Swan Lake fue un grupo canadiense formado por músicos de bandas importantes. Comandados por Dan Bejar de Destroyer, por aquí también hay gente de Wolf Parade, de The New Pornographers, o Frog Eyes. ¿Qué se puede esperar de tamaña conjunción? Pues un cuento de indie rock bien trenzado, donde predomina el pop difícil, la experimentación y los arreones siempre comedidos de electricidad.
Un disco largo que se disfruta a borbotones desde la inicial "Window's walk" o la extraña y estrafalaria "City calls". Aquí hay tiempo para todo, para retoques de psicodelia cantados al albur del canto mañanero del gallo ("A venue called Rubella", "All fires"), extravagancias casi de world music ("The partisan but he's got to know"), o reflexiones en voz baja donde Bejar parece más Destroyer que nunca ("The freedom").
La verdad es que "Beast moans" es un disco altamente disfrutable, un rubor que incita al silbido, a la expansión de los corazones con soflamas jamas incendiarias, sacudidas de latidos de pop que como en "The pollenated girls", esparcen cadencias de demolición rítmica, sonando a retazos rotos, tejido de color impulsivo.
"Blue bird" recuerda con bastante atino a Mercury Rev de primera época, para con "Pleasure vessels", seguir envolviendo las melodías con celofán, extrayendo el jugo del misterio en dosis siempre celebradas de cordura.
Para terminar, "Are you swimming in her pools?", delicada y subida de tono y "Shooting rockets", perfecto fin para un supergrupo que supo sacar de cada de uno de sus componentes la medida necesaria para confeccionar un extraño e interesante disco.
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