Revisión. Eso es lo que Migala se planteó en "Restos de un incendio", una vuelta a sus canciones dándolas otro toque, pintándolas la cara con rocío bravo, acicalando la propuesta para impregnar los temas de emoción, más emoción si cabe.
Y no podían empezar mejor que con "La canción de Gurb", donde casi parecen unos Mogwai desabridos, entumecidos por un rocío fatal. Abel Hernández y sus chicos creyeron en el 2002, que sus canciones más memorables necesitaban otra oportunidad, y los 10 temas que parieron en "Restos de un incendio" son una buena garantía para la recuperación.
Cuando suena "El pasado diciembre" parece que nos topamos con algún sosia de Stuart Staples, enjaulando dolor, rellenando crucigramas de olvidos. Hasta les queda chula la inclusión en "Noche desde un tren", de unos acordes de "Soy rebelde" de Jeanette.
Y la contundencia guitarrera aparece en colisiones como "El retraso", con sus arreones en medio de la niebla, comedidos en la tormenta, repicando rabia en medio de una gran oda a la melancolía. Lo fuerte del disco, como no, "Aquel incendio", con la voz de James Stewart, de la pelicula "El hombre que mato a Liberty Valance", haciendo de señuelo para que las guitarras y la tensión tomen de nuevo al asalto tu interés.
"El último devaneo" es pura catársis íntima y "Tiempos de desastre" (antes "Times of disaster") continua con el descaro de la tensión, embravecida por una ola de ternura, rabia entre flores y aperitivos de recuerdos. Para terminar, "Instrucciones para dar cuerda a un reloj", otro de los puntos fuertes de la discografía de Migala, otro salmo sanador, maravilla total.
No hay nada como atrapar del ayer discos como este de Migala. Una manera genial de recuperar a bandas con mucho que decir, que sentaron cátedra, a las que seguimos con pasión, y que forman ya parte de nuestro crecimiento musical.
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