Posiblemente "A strangely isolated place", el segundo disco de esta banda germana sea su mejor trabajo, el más redondo, el más eficaz y duradero en la mente de los años por sus depuradas formas de crear un shoegazing de ensueño, acogedor, alabando olas de vibración interna mientras los mares indómitos se rinden entre vahos y confort.
"Gone forever", la primera, es el señuelo, la ocasión perfecta para nadar entre éter. Luego vienen salpullidos danzarines como "On my own" y mapas celestes donde plantar tus suspiros mientras piensas en toda la exquisita obra de My Bloody Valentine o Cocteau Twins, "A letter from home".
Ulrich Schnauss siempre supieron crear ambientes para dar rienda suelta a su inspiración, para helar la música elecrónica, ("Clear day") o para instrumentalizar mediante climas sonoros tranquilos una idea sobre como pervivir en el shoegazing a pesar del avatar de los tiempos y de la infinitud de bandas que se agarraron al estilo ("Blumenthal").
"A strangely isolated place" tiene de todo para el goce, para la reflexión perfecta, para alucinar con sus formas de calma y lirismo. Me alucina "In all the wrong places" y la que titula el álbum es como un caramelo de esos que por mucho que este en la boca no se va el sabor. Queda la esencia, el vapor, la electricidad contenida, las cadencias que vienen y van, la música perfecta para soñar.
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