a traer a Rodan a nuestros equipos reproductores. Mathrock de ese para gozar, donde dejan huella y alarmante tensión.



lunes, 10 de junio de 2019

VARIOS. "Dig for fire: A tribute to Pixies" (2008)


Disco de versiones de Pixies. Es una putada saber antes de ponerte el cd que ninguna de las versiones supera las originales. Con esa premisa hay que abordar este disco que salió en 2008 y que contiene unas buenas canciones/copia de la historia del quizás el mejor grupo de la historia junto con otras para olvidar.

Ahora que Pixies es una rémora que se arrastra con discos anodinos  (en septiembre tendremos otros lp para no escuchar), no está mal mirar hacia atrás para comprobar como otros combos se las ingeniaban para traducir el espíritu de los duendes.

Morning Theft casi calca la original y melancólica "Ana", bonita y con fuerza, me gusta. The Rosebuds tampoco lo hacen mal en el petardo melancólico que es "Break my body". Los fallos de guión aparecen cuando escuchamos la anodina "Down to the well" de parte de Dylan and the movies.

Menos mal que podemos nadar entre sonrisas cuando suena "Wave of mutiilation" de Joy Zipper y porque no la nerviosa "Gigantic" de Ok Go. Bedroom Walls enfanga "Stormy weather" y los escoceces Mogwai con "Gouge away" componen la mejor del lote, con ese noise rock que te rompe los tímpanos y te hace tiritar.

Habría que preguntarse la gracia que tiene "Motorway to Roswell" de Knife and Fork. Menos mal que los desquiciados They Might Be Giants nos regalan "Havalina" y Bunnies la punk "Alec Eiffel. Elk City componen lo que pudiera ser una antiversión de "Monkey gone to heaven", que se merecía un poco más. Como ese insulto de "Hey" en plan tecno de Fashion Victims que es para tirar a la basura.

Levanta el vuele el tributo con la casi igual "Here comes your man" de The Commons, para poner el broche final British Sea Power con un instrumental de "Caribou". Lo dicho, mejor todas las originales de Pixies, aunque rescatamos unas cuantas que nos quitan el mono de una banda que hace tiempo debería haber chapado su historia.


sábado, 8 de junio de 2019

RIDE. "Tarantula" (1996)


Ride, uno de los miembros del shoegazing de los 90 con discos tan indispensables como "Nowhere", y sobre todo "Going blank again" sacaron este cuarto disco dentro de una serie de disputas que llevaron a la expulsión de la banda al que para mi fue el mejor símbolo de ella, Mark Gardener. Andy Bell (que luego acabaría en Oasis) se hizo con las riendas del grupo para sacar este potente disco, que aunque este un listón más bajo que sus primeros trabajos, posee suficiente alquimia para recuperar a día de hoy,

La pegada rock de "Black nite crash", deja paso al britpop de "Sunshine/nowhere to run", para en "Dead man", envolvernos en una buena catarsis de distorsión psicodélica marca de la casa. Si, Ride molan aunque Mark no este por aquí.

Como no emocionarse con himnos del tipo "Walk on water", o con ese pedazo de teclados que en "Deep inside my pocket" navega en un maremoto de ecos del pasado. "Tarantula" no es shoegazing, su inflamación está mas cercana a postulados britpop. Basta canciones como "Mary Anne" o "Castle on the hill" para comprender los senderos que surcaban Ride en esta época.

Vuelven al rock poderoso con "Gonna be alright", para seducirnos con su psicodelia de andar por casa de "The dawn patrol". "Ride the wind" redunda en sus proclamas de hits de esos para noctámbulos intermitentes, o "Burnin'" y sus aspavientos de guitarras para recordarnos los grandes que Ride fueron a principio de los 90.

Buen cd que no obstante, está bastante alejado de la etapa productiva del grupo, y que tuvo en 2017 con "Weather diaries" su contundente continuación. Ride, joder que tiempos, es una maravilla volverlos a oír.


jueves, 6 de junio de 2019

HALF JAPANESE. "Invincible" (2019)


Desde último de los setenta Half Japanese nos ha llenado de iconoclastia. De la mano de Jad Fair, Half Japanese siempre ha sido el grupo indie de lo indie, underground con pose de art punk devastador, unas veces mirando a Television Personalities, otras a la actitud de The Fall, siempre con un lenguaje propio de esos que hacen historia.

