martes, 30 de julio de 2019

AMERICAN FOOTBALL. " LP 3" (2019)


Este tercer disco de American Football, después del "LP2", de 2016, es una auténtica maravilla. Una especie de vuelta de tuerca al concepto del emocore, donde las guitarras, que si aparecen, no son las estrellas principales, y si buenas comparsas en una ambiental orquesta donde el sosiego y los mapas anímicos se dibujan en cielos nunca nublados ("Silhouettes").

Cambiaron el verde por el azúl como color de sus portadas, y ésto ha traido un festival de luces que embriagan y te emocionan. Elizabeth Powell de Land of Talk, presta su voz para surcarnos con unas bienvenida de posos de tristeza que te encanta y te deja dudando sobre los encantos de la soledad y sus disparos de silencio ("Every wave to ever rise").

Mike Kinsella y sus chicos también le piden ayuda a Hayley Williams de Paramore, para en "Uncomfortably numb" hacer malabarismo con el tema de Pink Floyd,  desde una azotea donde se vislumbra la cercanía de las tormentas que están por venir. Delicada, espectacular, para radiar en este verano desde la hamaca de tu descanso, para poner el despertador sin pilas a los pies de tu cama.

"Heir apparent" es la más emo de este tratado de sentimientos al límite, con los arpegios canturreando cercanía, con la noche cada vez más poblada de señuelos para soñar y que da paso a "Doom in full bloom", donde la trompeta es santo y seña del tema más recogido del lp, una manera sobrecogedora de ensimismarte mientras subes el volumen de tu reproductor para evitar colapsos de ruidos invasores.

Rachel Goswell de Slowdive también presenta sus respetos a American Football en "I can't feel you",  otro almanaque de suavidad que no se cansa, travesía inmaculada, pasión que late, late, y late....

Así es este "LP 3" de uno de los paladines del emocore. Experiencia colosal al límite de siseos, comodidad y artificios de luces que pueblan sombras. Un disco para llevar en la mochila de tus vacaciones, un autentico goce.


domingo, 28 de julio de 2019

SLEATER-KINNEY. "No cities to love" (2015)


Diez años llevaban Sleater-Kinney desde "The Woods" (2005), sin sacar trabajo, y este "No cities to love", hizo que las volviesen a colocar otra vez en el pedestal. Y es que empezar un disco con la rugosa y amenazante "Price tag" es tener las cartas marcadas para ganar.

Corin Tucker y sus colegas asumen su papel de aguerridas embajadoras de un rock eléctrico, hijo de las riot girls, "No cities to love", está plagado de canciones bien facturadas, indie rock con melodía y chica ("Fangless"), escarceos repletos de distorsión ("Surface envy"), o vaciles de esos que te dejan con buen cuerpo, como la que titula el disco.

Juegan casi una especie de post punk burlón con "A new wave", para en "No athems" llenarnos la cabeza con un soberbio juego rítmico, configurando una buena ración de rock con mayúscula. Menos de media hora les vale para componer una elegía a la fiereza, flores siempre electrificadas con un punto de olor que siempre embriaga.

"Bury our friends" es otro de los puntos fuertes de un disco que se disfruta en un santiamén, ordalía de pétalos y crispación, paladar de fuegos de artificio que implosiona en un cielo ámbar, estrenado de furia ("Hey darling").

A las puertas de un nuevo lanzamiento de la banda, no es ta nada mal recuperar de una tajada este pedazo de disco, molinillo de viento que te agita y te arrastra. Indie rock, riot girl.


miércoles, 24 de julio de 2019

GLASVEGAS. "Glasvegas" (2008)


Cuando salió este disco, en 4 días vendieron 40000 copias. Hay queda eso para una banda primeriza. Los galeses confeccionaron un extraño disco de indie con tonos a veces algo comerciales ("Flowers & football tops"), pero donde sobresalen los buenos temas, su inclinación a un noise moderado y pop.

