domingo, 15 de marzo de 2015

BEACH HOUSE. "Devotion" (2008)


Este segundo disco del dúo americano formado por Alex Scally y Victoria Legrand es el paradigma de la levedad. Mecerse con él es fácil desde que suenan los primeros acordes de "Wedding bell". Sururros, la vela y la mesa puesta, la tarta y olores musicales de otros tiempos.

Si "Teen Dream" (2010) y "Bloom" (2012) fueron geniales, la ostia, este "Devotion" tiene todas las garantías para que te puedas sumergir en un vaporoso viaje hacia cielos acordes con la paz que tanto necesitamos. Todo el disco es un remanso, es un fantasmal paseo de gracia y nubes claras. Parcos instrumentos, excelsas sensaciones. "You can to me" es una muestra de ello.

"Turtle island" es para estremecerte, para llorar cascadas de cataratas mientras te enroscas en ti mismo y en tus recuerdos más gratos, aquellos a los que el olvido aun no ha cercenado de tu psicología de amar. Los teclados suenan demoliendo silencio.

Y la no fiesta continua con "Holy dances", con la voz de Victoria regando cada surco del disco, panderetas de tréboles y folk de bosque en sabanas pensadas para guarecerte cuando la tormenta convierte a la intranquilidad en un arma de corrupción masiva. Levedad. Un rayo de luna para comer en penumbra, mientras bailas con un espectro escuchando "All the years".

Beach House. Bonito nombre para un grupo. "Some things last a long time" se despereza con mimo y luces que invitan a silencios programados, a paseos por una casa repleta de fotografías que algún día pusieron nombre a sensaciones ya olvidadas.

"Home again" pone el punto y final a un recorrido por los lugares más tranquilos del ánimo. Sueños y más sueños como espuma de despedida del mar que se posa en tus pies,  que se queda y se va.



2 comentarios:

Unknown dijo...

Un poco agónicos, ¿no? Bueno, es la sensación que me produce el Folk actual.

Carlos dijo...

Pues si, Alex, pero una agonía fructífera, triste, otoñal, bonita...