Llevan 4 años seguidos con álbum por año, y la verdad es que espero que no paren jamás. Desde el rugido arty de "Swept away", siguiendo por esta barrabasada melódica que es "Love explosion", la salud de Half Japanese está intacta, en este trabajo rodeado de monstruos que se dejan de querer, de miedos que no se pueden superar confiados en un lofi de andar por casa ("The puppet people").

"Return of the vampire" es otro salmo de pop estrafalario que da pie a "Or ever will", post punk marciano y con recuerdos a Mark E. Smith, El disco transcurre sin sobresalto a los que seguimos la carrera de la banda. Psicosis compositiva ("No more"), junto infecciones setenteras ("All at once"), se escuchan junto a volutas de saxos alocado ("The walking dead").

Es un gozo tracks del tipo "Forever in my heart" o vaciles como "What are you gonna do?". Ahora que se nos fue Mark E. Smith, podemos darle a Jad Fair el mando de la irreverencia, de la concreción de un sonido que navega en la incomodidad y en la bendita locura ("It's here").

La que titula el cd es un salmo en plan Pere Ubu y "No Wonder" es de nuevo otra estocada de art rock con detritus de provocación. "Invencible", un disco de esos que no tiene edad, que te trae secuencias sonoras de otro tiempos, a éste época tan necesitada de saltarse el guión.


martes, 4 de junio de 2019

RIVULETS. "Debridement" (2003)


No es casualidad que Low apadrinaron a esta banda comandada por el Nathan Admundson. Desde que suena la sensual "Cutter", con su folk de terciopelo, con sus entramado de suavidad envolvente, notas que estamos viendo la misma escena que nos tiene acostumbrados Mimi y Alan.

"Debridement" fue el segundo disco en la carrera de los de Denver, y es una colección de estampas que producen escozor y tristeza ("Bridges"). Slowcore que mece rocío, paseos por una caricia, arranques de palabras de un silencio que no se fía de lo que está por venir ("Conversations with a half-empty bottle").

Como Low, saben estructurar la melancolía, tejer ordenadas secuencias de minimalismo folk mientras Nathan canta sin demasiada fuerza, arrastrando la dicción entre volutas de recogimiento ("Steamed glass").

Le basta solo el sonido de una guitarra acústica en "Shakes" para que si cerramos los ojos pensemos en Leonard Cohen. "If it is" te engancha por esa subida de tensión que por la mitad del tema te deja pensativo de llorar.

"There's nothing i can do" te sumerge con su piano en una placidez de mil susurros y "Will you be there" te deja en silencio, salud de vientos que van y vienen. Rivulets siguen en la carrera. El año pasado sacaron "In our circle", otra vuelta más de tuerca de esparcimiento interior.



domingo, 2 de junio de 2019

RANDGA. "False flag" (2010)



Ruido. Ruido y además del bueno. "False flag" es un prodigio experimento de un power trio, (dos guitarras y batería), que desde que empieza a sonar la burrada atómica de "Waldorf  hysteria" no puedes más que no parar de pegar botes, de romper ventanas, de vibrar conmoción.

Cercenando tranquilidades, a veces parecen un combo desquiciado de mathrock aficionados a emborracharse de psicodelia. Los punteos que se sacan de la manga en "Bull lore" son todo un conjunto de fuegos artificiales que buscan la conmoción, la algarabía, el chispazo del delirio.Hasta osan a poner algún minuto de algo parecido a la melodía.

Un torbellino. Richard Bishop y Ben Chasny, en "Fist family", ponen las dos guitarras a funcionar para taladrarnos el cerebro, para urgar en nuestros sesos con una inflamación voraz sónica, con una calentura de excesos y volutas de caos que no cesa. Extremos, viscerales, como una sinfonía de distorsión que no para, que te rompe los tímpanos mientras te preguntas de donde cojones sale tanto ruido.

Nos viene bien que bajen algo el pistón y nos ofrezcan "Sarcophagi", lenta y agónica, casi progresiva en sus desarrollos instrumentales, un poco de oxígeno, para orear una estancia sónica repleta de dólmenes de aullidos, de rugidos que te dejan helado.

"Serrated edges" es la vuelta al impetu primigenio, al volcán arrollador que es el prefacio a la mayor barrabasada del disco, los quince minutos de "Plain of jairs", son el mejor resumen de una banda que sabe concretar por una parte su querencia por la explosión y por otra su cercanía a postulados más psicodélicos o de rock avanzado.

Vamos, toda una experiencia para el oyente, necesitado de volutas de contaminación díscola, de febriles pasatiempos que rompan la paz y la quietud.