En su día no les presté mucha atención, pero ahora, después de tantos años, me he reenganchado al sonido de canciones himnos como "Geraldine", o a baladas con distorsión achicharrada como la efectiva "It's my own cheating...", donde las guitarras hacen temblar la tierra.

En la época se les comparó con The Jesus Mary Chain por su querencia por los feedbacks de guitarra y sus constantes guiños a la música de los 50. En "Lonesome swan" parecen unos Ramones hechizados por un post punk de andar por casa. Como "Go square go", donde parecen haber dormido un largo semana revisando la vida y andanzas de Phil Spector.

"Daddy's gone" también continua en la misma línea del resto del cd, arengando a las guitarras y al pop, para en "Stabbed" pasarse de vuelta con una versión de "Claro de luna" de Beethoven que no hay por donde cojerla.

Menos mal que levantan el vuelo con "S.A.D. light" y su melancolía de tiempos inciertos,para terminar con la envolvente "Ice cream van". Una buena recuperación pues, de una banda que su escucha rezuma buen rollo, hits de usar y gozar.


lunes, 22 de julio de 2019

TOUNDRA. "Vortex" (2018)


El quinto disco de Tounda debe su nombre a una sala alemana donde la banda se siente como en casa cada vez que acuden por allí. Musicalmente hablando, Toundra, sigue siendo la banda más exportable que tenemos por estos lares, con su post-metal instrumental que consigue palpitarnos el ánimo con sus credenciales de furia y de concreción.

"Cobra" es un abanico de distorsiones que te abren los poros, lava que te recuerda a Isis, el halo de metal, recreaciones de guitarras con alguna pulsión melódica que se te clava y te rinde. A continuación "Tuareg", desérticos aires donde de nuevo avasallan las guitarras de Estebán Girón y David Maca. Vaya sonido el de Toundra. Todo un torbellino.

"Cartavio" y "Kingston falls" son la parte más moderada, de un trabajo que como todos los de Toundra, son para gozar de principio a fin. Me encanta la especulación instrumental de la más larga del lote, la cautivadora "Mojave", donde cabe desde silencios amenazantes hasta volutas de sol quejumbroso.

"Vortex" es otro disco para completar la saga de Toundra. Un disco repleto de zarpazos eléctricos, de desgarrones de guitarras que completan un panorama donde es fácil divertirse en un maremoto de paisajes por crear ("Roy Nearey").

Para terminar, "Cruce oeste", la mejor del disco, majestuosa manera de terminar este paseo por las alambradas sugerentes de la insurgencia post. Tenemos Toundra para rato, que no pare la historia de un combo de esos que merece seguir en lo más alto.



sábado, 20 de julio de 2019

JAMBINAI. "Onda" (2019)


Estos coreanos del sur, con este "Onda", su tercer disco, han fabricado su mejor trabajo hasta la fecha. Por su ferocidad, por su mixtura de estilos, por aunar la tradición de su país con un postrock que a veces divaga y otras nos cruje con su furia.

"Sawtooh" es la primera gema de este pedazo de trabajo. Una canción que poco a poca nos va undiendo más y más en un caos de brumas y aires brumosos, de guitarras que abruman e instrumentos coreanos para perforar montañas. "Square ware" podría ser la canción que podían meter en las emisoras para vender su producto, aunque dudo mucho que muchos acepten el caos como forma primordial de construir el arte.

Nos topamos con el noise de "Event horizon", donde parece que el espíritu de Swans nos rodea con sus salmos purificadores, con sus estridencias que nos dan de comer y padecer. Luego, "Sun, tears, red" consigue espantarnos con sus credenciales de furia y extrañeza.

Así son Jambinai. Una rara avis, una banda que consigue con su discurso espabilarnos el alma, seducirnos con su propuesta radical e innovadora, con la tradición y también el riesgo de saber que estamos ante algo realmente peligroso ("In the woods").

