domingo, 31 de julio de 2022

PIANO MAGIC. "Part monster" (2007)

 


Adoro a Piano Magic. Y sobre todo cuánto más me gustan es cuando escucho este monumento de guitarras tristes y furiosas que es "Part monster". El noveno trabajo de la banda de Glen Johnson  no se anda por la rama desde que suena la inicial "The last enginer" con ese aire a The Sound que te engancha a las primeras de cambio. 

Grandes fueron Piano Magic, y en su largo recorrido tocaron muchos estilos, desde el goticismo, el dream pop, la electrónica más ensoñadora, el post punk, el ambient de voces que te quieren.... Pero es "Part monster" donde se llevan el premio, donde consiguen a mi gusto, la colección mas redonda de canciones de su carrera. Se te pone la piel de gallina cuando escuchas la calma triste de "England's always better...." , para a continuación, toparnos de bruce con la voz de Angèle David-Guillou con el dramatismo en medio de una sedición de guitarras. 

"Soldier song" es gótica por naturaleza y ""The king cannot be found" no se puede dudar de su hechizo que mira a The Cure para cautivarnos desde el minuto 1. El torrente lo encontramos a continuación, con "Great escapes" y esos desarrollos de electricidad que bailan mientras el tema se llena de misterio y exotismo. 

Y llega la calma y te duermes con "Cities & factories", para de seguido con "Halfway through" seducirnos con su delicadeza total. Y en el final, un himno, uno de sus hitos de su necesaria carrera (tengo la fortuna de tener todos sus trabajos, hasta los recopilatorios), "Saint preserve us", donde ya es imposible quedarte parado, el feedback aturde, el sonido de las guitarras abrasa, y Glen a lo suyo, cantando como un ruiseñor en paro. 

Grandes Piano Magic. Y grande este disco que colapsa corazones. No hay nada como perderse en sus laberintos para hallar goces ignotos. Y después volver como el que no quiere gran cosa a escuchar más discos de su discografía, "Artist rifles", "Disaffected", "Ovations"......


viernes, 29 de julio de 2022

ATIVIN. "Night mute" (2004)

 


Media hora les bastó a esta banda formada por dos miembros del grupo de slowcore Early Day Miners, Chris Caroters y Dan Burton, en ejecutar esta bello ejercicio de mathrock, donde las guitarras se encienden y se apagan, se vuelven de noche y se sienten estridentes. 

Hasta la calma que irradia la magnifica "Saigon sleeps", precedida por la furia de "Night terror", son la mecha de este cohete que aunque a fecha de hoy resulte algo manido, siempre reconforta un buen rato de música de esa que siempre juega al despiste. 

Sacaron cinco discos, y este "Night mute" fue su despedida y buen resumen de sus andanzas. "Concentrate" es rápida y demoledora y "Endsless" otro crujido que emociona, para en "Double back" rozar el slowcore pero siempre con intenciones de furia sin contener. 

El disco continua por los mismos derroteros, por agitados pantanos donde resuena la rubrica de una sombra electrificada ("The game"), o paseos por la reflexión que une la tensión con una extraña calma ("Drink this"). 

Cuando se muestran más ariscos como en "Blood", la cosa también funciona. Llegado ya el final, toca oír "Sleep well", sedación para el espíritu, órdago y buena despedida. Ativin, mathrock ortodoxo, un buen puñado de sonidos tirados al azar en medio de un extraño ruido. Para acabar, recordar que el disco se grabó en los estudio de Steve Albini. Y claro, eso ya sube nota




martes, 26 de julio de 2022

FONTAINES DC. "Skinty fia" (2022)

 


Lo de los irlandeses Fontaines DC es para enmarcar. Cada disco que han sacado han superado los expectativas ( y eso que vencer a ese impacto que fue "Dogrel" del año 2019 es todo un reto que estimula), y en este su tercer disco, con un comienzo tan brutal como "In ár gCroíthe go deo" la cosa tiene marchamo de grupazo para bastante tiempo. 

Han dejado el post punk de sus inicios y se han pasado a las canciones de pegada inmediata, de club de alterne de sueños, donde es fácil toparse con un ángel en forma de demonio, ("Big shot" es un incendio en tu corazón, un cañonazo certero), o "How cold love is", un himno de esos que parece nacer del britpop, pero que va más allá. 

