martes, 4 de abril de 2017

JULIANNA BARWICK. "Will" (2016)


Si en los dos primeros trabajos de la compositora Julianna Barwick, "Nephente" y "The magic place", se dejaba llevar por las corrientes que fluctuan en la naturaleza, en este "Will", su ser etéreo, envolvente, descansa entre un maremagnum de sugerencias crecidas al albur de lo urbano.

Su voz, su principal recurso, eso sí, eso no ha cambiado. El disco se grabó en Lisboa, Carolina y New York, y todas las canciones tienen una pulsión propia, tierna, delicada, angelical. Las dos primeras, son como para que no decidas marcharte cuando has empezado a oírla ( "St. Apolonia" y "Nebula").

En la tercera, "Beached", con el piano como principal aliado en su combate de oscuridades nobles, seduce desde su inicio, por esa capacidad para elevarte, para llenar silencios con un murmullo infinito. Barwick en "Same" casi parece que podía aparecer en el siguiente film de Lynch, con su voz alertagada, con sus suspiros que no se acaban.

En "Will" hay tiempo para el neoclasicismo, ("Wist" o "Big hollow"), y para que las teclas te acaricien el alma con unas notas que huelen a devastación, a tormenta caída por antojo en la desgracia del que no sólo quiere sol. Simplemente maravillosa. Como "Someway" y ese festival de antorchas de voces que se pierden en un naufragio de levedad. Para terminar la electrónica entra a hurtadillas en "Will" con "See, know" y esa capacidad para crear un mapa sonoro de fragilidad y combate de hielo.

"Will" un disco para escuchar tranquilo, para moderarte con su propuesta, con su ilusión exploratoria, con su ráfaga de suspense. La noche, el día, los amaneceres que están por venir, el riesgo de la ilusión tardía. Un buen disco, minutos de esos que no se olvidan....

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