"Onda prelude" es el antecedente a "Onda", la mejor de todas, con su riesgo de bosques y voces que dan miedo, entelequia de cuerdas que fabrican sonidos apabulladores, magia y cenas de luces destructoras.

Jambinai, pura dinamita, subir el volumen, fabricar ondas artificiales de laceraciones, pulso indómito, pasión infinita. Puro disfrute.




martes, 16 de julio de 2019

MISHIMA. "Trucar a casa recollir les fotos pagar la multa" (2005)


Mishima siempre será uno de los grupos más emocionantes que tenemos por estos lares. La banda de Barcelona comenzó su carrera discográfica con "Lipstick traces" en el año, 2000, y este "Trucar a casa..." fue su tercer disco. Ya olvidaron el inglés de sus principios (salva la excepción de "Every second"), para hacer del catalán una lengua repleta de margaritas y nubarrones que sudan escozores de ojos.

Y es que no puedes más que rendirte cuando das al play y te posee "Un altre divendres", con su ternura que se va a romper, con su delicado movimiento de tierras internas que te dejan apaciguado y repleto de sueño. "Em dius adéu", es acústica hasta el dolor y "L'ombre feixuga", una de las mejores composiciones del grupo de David Carabén y sus colegas, te deja henchida el alma de gotas de rocío.

"L'estrany" parece sacada de un disco de Dominique A, y  "El moment que no surt mai a les cançons" te deja perdido en un túnel donde la noche amenaza a los días, a las caricias infundadas, al breve mosaico de la melancolía. Sigue "Miquel a l'accés 14" , una entrañable canción de pop que te sube el ánimo, que te enzarza en bonhomía para en "Una vida tranquila" sentir el frescor de un otoño de pianos clarividentes, de lujos de andar por casa.

Luego "El record que no has cridat" y "Sant pere" ponen el punto final a otro de esos trabajos que se pasan en un refilón de deseos, en un cantar las cuarenta a tus urgencias vitales por hallar en la música un medicamento ante tanto hastío y nubarrón.

Mishima, que grandes. Voy a ponerme deberes este verano, empaparme de su directo "Ara i aquí (en directe)". Ellos lo merecen.


domingo, 14 de julio de 2019

LUNGFISH. "Feral hymns" (2005)



Las canciones de Lungfish se reconocen con facilidad. Uno de los grupos más importante del sello Dischord (el hogar de Fugazi), construyó a base de la repetición, de ritmos lentos y con acordes que parecen bucle,  una maquinaria perfectamente engrasada para escuchar junto a bandas como Jaxbow o The Nation of Ulises. .

Oír "Time is weapon of time" es quedarte pasmado con su ejecución minimal, clones que se bifurcan en un entramado de gritos siempre sin demasiada garra para volatilizarnos. Punk destructurado, combativo y con las cosas claras, a Lungfish hay que apreciarles por su andamiaje regio, ("Wailing like dragons").

"You are the war" es otro cóctel de esos que te enfría la sesera, una ensalada de rabia envasada al vacío, confeti de luciérnagas oscuras, tensión siempre a punto de estallar pero siempre controlada. Daniel Higgs y sus chicos se lucen en el empeño de fortificarnos con su sonido lineal ("Way-out is the way out"), carantoñas de hierro y cadencias de un slowcore extremo, moribundo, desgraciado.

Reconozco que hay ocasiones que te crispan los nervios  (vamos ya por la canción 8, "Sing", y esto es todo igual), pero así son ellos. Envolventes en ácido corrosivo ("Interdimensional seams"), voraces con picadura mortal ("Sweet nucleus").

Lungfish ya no están con nosotros. Su despedida fue "A.C.R. 1999", otro como no, conjunto de canciones rotas y depresivas.


miércoles, 10 de julio de 2019

DRAHLA. "Useless coordinates" (2019)


¿Quién ha dicho que no hay vida después de Sonic Youth? Oyendo a este joven trio de Leeds, te das cuenta que aun te pueden cautivar con un ruido hábilmente estructurado, con composiciones que divagan y tienen fuerza, que son como un martillo percutor que te atrapa y te pide más ("Gilded cloud").