El amor a su tierra Irlanda, rezuma por todos los costados de este disco que es como un avispero donde si metes la mano te condenas a esta hinchazón de emoción que es su escucha. Para enmarcar el vacile de "Jackie down the line" y esa melodía que se te clava al minuto de escucha. Chulería y un cambio de registro musical que han sabido llevar a su terreno. 

"Bloomsday" en honor al jefe de las letras irlandesas James Joyce, es una tristona y efectiva canción que te atrapa en su red de sinuosas guitarras que perfilan nubes que son las regadera donde los pastos de Irlanda asombran con su verdor tranquiliza penas. 

"Roman holiday" la podemos recopilar entre nuestras canciones del verano para llevarlas a nuestro asueto vacacional para ponerla sin miedo a calentarnos demasiado y "The couple across the way" con aires de canción tradicional irlandesa, para seguir pensando en verde. 

La que titula el disco es para romper la pista y la que la sigue "I love you" tiene un punto en la desolada guitarra que me recuerda a The Cure. Para el final, el bombazo con "Nabokov", la que suena a sus inicios, con esa distorsión al principio y toda una ejecución perfecta que en directo debe de sonar como una tormenta. 

"Skinty fia" de lo mejor de este año, un trabajo a recordar. Seguro que este grupo seguirá llenándonos de buenas noticias. A disfrutar pues toca. 


domingo, 24 de julio de 2022

COLA. "Deep in view" (2022)


 De las cenizas de Ought, con dos de sus miembros Tim Darcy y Ben Stidworthy, nace Cola, y la verdad es que el nacimiento de la banda con este trabajo no ha podido ser más productivo. Desde que empieza a sonar el disco con "Blank curtain" y "So excited", se les ve las buenas costuras que llevan dentro, con ese post punk repleto de melodías pegadizas, con esa cadencia que se acercan al kraut, pero siempre manteniendo ese espíritu de constante rebeldía. 

"Deep in view" esta repleto de guiños a The Fall, como ese estilete que se llama "Met resistance", seguido por "Degree" y ese urgencia punk en sus vocablos, con ese punto de guitarra que crujen en medio de una añoranza fértil de los 80. 

Para himno de verano es "Water table" y esa desmesura que puede con todo, esa sensación que aunque ya lo hallamos oído mil veces, esto engancha, como engancha la música con capacidad de sedición. "Gossamer" tira más de vacile para volver a resucitar al espíritu de Mark E. Smith con "Mint" y su radiante embrujo. 

"Fulton park" es la más fiera del lote, y acaban en plan tranqui con piano incluido con "Landers". Cola, apunta el nombre en la lista de los grupos a seguir. Aquí hay madera. 


jueves, 21 de julio de 2022

ARAB STRAP. "Philophobia" (1998)


 El segundo disco de los escoceses Arab Strap, desde que suena la inicial "Packs of three" es un viaje a un mundo de volutas lentas, de progresiones de cielos amenazantes sobre las sensaciones de levedad que desprenden esta banda liderada por Aidan Moffat y Malcolm Middleton. 

Letanías que se retuercen en un slowcore de íntimos recursos, ("Soaps"), donde Aidan canta como sobrevolando tragedias de esas que son reflejos de la intimidad que perfora los corazones con aspavientos de muérdago. 

Las canciones de Arab Strap siempre fueron reflejo de las obsesiones de sus dos generadores de historias. En este "Philophobia", el sonido lofi se acentúa ("Here we go"), concretándose en una redada de sombras que siempre acechan entre siseos ocultos. 

Hechizan con "New Birds" y sus parrafadas que parece que no tienen fin, poniendo los pilares de lo que más tarde será su obra cumbre, ese gran "The red thread" (2001). "One day, after school", es otro estilete repleto de veneno, como "Islands" y su coartada perfecta para que tengamos discos como este en la cabecera de nuestros malos sueños. 

"Piglet" es triste hasta en los silencios que crean entre los arrullos de la voz de Aidan y una leve cortina de lluvia cae siguiendo el brillo de la luna acicalada de los malos sueños. Así transcurre "Philiphobia", sin sobresaltos, caída libre sin red hacia un lugar donde la tensión se rebaja por la herrumbre de las altas temperaturas. 

