domingo, 7 de noviembre de 2021

PYRAMIDS. "Pyramids" (2008)

 


Un disco que cuenta con la colaboración de Jesu, el combo de Justin Broadick, es de esos que como minimo te llama la atención. Y si encima si das play para el inicio de la escucha  te encuentras con una brutalidad shoegazing del tipo de "Sleds", no tienes más que dejarte de llevar por este lava sonoro que fue el primer disco de Pyramids. 

Pero, no, Pyramids no son una banda de shoegazing. Lo suyo parte del black metal, pero lo hacen accesible, digerible, con sus ruidos imposibles ("Igloo"), con una corriente frenética de bestialidad que se hace amable porque tiene paradas en un mar de burbujas que te hacen volar en un mar etéreo de sueños imposibles ("The echo of something lovely"). 

Pero cuando se ponen iracundos no hay quien los pare. "End resolve" es puro noise galvanizado con esquejes de tecnología que da miedo y "Hellmonk", la más bizarra del disco, podía aparecer en alguna película de esas que nos tienen atados a la butaca con pavor. 

"This huse is like any other world" es hipnótica y bestial, como "Hillay", puro metal de ese que parece salir de una fundición de guitarras asesinas. En "Ghosts" continúan con el frenesí que no ceja para en "Monks" apabullarnos con el sonido de la batería que suena como si fuera a apagar el fuego del infierno. 

Un viaje difícil, un gran disco, que lo mismo se te atraganta, pero que hay que darle su tiempo. Suena a veneno y esa mezcla de estilos les hace que te atrapen sin pedir nada a cambio. La verdad es que pavor dan un rato. 


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