Poco más de media hora para un disco donde Luciel Brown, la cantante y guitarrista de la banda, lleva las riendas con su artrock incrustado en un noise avasallador, acompañado a veces por un saxo que se te mete en las neuronas por las rendijas de pensar, como en la brutal "Serinity".

Canciones que raspan, que cortan, que se valen de su poca duración para estallar como un volcán repleto de colores, de cienos, de disgresiones rítmicas ("Pyramid estate"), donde el saxo es pura anarquía en un crisol salvaje de viento asesino. El disco transpira ferocidad, arrogancia, frescura, y los guiños a la juventud sónica ("Stimilus for living") son como un dulce caramelo que te seduce y te araña.

La más no wave del lote, "React/Revolt" es pura adrenalina,con el saxo como protagonista en el comienzo de la canción más larga del cd, y donde al poco, la banda escupe su soflama de rock con aristas, diseñado en un laboratorio de ideas de altos voltaje, penicilina artística para el alma.

Otro de los puntos álgidos de "Useless coordinates" es "Serotonin level", otra inyección de espasmo y detonación, electricidad no controlada, pegada al límite del huracán. Sin duda va a ser uno de los lanzamientos del año, por su hondura, por lo que ofrece, por la fogata de ardor que prometen.

"Twelve divisions of the day" es arisca y amenazante, una voluta de trueno esparcida al azar por un campo de tensiones que crecen a cada instante, un boomerang que te perfora y te acribilla, con sus constantes paradas y sus envolventes gritos de ciega pulsión.

Y con pena porque se acabe tan pronto esta aventura sónica, se sacan de la manga algo parecido (solo parecido) a un hit, la vibrante y cautivadora "Unwound", un terremoto sedicioso, donde Luciel sururra y te colapsa, en medio de una eficaz instrumentación.

Drahla, de momento ya tengo mi disco del verano. Para ponerlo sin parar, para achicharrar el aparato reproductor, para podar calmas. Un torrente de energía de esas que son necesarias como el respirar.


lunes, 8 de julio de 2019

SIGUR ROS. "Kveikur" (2013)


Este disco supuso el abandono de la banda por parte de Kjartan Sveinsson, pasando de cuarteto a trio, y recuperando el pulso con la parte más eléctrica y post rock del pasado discográfico de una banda que siempre tuvo motivos para impresionarnos.

En la inicial "Brennisteinn", se ve que Jonsi y sus chicos seguian especialmente concienzados en su opera especial de dramatismo y sensibilidad. "Kveikur" es la parte ruda de su anterior "Valtari" (2012), y se nota en cada composición, la voluntad de la banda por armar sus canciones desde toboganes de densidad máxima ("Hrafntinna").

Cuando se ponen tiernos y evocadores, se arman de cuerdas para diseñar bosques de renos y nieves volanderas para hacernos soñar, como en la preciosa "Ísjaki". Delicadeza y hondura, fragor de niebla y porcelana para llevarte muy lejos. "Yfirbora" es una sinfonía de cuerdas que estrangulan el ruido, un bálsamo para bajar fiebres y estados carenciales de derrota.

Nadie como Sigur Ros para esculpir sobre el hielo canciones que parecen que jamás se pueden fundir. "Stormur" es post rock marca de la casa, con reflexiones instrumentales largas, identidad de una banda que ha sabido marcar el hit de crear su propio universo. Entre aullidos de música industrial, se sacan de la manga la que titula el cd, una burrada sónica, una sideral especulación repleta de cefiros de lamentos y ordalías sentimentales.