Arab Strap, los lascivos conspiradores de las sombra, un buen puñado de canciones para no moverse demasiado. 


martes, 19 de julio de 2022

WEEN. "God Ween Satan: the oneness" (1990)


 Los conocí cuando me hice con este estrafalario disco que fue "Chocolate and cheese" (1994), y poco a poco me fui haciendo con su interesante discografía. La aventura de esta pareja de majaras formada por Aaron Freeman y Mickey Melchiondo comenzó con éste su disco más outsider, una especie de locura en espiral hermanada con los trabajos mas locos de Butthole Surfers. 

Los cachondos editaron en 2011 esta edición especial donde celebraban su 25 aniversario  de vida de una banda que tenía tan solo 11 años de existencia. La leche vamos; sus 29 canciones, todo un regalo, un apasionante viaje que parece que no tiene fin, eternizados sonidos donde cabe de todo. Desde el punk más dislocado de "You fucked up" y "Tick", pasando por elucubraciones malsanas como "Fat lenny", todo "God Ween Satan" es un paranoico viaje de esos que se disfrutan de inicio a fin. 

El humor, como en toda su obra está presente ya en este primer trabajo, y sus punzadas son aristas de guitarras que parecen locas ("Cold and weet"), trenzados que no superan los dos minutos ("Bumblebee" y su segunda parte "Bumblebee Pt 2" como ejemplos de su poderosa herrumbre). 

"God ween Satan" es uno de esos discos que si nos preguntan por lo mejor de los 90, tenemos que poner en solfa. Porque hay mucha miga por aquí. Canciones de pop juguetón de miniatura  "Don't laugh (i love you)" con demonios saboteando el tema, decadentes movimientos de casi jazz ("Never Squeal").

"Up on the hill" es para bailar sobre ascuas de sonidos negros, y es en barrabasadas de nueve minutos como "Nicole" puro Prince, donde el desquicie va en serio. "Common bitch" es una vomitona en medio de un griterío que aturde y "El Camino" uno de los clásicos eternos de la banda, nos da un respiro en medio de tanto bello caos. 

Luego nos aparecen macarras y malcarados en "Old queen cole", para desarmarnos con boutades del tipo de "Stacey". Un pasote desquiciante. Imposible no rendirse ante tal tamaño de creatividad sin fin. Y eso que era su primer trabajo. Todos los estilos posibles que te puedas imaginar los puedes hallar en esta caja de Pandora que resiste las telarañas del tiempo con su crudeza espasmódica, con su capacidad para tenerte en vilo durante toda la escucha. 

Y cuando llegamos a "L.m.l.y.p." que contiene trazas de un tema de Prince, ya estamos totalmente poseídos por el espíritu travieso de una banda que siempre transitó por los márgenes de los márgenes. "Hippy smell" casi parece una canción de autor y "Marble tulip juicy tree" contiene todas las bondades que llevamos escuchando desde el inicio. 

"God ween Satan: The Oneness" un disco para enmarcar, para llevar en el zurrón para los malos tiempos, emancipación sonora total, un campo de libertad musical que es pura adrenalina. 


domingo, 17 de julio de 2022

HORSEGIRL. "Versions of modern perfomance" (2022)

 


No me extraña que tanto Steve Shelley como Lee Ranaldo de Sonic Youth, hayan colaborado con esta banda tan joven que nos trae al presente esas distorsiones que tanto amábamos, esas guitarras que se mecían entre melodías violentas que nos hacía vibrar. 

Si tuviera 20 tacos en vez de 52 y me hubiera llegado a mis oídos ese petardazo que abre el disco llamado "Anti-glory", seguro que tenía ya banda a seguir por los siglos de los siglos. Así éramos. Nos dejamos ir por las impresiones que nos causaban tanto descubrimiento, tantos y tantos grupos que alumbraron nuestra juventud, que la tapizaron de ruido y mucha emoción. 

Hasta los Pavement se han tenido que quitar el sombrero con Horsegirl. La efectividad de la banda es brutal. Aquí no hay tema que baje del 8. "Beautiful song" es una mezcla entre Stereolab y Sonic Youth  y en "Live and ski" te dejas llevar desde el minuto 1 por su radiación sonora. 

