jueves, 26 de mayo de 2022

WHIRR. "Pipe dreams" (2012)

 


El primer disco de esta banda norteamericana, hará las delicias aquellos seguidores, que como el que escribe, cayó rendido cuando se encontró con My Bloody Valentine. Porque lo de Whirr es shoegazing militante en un mar de burbujas que producen inspiración. 

Lo dejan claro desde el inicio, cuando suena "Reverse" y sus cadencias de burbujas electrificadas. Y más aún cuando suben el volumen a sus cacharros de distorsión y te regalan ese pedazo de artefacto noventero que es "Junebouvier". 

El guitarrista fundador Nick Bassett (Deafheaven), dirige a sus chicos siguiendo los pasos de todo un movimiento musical que basaba su propuesta en un lirismo compuesto de secuencias de ruido y espacios dedicados a la ensoñación ("Bogus"). 

Así que esta media hora larga que dura "Pipe dreams" es un dulce entramado de semillas resistentes a la apatía, es un vuelta a ese pasado de bandas como Slowvide, Swirlies  y tantos otros magos de distorsiones cargadas de rosas que asfixiaban ("Flashback"). 

El aporte vocal de Alexandra Morte funciona a la perfección. Canta mientras el sonido es una espiral que provoca escalofríos ("Formulas and frequencies"), y cuando la escuchas en temas como "Home is where my head is", te dan ganas de desempolvar toda la discografía de Cocteau Twins. 

"Toss" es agitada y saltarina y te recuerda a Lush y "Wait" es otra gema en este collar repleto de esencias acariciadoras. Tras este disco sacaron dos lps prometedores y se disolvieron como vinieron en un vaho de éter. 


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