10 años llevaban los californianos sin contaminarnos con sus extrañezas, con sus maneras tan peculiares de descuartizar el rock mediante reconversión y las profecías sin cumplir. "Thin black duke" (homenaje al camaleón que tanto echamos de menos) es quizás el disco más accesible de su carrera, y para el servidor el mejor de todos ellos.
A la cabeza de la banda, Eugene S. Robinson con una supervoz de esas que deja huella, que acuchilla. Y si a esto acompañamos unas composiciones que por momentos nos trae a Buckley, ("Cold & well-lit place) y otras se esfuerza en un raro slowcore con cadencias imperturbable, ("Ecce hommo"), no queda duda que si, que estamos ante una gran banda.
Oxbow, amigos de correrías de Jesus Lizard y Swans, en "Thin black duke" han concentrado su veneno, lo ha condimentado con especias de rock atemporal y rutilante como ese estallido que es "A gentlemen's gentlemen", trayendo por la puerta de atrás a Faith no More, ("Letter of note" o "Host"), o confeccionando salmos a lo Nick Cave en "The upper".
Mi preferida, por su eficacia y rapidez para abordarte es "Other people" donde los vientos se dejan llevar ligeros por la senda de la especulación, donde hacen un himno del aire para gozar con esa manera tan particular que tiene Oxbow de picar en este o aquel género para retozar con gracia en un mar de alegría.
Para acabar "The finished line" otra oleada de sensaciones ardientes, un inicio arrolador y total, una voz que lo ocupa todo, que te lleva desde el desasosiego a prados donde pacer con tu musa preferida, a robar los tesoros perdidos de algún mar imaginado. Oxbow, una de esas apuestas que hacen que aun podamos ser optimista cuando hablamos de grupos que nos pueden emocionar.
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