Luego viene "Bog bog 1" una introducción para el himno que nos sobrecoge, "Dirtbag transformation (still dirty)", puro descoloque, pop con alambres o noise de arcilla. Llámalo como quieras, pero esto mola. 

"The fall of Horsegirl" es amenazante y brutal, sinuosa, serpentea el feedback mientras te agarra y no te suelta. No habían nacido en los 90, pero han pasado una feliz juventud oyendo lo que todos amamos. Así han salido ("Electrolocation 2"). 

Un vendaval "Option 8", urgente, rápida, indie rock con resquicios post punk, un bello galimatías. Como "World of pots and pans", otra serenata de electricidad que no te calma, que te hace feliz, sonriendo arpegios, alegrándote de que existan bandas como Horsegirl. 

El trio de Chicago juega en una liga mayor. Y los padrinos Sonic Youth, estoy seguro que han disfrutado con "Homage to birdnoculars" y "Billy". Vamos, que el cd de Horsegirl, va para disco del verano. A ver quien supera esto. 


viernes, 15 de julio de 2022

MADEE. "Songs from Cydonia" (2002)

 

Aquí empezó todo. Con este fenomenal trabajo, la andadura musical de Ramón Rodriguez y sus chicos,  donde desde el principio, con esas dos tonadas apabullantes llamadas "Hide" y "Impulsor", te ves sobrecogido por su emocore con hechuras, por sus melodías que garabatean siempre tensión directa a tu ternura. 

Todo "Songs from Cydonia" nos pone sobre la pista por donde iban a tirar en el futuro más inmediato este supergrupo. Como esos arreglos que suenan a The Cure en "The Greatest parties", o "Sparrow" y esa épica que repica suspiros y conmociona a la vez que abre las puertas a un futuro que fue suyo. 

Luego vendrán trabajos tan necesarios como "L'Antarctica" (2007) o más recientemente esa vuelta a la actualidad con "In the cold season" (2021). Pero es en este "Songs from Cydonia" donde está el germen de un sonido que vive de un dramatismo envolvente, que hace guiños por un lado a Sunny Day Real Estate y por otro a Echo and the Bunnymen ("The asteroid is falling"). 

"No remorse" es otro himno de esos que tiran de épica con arrojo y solvencia, melódico y bien estructurado, soberbio en los arranques, con empaque y pegada. Después de tantos años, sigue sonando fresco. "Ten times" es una jabalina de ternura que vete tu a saber donde va a clavar su pica mientras va sobrevolando nuestro mirar, y "Broken man" disfruta de las carantoñas otoñales que remueven los sustos de un sentir profundo. 

"Songs from cydonia", disfrute máximo, pura energía de esa que no sufre degaste por la acción del tiempo, una inyección de salmos para olvidarnos de todas las penas. 


 

jueves, 14 de julio de 2022

AMOR A TRAICIÓN. "Una canción de mala muerte" (1996)

 

Cuánto perdimos con la muerte del gran Rafael Berrio en marzo de 2020. Nuestro ángel oscuro, nuestro vate con versos siempre ácidos, donde el desencanto campaba a sus anchas por canciones que he oído mil veces, tonadas que sentí mías, porque sus historias son las reflexiones de los que hemos tenidos el corazón en cuarentena muchas veces. 

Muy grande Berrio, su carrera en solitario, que fue donde le conocí, y sus primeros pasos con su grupo Amor a traición y más tarde Deriva. "Una canción de mala muerte", viene después del disco homónimo que sacaron en 1994, eléctrico y vibrante tras las huellas del viejo y añonado Lou. En este segundo trabajo, producido por Diego Vasallo (que también hace su aparición en el disco), Berrio siempre con la pluma desgarrada, se inclina por un folk acariciador, por la canción de autor con las venas siempre ardiendo. 

"Ángel de los locos de amor" y "Son privilegios tuyos" son el primer fogonazo de un disco que requiere no perderse nada del fraseo de Berrio, de sus siempre sabias proclamas de decandencia y amores hartos y necesarios. Rubores de medios blues en "Algo que se lleva en la sangre", y sugestivas volutas canallas como la que titula el cd, puro enjambre de versos que te seducen desde la atalaya del sentir más profundo. 