También se atreven, ya que se ponen, a tontear con el post punk en el imaginativa "Rafstraumur". Para terminar el reino de las nieves, "Var" clasicismo y tensión para un epílogo que como todo disco de Sigur Ros nos deja dulcemente fríos.


viernes, 5 de julio de 2019

JON SPENCER BLUES EXPLOSION. "Orange" (1994)


¿Quién me iba a decir a mi que cuando asistí al concierto de Jon Spencer  (ni dios aun le conocía por estos lares, en la sala Revolver, con apenas 30 personas, y entrada gratuita), se iba a convertir con el tiempo en el animal más salvaje del rock mugroso y polvoriento que ha dado la escena musical en estos últimos años.

Basta ponerte "Bellbottoms" y "Ditch" para que de cabeza caigas rendido en este su tercer disco, inflamados los pies, soltando amarras desde una colina vendedora de sudor y radiación anímica. Acompañado por Russell Simins y sobre todo Judah Bauer, la deconstrucción que Jon Spencer fabrica del rock es como para no perdérsela ("Dang").

Jon juega con el blues y el soul, se rompe para subir como un trueno por una escalera que te lleva a los albores donde nace lo primigenio del rock ("Very rare"). Y mientras tú, de tanto subir el volumen estás por comprarte otra cadena musical de tanto uso y abuso ("Sweat").

"Cowboy" bucea en los abanicos de la tradición más blusera, para en la que titula el cd subirnos la moral con borbotones de luces que luchan por amenazar la oscuridad perpetua. Todo un lujazo que me impide dormir la siesta en este viernes donde el calor aprieta, y la hora, las 4, te pide descanso y algo de sopor.

Pero me resisto. Hoy (¿será por el fin de semana que acecha?) tengo ganas de motines de rock, de depravación y musgo en la garganta ("Brenda"). Y cuando se pone chulo el colega, no le gana nadie. Que se despeje la pista, que salten los fusibles, que se entone gritos de lobo en celo, Jon saca su chillido y los colegas le acompañan en la fiesta. "Dissect" es la culminación de uno de sus mejores discos de su provechosa carrera. Aquí no hay freno, ni parada para descansar, aquí hay ritmo y depravación.

"Full grown" es otro rock de esos que te hace estremecer. Vacilón, impulsivo, repleto de aristas y feedback. Joder, como para sobar que estoy ahora. Un disco de esos sin discursión, un amasijo de entrañas y rock. Jon Spencer Blues Explosion. Mi máximo respeto.



miércoles, 3 de julio de 2019

NO AGE. "Snares like a haircut" (2018)



No Age no defraudan. Desde que sacaron "Nouns" (2008), no he parado de seguirlos, de hacerme con su discos rellenos de bendito ruido siempre con alacenas donde puedes encontrar colonias de shoegazing, noise rock en forma de hortensia y una pegada que siempre les acompañó.

Así que "Cruise control" es como volver de nuevo a girar en esa rueda donde todo se repite con frenesí y constancia, galimatías de fiebre y buenas melodías ("Stuck in the changer"),  torrentes de efectividad punk con parada y fonda en lo mejor de los 90 ("Drippy").

Hasta los experimentos que parecen gaseosos como la shoegazing "Send me", te provoca nada más que la escuchas una leve sonrisa de goce por saber que aún es posible comprar música a día de hoy que puede hacer excitar tus sentidos.

La que titula el cd es una instrumental y juguetona concatenación de minutos tecnológicos, para en "Tidal" volvernos a enfurecer con sus salpullidos de guitarras, con sus escupitajos de noise para no dejar a nadie indemne. Insolentes aparecen con "Soft collar frad" para en "Popper" sonar más setenteros que nunca.

Luego vuelve a resurgir el eco de Pavement ("Secret swamp"), las caricias ruidistas de "Third grade rave", para terminar en todo lo alto con el himno épico "Primitive plus". Otro disco pues más para la colección de postales desde el andamio donde se vislumbra el caos y la resurrección.