domingo, 22 de julio de 2018

MONO. "Under the pipal tree" (2001)


El primer disco de la banda nipona, es quizás el más contundente de su carrera. Aún no habían caído en la ensoñación de las cuerdas, en los mundos imaginados con esferas angélicas y guitarras de rocío. Aquí se les ve en pleno nacimiento, sacando enjundia de sus distorsiones, cavando huellas para que podamos seguirlos en su arritmética del dolor-amor.

Las guitarras toman posesión de los temas, como en los 12 minutos de "Karelia (Opus 2)", donde cuando parece que llegas al ocaso, resurgen como un trueno entre aluviones de feedback. "The kidnapper bell" es otra estremecedora colisión de aristas que sintonizan con efluvios de agua que contamina y quema y en "Jackie says", la  más bruta del disco, parecen una banda de post metal en un sanatorio de preguntas imposibles de responder.

En en canciones como la lírica "Op beach" donde se abren los caminos que poblarán sus posteriores trabajos. Los nipones se confiesan entre vaho y silencio, entre brumas que dan miedo y respuestas que no se quieren saber.

Luego, en "Error=9", nos hallamos otro pedazo de luz que amaga en ser tormenta, atmosférica, sideral, cuento de miedo o quizás un poema perdido en la mano de un niño. Simplemente espectacular.

Terminan este poderoso y primerizo lp, "L'america", donde se relajan hasta la extremaución, y sobre todo "Human highway", otro entretenimiento de nubes que se arremolinan con la dicha un túnel que da paso al vendaval de la paz interior.

Enorme primer disco de una banda que nunca defrauda. Luego vendrían joyas como "Gone" (2007) o "Hymn to the inmortal  wind" (2009). Pero este "Under the pipal tree" es una bella sacudida de melancolía, un hallazgo de esos que no se olvidan. Para ponerlo muy alto y dejarte llevar hasta donde las cumbres te dejen....



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