"Quién lo impide" es la más agitada de todo este almanaque de esencias berriquianas, y "Corazón" es un pelotazo en toda regla hacia tus entrañas, un aullido de sensaciones cariñosas, de luces que nunca apagan. Es imposible cansarse de Berrio, es imposible no caer en la red que urde cuando canta y la veleta del sentimiento se mueve en todas las direcciones posibles, gallo de hierro resoplando entre los cielos profundas verdades necesarias. 

"Vals de la calma", pone el punto final a este puzzle donde las piezas son gajos de una fruta de pasión siempre conmovedora. Como añoramos a Rafael y su eterna mirada de mirlo extraviado. Aquí tenemos sus canciones .

Mi favorita, "Al viento", una secuencia atrevida de letras que se arrullan formando un geiser de suavidades para plantearte no moverte en todo el tiempo que dura este villancico de amor. Luego nos emborrachamos con toque casi de verbena "La canción del ahora sí, ahora no", para en la recta final toparnos con joyas del calibre de "Vals de la calma" y "Al viento". 

Todo un lujo volver a las obras de Berrio, a su delicadeza, a su verbo. Necesario artista que siempre recordamos, solemne y cautivador, una estrella caída que siempre alumbran nuestras oscuridades. 


 

lunes, 11 de julio de 2022

WEIRD NIGHTMARE. "Weird nightmare" (2022)

 

Vaya sorpresón que nos llevamos con la edición de este primer trabajo del cantante de Metz, Alex Edkins. Alejado del estruendo brutal de su banda Metz, este disco homónimo es una cartilla de aprendizaje de todos los modos posibles de indie rock para salvaguardar nuestra querencia por las guitarras que chillan ("Searching for you"). 

Este disco es para romper el verano, para ponerlo como un trueno mientras te las apañas en esas fiestas donde compartes descubrimientos con los colegas. Pones "Nibs" y ya solo faltan las cervezas y una danza frenética para que esto no pare. Esta bien la idea de Edkins de volcar su querencia por los sonidos de los 90 en esta media hora de ruido y melodía febril ("Lusitania"). 

 "Wrecked (feat Bully)"  con esos coros que te invitan a la insurección, indie rock con esdrújulos sones para alabar nuestras necesidad de guitarras que aullen, o como en "Sunday driver", llenarnos de ese dulzor amargo de las composiciones que festejan la alegría por los himnos que nos envalentonan desde la imprudencia de nuestro juventud vencida. 

Colosal "Darkroom", garaje punk, ansia para no detener jamás la ruleta de nuestra fortuna, por conocer bandas como esta, vitamina para carencias de ruido, pastillas para dejarte de tontunas tranquilas. Vamos ,todo un frenesí convulso. Como "Dream" y esa sacudida eléctrica que perfora los timpanos con una rabia siempre contenida. 

Llegando al final, la convulsa "Oh no" con Chad VamGaalen colaborando y la más atípica del disco, "Holding out", una lenta y sugestiva tonada para relajarnos de tanta agitación. Bravo pues por trabajos como este, necesarios y revulsivos. Todo un placer su escucha. 


 

viernes, 8 de julio de 2022

VAINICA DOBLE. "Grandes éxitos" (2007)

 


Gloria Van Aerseen y Carmen Santoja. Esos eran los nombres de estos dos querubines del pop más irreverente que se ha hecho jamás por aquí. Pioneras de tantas cosas en una época donde lo gris era el color que predominaba, con sus letras y su actitud, siempre fueron unas adelantadas, rara avis en un país que era para olvidar. 

Su primer trabajo data de 1971 ("Vainica Doble"). Había que tener bemoles, por decirlo finamente, para hace temas como el que aparece en este recopilatorio "Caramelo de limón", o "La cigarra y la hormiga", donde con sus letras tan surrealistas describían como nadie lo que estaba pasando es una España con un candado en el habla y en pensar.

Sirva este recopilatorio que sacaron en 2007 para traer a esa memoria que tiene que luchar contra el olvido para volver a canciones como "Dime, Félix" donde ya hablaban de algo así como protección animal (a su manera claro está). 

Para muchos siempre serán las artistas que compusieron ese himno para el programa de cocina que se llamó "Con las manos en la masa", pero Vainica Doble era y serán mucho más que eso. Se te eriza el respirar cuando escuchas "El Duende" o ese sonido que casi parece los Rolling en "¿Quién le pone el cascabel al gato?". 

"Mariluz" y esa forma tan particular de criticar a una sociedad donde la mujer era un objeto más en el decorado de la casa. O "La Ballena Azúl" donde una ballena es asesinada dejando un huérfano testigo de tan horrendo crimen. 

Que encantadora es "Roberto querido" y que triste "Fulgencio pimentel" donde habla de la penosa existencia del dueño de un colmado que asiste con desesperación a la ruina de su negocio. Todo un portento tanto en los arreglos como el cuidado de las letras. 

Valga pues este humilde artículo para traer a la actualidad un grupo que siempre estará presente en nuestros corazones cada vez más ajados por el avance del tiempo y sus consecuencias. Vainica Doble, como coser y cantar.....


miércoles, 6 de julio de 2022

ADRIAN BORLAND. "Beautiful ammunition" (1994)

 

"Beautiful Ammunition" fue el tercer disco en solitario del cantante de The Sound, cinco años antes de su suicidio. Un elenco de canciones de esas que bogan en suaves reflexiones, donde la voz de Borland se hace  guia de un viaje de interiores sonidos. 

Aunque la carrera sin The Sound, no supera ni se acerca a la importancia de para mi la mejor banda de los 80, el cancionero de Borland no hay que perdérselo. Sólo su voz afianza nuestra querencia en los recuerdos de aquella gloriosa época. 

"Re-United stares of love" es una joya de pop delicado,  y "Open door" es agitada pero siempre en la contención. Pop de dormitorio para escenas de calor interior ("Stranger in the soul"), el malogrado Borland, capturó en discos como este o "Brittle heaven" (1990) todas sus formas particulares de enhebrar sus pesares tan constantes ("Break my fall"). 

Aquí no hay lugar para los abruptos eléctricos que nos tenía acostumbrados con The Sound. Todo es fugaz y lento ("Station of the cross"), repleto de suspiros que amparan una forma de componer basada en la delicadeza extrema como esa joya titulada "Simple little love". 

Mi preferida, "White room" es una perfecta jugada cargada de huecos donde es fácil perderse en silencios que vuelven una y otra vez a llenar de latidos las caras que se esfuerzan por hallar un poso de tranquilidad cuando todo son aristas de dolor. "Loney late nighter" es nocturna y desgarradora, y en "Someone will love you today" se puede vislumbrar algo de esa paz necesaria que Borland no tuvo en vida.

Así transcurre "Beautiful ammunition", como una oda cansada, como un epitafio antes del fin, como un legado que se veía otear antes que ese maldito tren atropellará a una de las mentes más claras de los 80.

 



domingo, 3 de julio de 2022

BORIS. "W" (2022)

 


Tras su devastador "NO" (2021), este trio nipón tan aficionado al ruido extremo, nos ha regalado este "W", un disco que más parece un artefacto de shoegazing avasallador. Y es que el principio, con "I want to go...." no puede ser más retador. 

O ese siseo especial que se deshace mientras lo oyes que es "Icelina", casi como si Cocteau Twins hubieran decidido reencarnarse en ellos. Se te pone los pelos de punta cuando lo escuchas. Wata desgrana su voz como un ángel a punto de perder la compostura. 

En "Drowing by numbers" se acercan al drone con aires electrónicos para volver a sumergirnos con ellos en esas aguas claras donde los peces parecen nadar pasión ("Invitation"). Acostumbrados a la pelea del estruendo con ellos, ahora habitar los minutos sonoros de "W" es como un lavado de cara que les deja más interesantes aun. 

Y eso que las guitarras de "The Fallen" parecen cuchillos. "Beyond good and evil" es porcelana que se deshace mientras te empiezan a llorar los ojos como sauces en medio de un riada de cielo y "Old protector" navega en los mismos mares de imposible doma. Boris siempre como un verso más que libre, al albur de la divagación musical. 

Casi al final, los nueve minutos de especulación sonora de "You will know(ohayo version)", perfecto broche a esta sensacional obra que desde compone uno de sus mejores trabajos. Puro goce sensorial.